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«Reinvenciones de la naturaleza»

La exposición curada por Benko, en la sala William Werner, Centro de Artes Integradas de la Unimet, reúne a Zeinab Rebeca Bulhossen, Rubén Falcón, José Antonio Fernández, Ricardo Gómez Pérez, María Teresa González, Isbecia Llavaneras, Ángel Marcano, Consuelo Méndez, Francisco Pereira, Pedro Tineo y Carlos Zerpa 

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La relación arte / naturaleza ha tenido encuentros y desencuentros a lo largo de la historia. Sin embargo, la alusión a la naturaleza se mantiene como tema en el arte, pues, al fin y al cabo, es el escenario que nos rodea, así como ella, en sí misma, es siempre motivo de contemplación y goce estético.

De una forma u otra, la naturaleza está presente en la obra actual de muchos artistas. Ha sido y sigue siendo referencia constante: para develar la riqueza de su belleza natural; como alerta cuando es agredida por algún impacto ambiental o, a la inversa, cuando pone el acento en destrozos existentes en el ámbito urbano. También se la ha fabulado para activar en nosotros la fantasía y la asimilación de lo imposible. En todas estas variaciones, las obras de arte tienen la potestad de activar nuestra capacidad de reconocimiento o deleite hacia lo natural.

Bajo esta premisa se ha organizado la presente exposición que hemos titulado Reinvenciones de la naturaleza. Con esta frase referimos tanto al poder imaginante que la naturaleza desencadena, como al que los artistas poseen al representarla. Tan fuerte es este poder que esta constante reinvención se ha mantenido a lo largo del tiempo. De este modo, hemos reunido para esta ocasión obras de Zeinab Rebecca Bulhossen, Rubén Falcón, José Antonio Fernández, Ricardo Gómez Pérez, María Teresa González, Isbecia Llavaneras, Ángel Marcano, Consuelo Méndez, Francisco Pereira, Pedro Tineo y Carlos Zerpa. Todos ellos, con su línea de pensamiento personal y medios expresivos utilizados, reinventan la naturaleza de diversas maneras.

Para concretar un tema tan amplio, hemos circunscrito la exposición a la representación del mundo vegetal y del mundo animal. El resultado ha sido revelador no solo para la contemplación y deleite de las obras, sino para comprender conceptos subyacentes en cada una de ellas. Los enfoques y problemas plásticos planteados varían considerablemente entre estos artistas, heterogeneidad que es distintiva en esta muestra colectiva. La naturaleza, vista de este modo, sigue siendo una y a la vez infinita. Puede evocar situaciones sublimes o apagarse en la muerte. Todo ello forma parte del ciclo vital de la que todos los seres humanos formamos parte.

Así, la naturaleza es presentada, por ejemplo, en un contexto urbano, en las fotografías-performances de Zeinab Rebeca Bulhossen. La artista recogió las flores caídas de los árboles y las dispuso alrededor de los huecos de la calle. Estas “Flores sobre el asfalto”, título de la serie, fungen como llamados de alerta acerca de la falta de mantenimiento de los espacios urbanos. Si bien podemos inferir que en este gesto hay un cuestionamiento político de trasfondo, estas imágenes enaltecen, a la vez, la belleza floral que distingue a la naturaleza caraqueña. Su lectura secuencial y lineal en la sala expositiva enfatiza el contenido crítico de esta propuesta. Ricardo Gómez Pérez, por otra parte, presenta un políptico conformado por nueves fotografías pertenecientes a su serie “Botánica”. Pese al tema tratado, son imágenes urbanas pues son fotografías tomadas con su teléfono celular caminando por las calles. De allí que “Botánica” forme parte de sus Iphoneografías. Ricardo registra su encuentro fortuito con flores secas, trozos de bulbos, espigas rotas, etc., imágenes que luego edita a través de Instagram dándoles el aura que distingue a su fotografía: formato cuadrado e imágenes enmarcadas con reminiscencias de tiempo pasado. Pedro Tineo, por otra parte, crea mundos de vegetación apelando a su práctica artística como recolector y ensamblador de objetos, bolsas plásticas e insumos diversos provenientes de la industrialización. De este modo, arma sus “Jardines suspendidos”, de cuyo ‘matorral’ aparecen reminiscencias de objetos (muñecos, aves) y ‘raíces’ de distintos colores y variedades que, sin embargo, no se sustraen de su connotación urbana. Como pintor, el motivo alude por color y sugerencias de formas al mundo vegetal.

En otro orden de ideas, la naturaleza sigue siendo motivo de contemplación. Consuelo Méndez expone aquí sus “Paisajes de agua”, una de sus recientes series fotográficas. Las plantas forman parte de su cotidianidad. La artista observa asiduamente las hojas y las flores, fotografía detalles y transformaciones, imágenes que luego difunde por sus redes sociales. Fue a raíz de una de estas publicaciones que la animé a participar. En estas fotografías, se aprecian la riqueza del color y las formas ondulantes del paisaje vistas a través del movimiento del agua y los reflejos de la luz. Isbecia Llavaneras, por otro lado, siempre ha estado en contacto estrecho con la naturaleza. Incluso en Caracas. Dibuja y pinta aves. En los dibujos, su atención está centrada en los pájaros, dando cuenta de su fisonomía tratada con minuciosidad y dominio del medio. En las pinturas, estos aparecen en medio de cielos panorámicos de clima templado. Esto se debe a que desde hace un tiempo la artista está explorando diversos formatos para trabajar el espacio. En esta ocasión, son pinturas apaisadas. Así, el espacio representado es el escenario protagónico de las aves que aparecen a un costado de la composición. Están pintadas casi a manera naturalista, con la delicadeza y volatilidad que sus cuerpos sugieren. El paisaje, la serie de moriches y actualmente las aves, son temas distintivos de la pintura de esta artista en los últimos años.

