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«Mi mejor amigo tenía novia y le fue infiel conmigo; ahora somos felices»

por Avatar GDA | El Tiempo | Colombia

Regresó el espacio «Mensaje Directo», un formato con el que diario El Tiempo busca darle un momento abierto a sus lectores para contar aquellas historias de amor o vivencias personales que se consideran poco comunes. Aunque usted no lo crea, alguien se identificará con su relato. No olvide que, en medio de las diferencias, todos reímos y sufrimos en el mismo idioma. Conozca esta nueva historia.

Todo comenzó cuando me encontraba cursando segundo semestre de mi carrera en la universidad. Yo tenía una clase sobre la historia de Colombia que me parecía una mamera porque era de 5 a 7 de la noche. No tenía muchos amigos ahí, pero me llamó la atención un chico que participaba mucho en la clase y era muy activo. Yo lo miraba raro. ¿Cómo era posible que tuviera tanta energía en una clase a las 5 de la tarde? Igual, yo no le hablé ni nada, tampoco tuve nada que ver con él en ese momento.

En cuarto semestre me volví a cruzar con él, sin saber que sería una de las mejores personas que pasarían por mi vida. Un amigo en común nos presentó durante una clase -no recuerdo cuál- para hacer juntos un trabajo. Recuerdo que era necesario que fuéramos a su casa para grabar algunas tomas. Desde ahí nos hicimos cercanos. Ambos éramos muy extrovertidos, entonces matcheamos a la perfección.

Un mejor amigo, una infidelidad

Desde ese momento mi amigo, él y yo fundamos un trío que poco a poco se convirtió en grupo porque se iban uniendo personas de la carrera. Yo la pasaba muy bien con él y teníamos mucha química, pero química de amigos: fuimos a muchas fiestas juntos, cuadrábamos las mismas clases, hacíamos planes, salíamos a tomar. Nuestra relación siempre fue muy chistosa: él me veía como ‘un pana más’ y yo a él también lo veía así. Nos golpeábamos, nos decíamos groserías, nos tratábamos mal -obviamente todo era de juego-. Nadie que nos viera por primera vez pensaría que hubiese algo más entre nosotros porque no lo parecía.

La carrera se pasó volando, este es el momento en que tenemos muchas anécdotas de borracheras juntos. Éramos tan unidos que conocíamos todas nuestras embarradas, nuestras ‘boletas’ y, por supuestos, nuestros líos de amores. Tanto él como yo teníamos pareja, y no eran relaciones cualquiera, eran de años. Del grupo de amigos éramos quienes más estables nos veíamos con nuestros respectivos novios, pero nadie se salva de los percances cuando se está enamorado.

Después de la graduación, incluso durante la pandemia, continuamos en contacto con nuestro grupo de amigos. Hacíamos reuniones virtuales para tomar y actualizarnos sobre la vida de los demás en plena cuarentena, pero cuando terminó el encierro comenzamos a salir de nuevo. Éramos bastante fiesteros.

«No nos veíamos con ojos de amor»

Lo cierto es que mi mejor amigo y yo nunca habíamos tenido la posibilidad de estar a solas porque siempre salíamos con ellos. Además, teníamos nuestras respectivas relaciones amorosas y nunca nos vimos con esos ojos, con ojos de amor. Eso fue así hasta una serie de eventos desafortunados -o más bien, afortunados- que nos juntaron de manera inesperada.

Después de la pandemia, planeamos un viaje a Cartagena con el grupo de amigos y ambos estábamos tan emocionados que compramos los tiquetes de una vez. La cuestión fue que al final nadie salió con nada.

Él me preguntó si yo quería ir y yo le dije que sí, no podíamos perder el dinero. Además, ya habíamos hecho muchos planes y habíamos viajado juntos varias veces. ¿Qué podría salir mal?

Borrachos y amanecidos

Un buen viaje

El viaje con mi mejor amigo fue muy divertido y la pasamos muy bien. Nos quedamos un fin de semana, recorrimos sitios turísticos y rumbeamos mucho. Durante la segunda y última noche sucedió algo que jamás me hubiera imaginado. El primer día estuvimos tomando, cocinamos juntos y jugueteamos; compartimos como nunca antes lo habíamos hecho. La noche del acontecimiento salimos a bailar, pero fue un completo caos: todo estaba cerrado, estaba muy caro y lleno, además de que los bares buenos estaban lejos.

Nos encontramos un ‘chuzo’ oscuro y con luces tenues de colores morado y rojo. Solo había dos mesas en el centro y de resto era una pista de baile. Igual empezamos a bailar, a pedir cocteles -a él le gusta mucho el Jagermeister-, conocimos a varias personas y pasamos la jornada con ellos. Fue una fiesta como cualquier otra. Cuando regresamos al hotel, bastante borrachos y amanecidos, empezamos a bailar. Fue muy extraño, pero una cosa llevó a la otra y nos besamos.

Al día siguiente ya teníamos el vuelo de regreso a Bogotá e intentamos volver a la normalidad. Aunque había nacido algo que en ese momento no podíamos definir, él tenía su pareja y yo había terminado con la mía hacía muy poco tiempo. Decidimos no darle importancia a ese beso, dijimos: “Cada uno con su vida y ya”.

La nueva relación

Así estuvimos por unos días, pero yo lo pensaba constantemente y él a mí. Recordábamos los momentos íntimos que habíamos tenido en ese hotel y se juntaban con la amistad de más de cinco años que habíamos construido, generando un sentimiento extraño. Siempre habíamos experimentado esa química, pero ninguno de los dos lo había notado.

Él decidió terminar su relación de pareja y comenzamos a salir, iba a mi casa y yo a la de él, hacíamos todo juntos y comenzamos a conocernos mejor -como pareja-; hasta que se hizo oficial en diciembre del año pasado. Él me invitó a cenar y me pidió que fuéramos novios.

Para nosotros era extraño contarles a nuestros amigos. Lo más gracioso fue que, al narrar todo lo sucedido en Medellín y en los últimos meses, no tuvieron la reacción que esperábamos. Recuerdo que nos dijeron: “Era obvio que ustedes iban a terminar juntos”. Al parecer éramos los únicos que no lo sabían.

Una relación fructífera

Mejor amigo y novio

Estos ocho o nueve meses que llevamos juntos han sido maravillosos, nuestra relación ha sido tan fructífera que hace un mes estamos viviendo juntos. No me arrepiento de nada porque en este momento siento que es el amor de mi vida, que lo amo con todo mi corazón y que, a pesar de que las dificultades pueden entorpecer nuestro caminar, si estoy con él todo va a estar bien.

 

*Ciertos detalles fueron cambiados por petición expresa del autor.

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