Empezar una dieta para perder peso en los meses previos al verano es algo muy común, pero muchas veces ese empeño se convierte en una frustración porque solo un escaso porcentaje de las personas que se proponen adelgazar consiguen su objetivo, según los datos de la clínica de adelgazamiento LEV-Your Nutrition Expert (LEV).
La constancia es clave cuando se sigue un plan de alimentación para perder peso, ya que se traduce en resultados más duraderos, una mejor salud y una relación más satisfactoria con la comida, sin olvidar que “al comer hay que disfrutar”, según explican.
Desaciertos
A continuación, comparten algunos de los errores más frecuentes que se cometen al seguir una dieta previa al verano y que conviene conocer para poder evitarlos:
1. Saltarse comida – El hambre es una sensación con un fuerte componente de regulación hormonal y oscila a lo largo del día, según LEV.
Explican que “para mantener en equilibro la leptina (hormona de inhibición de apetito) y la grelina (hormona de activación del apetito)” es importante que cada comida incluya un buen aporte de proteínas, grasas saludables y fibra, en unas cantidades que no deben ser excesivamente grandes y que deben estar bien repartidas a lo largo del día.
2. Pensar únicamente en hacer dieta – Es preferible enfocarse en aprender a alimentarse correctamente adquiriendo unos hábitos saludables, que en el concepto de dieta, una palabra que se asocia con un alcance temporal limitado, según esta clínica.
“Si nos planteamos desde el inicio que vamos a ‘hacer dieta’, inconscientemente estaremos poniéndole una fecha de finalización, dejando de lado unos buenos hábitos que perduren en el tiempo”, apuntan.
3. Preocupados solo por la comida – La pérdida de peso no solo se sustenta en lo que comemos y cuándo, sino además en cuántas calorías gastamos en nuestras actividades diarias además de con el ejercicio físico pautado y en una buena gestión de nuestra tensión psicológica y emociones, que mantenga a raya el cortisol (hormona del estrés’), según LEV.
El cuarto pilar para conseguir nuestros objetivos es mantener un adecuado nivel de hidratación, bebiendo agua en cantidades suficientes, repartidas a lo largo del día, en lugar de incurrir en excesos, ya sea por sobrehidratación o deshidratación, advierten.
4. Dejar de lado la planificación – “Estipular un menú, incluyendo los tentempiés para comer entre horas, y preparar en los ratos libres nuestro ‘batch-cooking’ (dedicar varias horas de un mismo día a cocinar todos los platos de la semana) son dos claves para conseguir llevar una alimentación ordenada y equilibrada”, según los expertos de LEV.
5. No tomar en cuenta la vida social – La actividad social puede ser una barrera, impulsándonos a dejar un día la dieta de lado porque “tengo una cita o una salida”, o a quedarnos en casa sin salir “porque estoy a dieta”, según la clínica LEV.
Destacan que “es vital que nuestro plan de alimentación pueda acompañarnos en nuestros viajes, cenas, fiestas, escapadas a la playa, turismo de ciudad, de montaña, o a cualquier destino o con cualquier plan, ya que en lo que respecta a la dieta la restricción es sinónimo de frustración y de abandono de los cuidados”.
Es conveniente…
Por su parte, desde la aseguradora médica Cigna insisten en la importancia de “llevar una dieta equilibrada todo el año y no solo en momentos o etapas puntuales”.
Para ello, “es conveniente seguir una serie de pautas que nos ayuden a mantener nuestro bienestar, aprendiendo a elegir y planificar comidas de manera saludable y durante todo el año”, señala la doctora María Sánchez.
La doctora Sánchez ofrece las siguientes recomendaciones para cuidar la salud mediante la alimentación teniendo en cuenta todos los ámbitos de nuestro día a día, los 365 días del año:
6. Diseñar el menú antes de la compra – Sánchez recomienda “establecer una planificación semanal con el menú diario y su lista de la compra correspondientes, yendo al supermercado sin hambre, incluyendo en la lista únicamente lo que se necesite comprar y delimitando un presupuesto de gasto”.
7. Llevar la comida desde casa – Siempre que se pueda, es preferible (y más saludable) llevar al trabajo nuestro propio almuerzo hecho en casa, lo cual evita que compremos algo en el momento, seguramente más calórico, y facilita el recuento de las calorías que ingerimos, según esta doctora.
8. Buscar opciones saludables – ”Si se necesita ingerir algún alimento como tentempié, hay alternativas saludables y deliciosas, como fruta fresca, frutos secos crudos o tostados sin sal, yogur natural, pepinillos y encurtidos, queso fresco, palitos de verduras (zanahorias, calabacines, tomates ‘cherry’)”, señala.
Ante un impulso de comer entre horas, también se puede optar por alimentos que nos sacien, impidiendo que comamos más de la cuenta, como las manzanas, los plátanos, los lácteos sin azúcar o los alimentos ricos en fibra, puntualiza.
9. Cambiar de actividad si el hambre acecha – Los pequeños gestos como levantarse de la silla y moverse, realizar estiramientos o practicar algunos ejercicios de relajación suelen ser suficientes para distraer la mente y ocupar el tiempo con otras actividades, en lugar de comer, según Sánchez.
10. Hacer ejercicios también ayuda – “Salir a correr, dar largos paseos, jugar al fútbol con los amigos, hacer yoga o practicar un deporte son actividades que no solo nos ayudan a estar más saludables y con un buen ánimo, sino que además contribuyen a que sigamos un orden en los horarios y en las comidas”, según Sánchez.