“Semillas”, pequeñas esculturas vaciadas en bronce, forman parte del inventario orgánico de José Antonio Fernández. En efecto, con esta serie el artista trabajó la idea del origen de la vida y la germinación. Por su tamaño, estas piezas pueden ser manipulables –como la semilla armable-desarmable– e incluso transformables y ambiguas, como la semilla-almeja, que integra lo vegetal y lo animal. La representación de lo orgánico es, sin duda, una constante en la obra de Fernández, pues, en todas sus etapas subyace el criterio de la multiplicación de las formas como parte del movimiento cíclico de la naturaleza. Con la serie “Semillas”, el artista inicia su compendio de formas vegetales que seguirá trabajando años después en otras esculturas.

Ángel Marcano es escultor y orfebre. Esta doble condición refuerza la minuciosidad y delicadeza con la que están hechas sus piezas. Desde hace unos años ha centrado su atención en el “tejido” de cuerpos de animales, flores y objetos con alambres de diversos tipos, distinta consistencia y color. De este modo, la escultura se plantea como estructura y no como masa, si bien los cuerpos de los cachalotes, que ahora exhibimos, destacan por su aérea volumetría. El artista, mediante el moldeado y el tejido, los muestra móviles y vivaces. Las vegetaciones, por otra parte, es tema en su obra reciente. Están tejidas con alambres muy finos a los que incorpora elementos de color como motivos florales. En todas sus series, la luz es generadora de sombras que potencian la presencia de sus figuras.

Las migraciones humanas es uno de los temas que más preocupan a María Teresa González. Esta situación, masiva y conflictiva en el mundo, es una realidad implacable en la actual situación venezolana. A través de la imagen del “Desmembramiento”, título de una de las series aquí exhibidas, la artista expresa el vacío que deja la partida, así como la falta de asiento estable y sentido de pertenencia en el nuevo territorio. Por medio de segmentos corporales de aves y mariposas, bella y delicadamente tratados, subyace este drama social y humano. En “Agrupados”, la ausencia de las aves –vista a través de sus siluetas recortadas– remite a este tema mediante el silencio y la remembranza.

La representación animal es la figura central en las esculturas de Francisco Pereira. En ellas, el artista denota su conocimiento profundo acerca de la anatomía de los animales que modela. Por eso se permite crear híbridos, es decir, integra partes corporales de animales de distinta naturaleza para formar uno solo. Generalmente los convierte en bípedos. No obstante, esta fusión corporal trasciende a la presentación de la nueva figura. Pereira busca sondear la animalidad oculta e híbrida de la condición humana. En “Cierva de Dios”, pieza realizada especialmente para esta exposición, integra el mundo animal y el vegetal con el objetivo de contener el mundo en medio de su fragilidad y violencia. Aquí lo simbólico no se sustrae de lo real. Sin figurar al ser humano cuestiona duramente sus acciones que llevan nuestra existencia – como señala el artista– a un desequilibrio y suicidio natural.

Carlos Zerpa ha trabajado diversos medios (el performance, la pintura, el ensamblaje y, por supuesto, la escultura) y en todos se ha destacado. A lo largo de su trayectoria se ha valido del sincretismo cultural para realizar su trabajo tanto corporal como objetual. Ha recurrido a imágenes y objetos provenientes de la cultura o del consumo popular, uno de los motivos por los cuales su obra tiene tanta cercanía e identificación con la idiosincrasia del ser latinoamericano. Zerpa maneja el humor hasta el sarcasmo tal como vemos en las esculturas que hoy presentamos. En estas, los animales se transfiguran jocosamente en tipos humanos: lo vemos en las figuras híbridas como la cabeza-planta (“El que escucha a la tierra”) o en la simbiosis de la “Niña y tigra”. Pero también increpa cuando sin eufemismos miramos una cabeza dorada y leemos la sentencia: “Eres un simio”. Zerpa es un artista versátil y directo: lo que hace se muestra sin tapujos y sin miedos.

Rubén Falcón es un investigador apasionado de los recursos expresivos de la pintura. Su obra ha pasado de la figuración a la abstracción. En series anteriores, claramente figurativas, los elementos constituyentes de la composición tenían especial atención, pero, asimismo, la conformación estructural y proporcional de esa composición. Entonces, en lugar de encubrir esa estructura con la pintura, el artista lo que ha hecho es develarla y hacerla parte del motivo pictórico. Actualmente realiza “Abstracciones orgánicas”, serie a la cual pertenece “Orinoco Garden”. En esta serie el mundo vegetal está presente, no solo porque el tema resulta un viaje a las riberas del Orinoco, frente a plantas trepadoras, bromelias y orquídeas, sino porque este panorama vertical se visualiza en las relaciones proporcionales entre líneas y colores que dan cuenta de su visión estructural y orgánica de la naturaleza.

Esta muestra, además de deleitar al espectador por el tema que trata, devela simultáneamente la riqueza y variedad de la producción artística venezolana. Con ello demostramos que el arte en este país sigue siendo prioridad, pese a cualquier obstáculo o circunstancia.

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