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Violeta Rojo: «La minificción es dúctil y sorpresiva»

En junio de 2014, Violeta Rojo inició en este Papel Literario, como curadora y presentadora, la publicación de “Minificción de los jueves”, que rápidamente se convirtió en sección predilecta de los lectores. El pasado 31 de agosto se publicó la entrega que cierra el ciclo. En la entrevista que sigue, Rojo habla sobre la literatura mínima

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―En los textos que hemos publicado a lo largo de tres años, se perciben en su selección criterios flexibles con relación a lo que considera minificción. ¿Podría explicar a qué llama usted minificción?

“Hay muchísimas definiciones de la minificción que suelen incluir en sus características brevedad, ironía, parodia, intertextualidad. Para mí la minificción debe ser un texto breve, literario y des-generado. Si no es breve o muy breve, ya no es minificción. Si no es literario será una ‘anecdotica’ o un chiste, pero no un género literario. Y tiene que ser des-generado o proteico, o sea, una narración que puede adoptar formas diversas. Creo que esa es una de las características más importantes, que no hay certidumbre sobre el género literario al que pertenece. Puede parecer un ejemplo de muchos géneros literarios. Siempre tiende a lo narrativo, pero no es necesariamente un cuento pequeñito, aunque puede serlo. Que consideremos minificción tanto una definición de diccionario de Cabrera Infante, un fragmento de Liendo o un aviso clasificado de Hemigway, ya te indica que no es un género literario cuyas piezas puedan adscribirse fácilmente. En suma, no creo que sea yo la que tengo criterios flexibles sobre el género, sino que es imposible que se puedan tener criterios inflexibles en minificción porque la minificción es así de dúctil y sorpresiva. Por cierto, creo que no sé si se pueden tener criterios inflexibles en literatura o incluso en arte, o posiblemente sobre nada en la vida”.

―Queremos pedirle que nos obsequie una breve caracterización del estado de la minificción en nuestra lengua: ¿vive un momento de auge, estabilidad o declive?

“Espero que sea de estabilidad, sin embargo, los géneros literarios son extraños y no se sabe para dónde van. La minificción ha existido desde los comienzos de la literatura, pero tenía otros nombres: misceláneas, textos zen o koan, las formas simples típicas del medioevo, las estampas decimonónicas. A partir del siglo XX las vanguardias y el modernismo desarrollan mucha literatura mínima. Y ya a mediados del siglo XX todavía no se llama minificción sino varia invención o cuentos, como los denominan Borges y Bioy Casares cuando compilan Cuentos breves y extraordinarios, la primera antología de un género que no se reconoce como tal. En 1959, cuando Monterroso publica el famoso “El dinosaurio” todavía no se lo llama así. Creo que la minificción como tal es un invento de los críticos literarios, que tomamos una forma literaria y le dimos caracterización. Luego ha tenido épocas de auge. Ahora hay varias revistas literarias, editoriales y encuentros, congresos y foros dedicados al tema. Quizás porque me interesa la minificción pienso que el auge se está convirtiendo en estabilidad. Lo único que me parece lamentable es que este mismo auge le haya dado cierta fama y ocasione un declive particular, el de la gente que piensa que con escribir una cosita corta está haciendo minificción (fíjate que no digo escribiendo). Esas cantidades de concursos que no sirven para nada, con chistecitos escritos en cinco minutos por gente que lee poco y escribe menos me parece una pesadilla”.

―¿Es posible establecer algún vínculo entre la incertidumbre y la fragmentación social de nuestro tiempo y la minificción?

“Seguro que se podría escribir un artículo académico muy interesante y bien fundamentado sobre el tema, pero sinceramente creo que no hay tal vínculo. En todas las épocas se escribe de todo. Hay quien dice que la minificción es el género de una época en la que no hay tiempo para leer nada largo. Peor aún, hay osados que dicen que las redes sociales son responsables o creadores de la literatura mínima. En todo caso, coincido con Ana María Shua que dice que se ríe mucho cuando le hablan de la moda de la minificción, porque en realidad lo que verdaderamente vende son las sagas, ya sea Harry PotterCincuenta sombras de Grey o Juego de tronos, con novelones larguísimos de más de 500 páginas y no la literatura brevísima”.

―Por último, quisiera que nos comentara el estado de la minificción en Venezuela. ¿Alguna característica o tendencia que sea posible destacar?

“Hay mucha gente escribiendo literatura mínima en Venezuela, como se puede comprobar en los encuentros de minificción que se realizan cada año en FILUC. Tenemos la suerte de haber tenido grandes escritores de literatura mínima que han dejado su impronta. Sin embargo, creo que estos son momentos en que se publican más novelas y poesía. La minificción, el ensayo e incluso el cuento no parecieran estar en su momento de más producción editorial. En otros países el panorama es diferente, pero nosotros estamos pasando un momento tan complicado que afecta hasta los géneros literarios”. 

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