
El de la abuela y el campesino. El italiano, gallego, de masa madre o el tradicional de jamón. De los panes que son una constante en la mesa del venezolano debe hablarse siempre, afirma Yelitza Linares, copropietaria del Instituto Europeo del Pan (IEPAN).
El olor a pan recién horneado en Caracas tiene gentilicio.
Y fue una de las razones que hizo cobrar vida al libro Panaderías caraqueñas, la rica herencia de los inmigrantes. Linares, también coordinadora editorial, insiste en la importancia del registro.
Las panaderías han visto crecer, cambiar y sobrevivir a una ciudad. La tradición nació hace décadas con aquellos franceses, alemanes, italianos y portugueses que encontraron en el oficio un camino para continuar. Un hogar.
Muchas de ellas siguen abiertas, levando y horneando, regalando sus panes –en algunos casos– y alimentando a sus fieles comensales. Todas comprometidas con seguir trabajando por un legado propio, pero también por Venezuela.

Portada del libro Libro Panaderías caraqueñas, la rica herencia de los inmigrantes
La herencia de los inmigrantes
El proceso inició hace dos años. El panadero y también copropietario de IEPAN, Juan Carlos Bruzual, salía a patear las calles de la capital buscando el mejor pan. “Nosotros en la escuela hacemos buenos, pero no somos los únicos”, decía.
En Caracas coexiste una buena cantidad de panaderos que hacen un gran trabajo, apunta Linares. Y había que registrarlo.
Se encontraba en la panadería Ángela, un legado, preguntando sobre la calidad de los panes, elaboración y tipos. Comiéndose un pan de chorizo, celebraba que IEPAN cumplía 20 años y buscaba celebrar el pan desde su llegada al país.
Tanto Linares como su socio hablaban con la hija del dueño de la panadería y, de inmediato, entendiendo que las nuevas generaciones tendrían que responsabilizarse y preservar la historia de aquellos espacios, decidieron darle forma a aquellas anécdotas, aportes, memorias y recetas.
Fue un esfuerzo complejo. Supuso una ardua investigación de las tradiciones panaderas de Caracas y cómo éstas, pasando a hijos, sobrinos y/o nietos, todavía logran mantenerse.
“El libro surgió entonces entre estos recorridos de IEPAN, y el foco, siendo 100% transparentes, fue hacer periodismo de memoria a través de crónicas. El género nunca estuvo en duda, porque conecta”, cuenta Linares.
Dos editoras, diez periodistas, un maestro panadero, un historiador, un curador fotográfico y una diseñadora amasaron en conjunto para contar esta hazaña del intercambio cultural alrededor del pan.
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El año electoral y una distracción
Estuvieron seis meses aprendiendo y mirando. Reuniéndose y convenciendo gente. Diez, entre cientos de panaderías, condensaron la herencia y experiencia del libro.
¿Cómo llegaron a ese número? Basándose en varios criterios: haber sido fundadas por inmigrantes, que hicieran los panes de su comunidad, elaboraran un producto de calidad, fueran apreciados por sus clientes y, finalmente, tuvieran arraigo e historia. De allí, según Yelitza Linares, partió el ejercicio colectivo del periodismo de memoria.
“Nos propusimos contar cómo ese conocimiento en la elaboración del pan, que venía desde Europa y Medio Oriente, se transfirió a Venezuela. Indagar cómo es eso que podemos comer focaccia, panes portugueses o el pan de la abuela, así como comemos canillas”. Subraya que, precisamente eso, diferencia a Caracas de otras ciudades de América Latina.

Panadería El Guanábano, ahora Chocolate Deli, con 130 años de resistencia en una esquina de La Pastora | Fotos Efrén Hernández Arias
Linares tocó las puertas de la Biblioteca Digital Banesco, a través del Fondo Editorial, y el banco se convirtió en patrocinante de la publicación. Era octubre de 2023 y la aprobación llegó en febrero de 2024.
“La elaboración, fotografías y edición duró menos de un año, porque el material salió de la imprenta la primera semana de diciembre del año pasado”, rememoró Linares. Un año muy complicado.
Había demasiadas tensiones en Venezuela, cuenta. Y debían tomar en cuenta que algunos de los periodistas que escribirían en el libro estaban también cubriendo las elecciones presidenciales y, posteriormente, el proceso poselectoral.
Fue muy difícil coordinar incluso la entrega de fotos. No obstante, recalca, le pareció interesante vivir ese proceso pues a todos los involucrados les sirvió de refugio. Les permitió, dice, concentrarse en otra cosa.

