ENTRETENIMIENTO

Tres poemas de María Sotomayor

por El Nacional El Nacional

Desconozco el susurro del gorrión que es mi

      madre

su pan de pecho en el sonido de la gota

rompiendo

el suelo

chap chap chap

el suelo

rompiendo

lo más de mí

es escondernos a media voz

en la curva del río contando hasta tres

de por vida el brillo de su costilla de cristal

toca toca

toca el hueso que más quisiste

la pestaña

acaricia la pestaña más pálida

la más ovillada en la mirada

la más invierno de oro

que cuando el miedo deje de correr mamá

saldremos al frío a cortarnos el pelo en los balcones

**

los animales                                insisto

los animales poblando los pueblos

los animales indefensos que no volverán a dejarse

      desaparecer

los pueblos poblados por animales jadeantes

perros ciegos debajo de la cama

se trata de una casa por la que tú caminas

una casa llena encima de mí y en ella tú

yo no sé si es por la dulzura de la fruta

hasta llorar las piernas

luego                                            el danzar de las mujeres

me mira de reojo

los animales                              insisto

los animales poblando los hogares

y venir aquí

a la caída de los ríos donde los niños vuelven a jugar

y el aleteo del pajarito perfumando el orificio

habita dulcemente rebotando contra las paredes

sin miradas más jóvenes en las chimeneas

como si murieras de repulsión y asco

ensalivando las plantas de mis pies

separando los deditos en la búsqueda

de un par de gorriones de madera cubiertos de hambre

coleccionando comida entre los dientes

y ya nada es fácil

porque es tan grande el hueco en las manos del

      cazador

que nada volverá a desaparecer ni siquiera los

      animales

los animales                                                   insisto

los animales brotando del sudor de la nieve

yo sé

es el tiempo

no hay pedazo de cielo más prometido

que el del mundo blando repleto de pisadas

**

el amor mío

es un corazón inmenso tragando polillas

el verde campo los cuatro pies que a gritos le

      caminan

después de la sonrisa de asomarme hasta su puerta

y cerrarme los ojos en este nombre suyo

de niño con corbata y manos rojas

que siempre cuando es lejos yo extraño

como a los ríos que se ponen a aguardar paisajes

como a las castañas que bizquean en los bolsillos

cuando es hombre de muchas fuentes

de muchas ventanas abiertas a la planicie de la nieve

el amor mío

me ordena el pelo como cálidos domingos verdes

como campanarios de iglesias propicias a los hijos

     tiernos

de mujeres con muslos fuertes que se rascan la nariz

que se agarran los perdones y los cuidan y los nanan

y los paren en pequeño y a escondidas

el amor mío

me acurruca en su bostezo y se le vuelven jardines los

       brazos

y mancha de chocolate con pan el labio

tan amargo tan de sucio y buena leche

y es a mí a quien viene y sucede con un tobillo torcido

sorprendido y deformado de frotarnos los caminos

de rugirnos las tripas el hambre inmensa

de querernos tranquilos y brillantes y diáfanos al frío

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Nieve antigua

María Sotomayor

La Bella Varsovia

Madrid, 2017