Imagen tomada del libro Pioneros del primer siglo 1864-1929: la industria de alimentos en Venezuela | Fundación Polar, 2005
Panaderías caraqueñas, más que un libro
El libro Panaderías caraqueñas, la rica herencia de los inmigrantes se realizó bajo la coordinación editorial de Linares y la asesoría gastronómica del director de IEPAN, Bruzual, y su equipo.
A su vez, contó con la edición de María Gabriela Méndez, la documentación y asistencia editorial de Larissa Hernández y la participación de 10 cronistas: Laura Helena Castillo, Giuliana Chiappe, Jacqueline Goldberg, Nahir Márquez, Ileana Matos, Magaly Rodríguez, Gabriela Rojas, Naky Soto, Ligia Velásquez y Adriana Villanueva.
El fotógrafo Efrén Hernández fue el responsable de registrar en imágenes las dinámicas y los individuos detrás de las panaderías. Por su parte, la diseñadora Waleska Belisario dio orden y estética al contenido.
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“Además, cuenta con una extraordinaria introducción del historiador de la alimentación e investigador gastronómico, Rafael Cartay, quien da contexto a los escritos al exponer cómo la panadería, que nació en Egipto, se transformó y llegó a Cubagua, el primer lugar en Venezuela donde se hizo pan, y cómo a posteriori llegó a Caracas”, describe la editora.
Incluye un recetario escrito por el equipo de IEPAN con 10 recetas de panes hechas por los inmigrantes. También algunos muy personales de Juan Carlos Bruzual, donde no solo habla del valor que tiene cada pan, sino de la experiencia que tuvo en cada una de las visitas y una infografía con la ubicación de las panaderías.
Las 10 panaderías

Panadería Chocolate Deli, antigua El Guanábano | Foto Efrén Hernández Arias para el libro Panaderías caraqueñas
El Guanábano
Su nombre cambió hace tres años a Chocolat Deli, y su historia se remonta al siglo 19.
Tiene 130 años en la misma esquina de La Pastora con avenida Baralt y fueron pioneros del extinto ‘pan de piquito’, según el periodista Oscar Yanes. Perteneció a la familia Ramella, quienes pasaron a la historia de la panadería venezolana por ser los creadores del pan de jamón.
De hecho, los últimos dos años se ganaron el premio al Mejor cachito de Caracas.
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Ángela
Según Yelitza Linares, es una de las tres mejores panaderías de Caracas. Está ubicada en La Candelaria y fue fundada por italianos, aunque luego fue tomada por portugueses.
En esa esquina de la ciudad, afirma, vive solo de hacer y vender pan. Y a diferencia de muchas panaderías regentadas por inmigrantes portugueses, es una de las pocas que sí vende panes típicos de aquellas tierras.
Entre ellos, destacan el popular de la abuela, el de maíz, el pan de Ló y el bolo rei o roca de reyes. Además, son reconocidos por sus panes gallegos.

Kasher del Este
La Kasher del Este
Símbolo de la tradición judía panadera en Caracas. Nació en San Bernardino, donde se concentraba la comunidad, y su especialidad era – y sigue siendo- la jalá, palabra del hebreo que significa pan.
Con el pasar de los años, y en plena pandemia, se mudaron Sebucán. “Para nosotros fue como contar la historia de los judíos errantes que atestigua un migrar, exiliarse y renacer”, destaca Linares.
Sus productos, bajo la orientación religiosa de la Asociación Israelita de Venezuela, cumplen todas las normas kasher. La receta de este pan propio del Sabbat, dicen, debió viajar en los baúles memoriosos de los primeros judíos que arribaron a Venezuela en el siglo XVI, todos sefardíes.

Fachada actual de la panadería
Nobile
Fue fundada por el italiano Giovanni Nobile, quien percibió en el pan algo más que el aroma del horneado: una oportunidad. Actualmente su dueño es un portugués, Francisco Tavares, quien reparte entre 100 y 150 panes cada mañana a quienes los necesitan pero no pueden pagarlo.
No solo gente en situación de calle se beneficia, sino profesores, constructores y profesionales que salen muy temprano de sus casas a cumplir con su rutina.
Es otra de las panaderías tradicionales del centro de Caracas, ocupando la misma esquina desde mediados del siglo pasado.
En la casa número 4 de la avenida 1 de Las Flores, en Puente Hierro, no ha dejado de oler a pan desde hace más de 60 años.

El próspero negocio del portugués Cristiano Dos Santos Neto evolucionó con el objetivo de seguir creciendo, ahora con Roberto, el hijo, a cargo | Foto Karem González
Rosita
La emblemática. “La más famosa”. Rosita es conocidísima porque sus panes, desde Sabana Grande, llegan a varios puntos de la ciudad, a través de supermercados o con el delivery en su carrito temático, tan popular como ella.
“Juan Carlos dice que es la mejor panadería de Caracas y de Venezuela, no solo por la distribución de sus panes, sino porque tienen un mercadeo increíble. Remodelaron sus espacios y lograron, atrayendo a nuevas generaciones, que fuese un lugar de encuentro”, dice Linares.
Sigue en manos de la familia fundadora, los Dos Santos.
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Flor de Macaracuay
Es otro rincón caraqueño donde también se disfruta de panes lusos típicos. Yelitza Linares la bautizó como “la embajada de los panes portugueses en el Este”.
Es también un lugar de reunión de la comunidad debido a su cercanía con el Centro Portugués de Caracas.
Se caracterizan por la broa, que es un pan típico de Portugal.
Esta panadería ofrece panes típicos de Portugal, más bien dulzones: el bolo rei, el pao de Ló, el roscón, entre otros.
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Arabito
Nació en Catia. Es la marca de panadería (y comida) árabe más reconocida de la ciudad. Alegan que “enseñaron a comer pan pita a los caraqueños”.
Tiene presencia en toda Caracas gracias a sus cinco sedes y a que sus panes (y productos como salsas y café) se pueden conseguir también en las cadenas de supermercados.
Su fundador es Bakhos Bechara Antoun.
Inversiones Soleado
Se ubica en la Alta Florida. Quienes no son de la zona la conocen como ‘la panadería al lado de la cauchera’, y los residentes se refieren a ella como la ‘antigua panadería Los Claveles’. Sin embargo, hace décadas no tiene en su fachada un anuncio que la identifique.
«Tiene uno de los mejores panes gallegos de la ciudad. Y es que no tienen una sede extraordinaria, pero hacen un pan maravilloso”, señala Linares. Su pan de chorizo, asegura, es espectacular.
Antonio, su fundador, nació en Aveiro, en la costa de Portugal, en 1950. Emigró a Venezuela en 1977. Hoy, siguen haciéndose panes que con el mejor horneado pues “se tratan con amor, como si fuera una persona”.

Pan Alemán
Pan Alemán
Ubicada en Los Palos Grandes. No es la primera panadería alemana en Caracas, pero sí la más conocida.
Su fundador, nacido en Caracas e hijo de alemanes, es Tomas Bacher, ingeniero mecánico y panadero.
Pan Alemán también produce, maquila y distribuye a gran escala. Ha sido capaz de mantenerse por casi dos décadas ofreciendo panes germánicos clásicos.
Son de los pocos en el mercado que hacen panes con espelta y el multicereal, que armoniza el centeno, el trigo, el maíz, la linaza, el ajonjolí, la avena y las semillas de girasol.
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La Dolce Capricci
Es la única panadería italiana de la lista y, paradójicamente, es de las pocas que continúa en manos de italianos en Caracas.
Ubicada en Los Chaguaramos, son famosos porque algunos productos emblemáticos son aún elaborados por la nonna de 80 años, Grazia. Elaboran una focaccia de Bari muy peculiar con papa, tomates y aceitunas.
Es la segunda panadería de Grazia Rosa Gentile Crudele, nacida en Bari, que llegó a Venezuela a los 14 años, en 1956.

Foto Biblioteca Digital Banesco
El de las panaderías es el tercer libro que hace IEPAN. Los dos primeros editados con Libros El Nacional, éste salió con el apoyo de Banesco.
“Siempre hemos querido hacer libros porque somos una escuela. Es una manera, desde IEPAN, de preservar la memoria. Queremos queden registros en en las bibliotecas y hogares de Venezuela”.
El libro fue bautizado el 27 de febrero de 2025 en el auditorio Fernando Crespo Suñer de Ciudad Banesco y el respaldo del banco, asegura, fue crucial para su realización. Asumieron gran parte de la inversión en diseño, textos, fotografía e impresión.
“Si bien nuestra participación inicial se centró en la edición digital y la entrega de 50 libros impresos, la aparición de costos adicionales significativos —como la gestión a través del IEPAN, los traslados y la ampliación a 184 páginas de las 160 presupuestadas— implicó una inversión extra por nuestra parte, incluyendo impuestos, promoción en redes y asesoramiento para la venta”, explica.
El futuro de Panaderías caraqueñas…
Abril y mayo vienen cargados de actividades para celebrar el libro que fusiona periodismo de memoria y gastronomía, explorando la invaluable herencia panadera de los inmigrantes en Caracas:
- 30 de abril, El Buscón: presentación especial enfocada en la conexión entre el periodismo de memoria, el periodismo gastronómico y cómo el libro rescata la influencia inmigrante en la calidad del pan que se disfruta hoy. Las cronistas compartirán el proceso de investigación y la pasión detrás de la publicación.
- Mayo, Biblioteca Armando Scannone (Unimet): se preparará un conversatorio enriquecedor (fecha aún por confirmar).
- Desde el 26 de abril: visitas guiadas por las panaderías emblemáticas del libro. La primera ruta llevará a los interesados hasta a Chocolat Deli (El Guanábano), Ángela y Dolce Capricci. La experiencia incluirá traslado desde IEPAN, tertulias inmersivas en cada panadería y deliciosas degustaciones.
- Feria del Libro de Cerro Verde: estarán presentes con una charla y continuarán con la promoción del libro.
- IEPAN impulsa la calidad panadera: habrá segunda edición del curso de panadería industrial, realizado el año pasado en colaboración con la marca El Cisne. «Buscamos impactar positivamente en la calidad del pan a gran escala, desde las panaderías artesanales hasta la producción industrial que llega a los supermercados», señala Linares. Este curso se llevará a cabo en las instalaciones de El Cisne, empresa líder en panadería industrial que ya trabaja con masa madre. Su jefe de producción es profesor en IEPAN.

Yelitza Linares señala que quienes compren el libro podrán reconectar con el país
En una palabra, Yelitza Linares definiría el libro como nostálgico.
“Lo hicimos para promover la esperanza. Ese es el país que construye. El que se levanta todos los días en la mañana a hacer pan para alimentar a una ciudad. La gran Ivanova Decan hizo una publicación a través de las redes sociales de la Academia de Gastronomía en donde describía lo que está pasando en el país como una ‘esperanza activa’, y eso define el libro”.
“En Panaderías caraqueñas no solo conjugan las historias de sus dueños, sino las de las periodistas que siguen haciendo su labor; las del fotógrafo y las de nosotros que somos IEPAN y que seguimos promoviendo la educación y la calidad de la panadería en Venezuela. Todos estamos construyendo y haciendo una mejor Venezuela”, concluyó.
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Cómo y dónde leer Panaderías caraqueñas, la rica herencia de los inmigrantes
- Se puede comprar en físico en la sede del Iepan en Chacao, en diversas librerías (ver publicación de arriba) o por Amazon. El valor es de 40 dólares.
- Se puede descargar gratis a través de la Biblioteca Digital Banesco, en la sección Biblioteca de www.banesco.com
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