ENTRETENIMIENTO

No me toques: pintura y política

por El Nacional El Nacional

Noli me tangere. Ensayo sobre el levantamiento del cuerpo es un texto que se apoya en el arte pictórico. Jean-Luc Nancy interroga algunas representaciones que se han hecho de María Magdalena a propósito del encuentro que esta tiene con Jesús en la tumba de resurrección donde él le pide no tocarlo. Una serie de pinturas que Nancy llama los Noli… a partir de la coincidencia nominativa de los cuadros: Noli me tangere.

Aun cuando la reflexión de Nancy es sobre representaciones pictóricas, no deja de lado la importancia de la usual forma de expresión de Jesucristo: la parábola. Considerando que se trata de pinturas que reflejan la oralidad que Jesús mantiene frente a María Magdalena cuando en el Libro de Juan le dice “No me toques”. Haciendo una distinción entre la creencia y la fe, el pensador francés refiere que la primera exige una prueba, mientras que la segunda no, solo se es el elegido cuya predisposición le permite ver y aceptar sin cuestionamientos lo visto, sin tocar. Esto nos aproxima a una lectura de ciertos ejercicios políticos contemporáneos. Dejando de manifiesto que en lo teológico, lo sagrado se mantiene presente en esos ejercicios como prácticas profanas. Es decir, recordando a Giorgio Agamben, mientras que lo secular anula las posibilidades de lo sagrado, lo profano tiene un resto de lo sagrado y es por tal razón que puede hablarse de profanación, porque lo sagrado ha pasado a otro uso. En este sentido, podemos decir que el sistema de gobierno venezolano iniciado con Hugo Chávez se presentó como una profanación de la sacralidad cristiana cuya principal herramienta del discurso fue la parábola en la que el sentido lo recibieron solo quienes no cuestionaron las propuestas y ofrecieron su fe a un sistema de gobierno que se perfilaba mesiánico. Para Jean-Luc Nancy, “La parábola no va de la imagen al sentido: va de la imagen a una vista ya dada o no. ‘¡Dichosos vuestros ojos porque ven!’ dice Jesús a sus discípulos, o esta otra fórmula repetida varias veces: ‘¡El que tenga oídos que oiga!’. La parábola no habla más que a aquel que ya ha comprendido, no muestra más que aquellos que han visto. A los otros, les oculta por el contrario lo que hay que ver y el hecho mismo de que haya que ver. La interpretación más estrecha y más tristemente religiosa de este pensamiento sería aquella según la cual la verdad estaría reservada a los elegidos, que serían además, un pequeño número” (p. 14). En Venezuela esta expresión bíblica fue usada muchas veces durante las alocuciones del presidente de la República Bolivariana para ratificar desde su discurso las obras que se presumían materializadas en su gestión: “El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga”. Sin importar la ratificación física de lo expuesto, dado que, como lo espera la parábola, solo hay una verdad para los que ven sin tocar, para una fe que no demanda materialización.

En los cuadros analizados por Nancy, María Magdalena desiste de la presunción de tocar con el Noli me tangere que escucha de Jesús resucitado, pues este va hacia el padre: la trascendencia. Y ella en lugar de tocar debe narrar lo visto, para que del mismo modo los otros elegidos reconozcan su fe. El filósofo reconoce la dificultad de re-presentar o de volver presente otra vez este encuentro en la pintura. Por ello, se concentra en una selección de pintores que considera pueden mostrar esta posibilidad de la carne resucitada en la imposibilidad de tocarla. Una carne que no es muerte móvil, sino levantamiento glorioso de una vida que no es la vida corriente, un shock de vitalidad luminosa en el cuerpo que también se convierte en pintura.

La mirada política que nos permite Nancy está dirigida hacia las naciones de sistemas totalitarios que pretendiendo no ser tocados, se asumen redimidos para asegurar el trazado de un devenir (mejor). Sin embargo, no se trata de una conversión de un sistema político a un sistema religioso, sino de un sistema religioso que profanado realiza sus prácticas para otros usos. En el caso venezolano, ¿cuáles son esos sistemas religiosos? En primer lugar, el cristiano, en segundo lugar algunas religiones afroamericanas. Juntas, trasladan sus objetos de culto hacia otra esfera: la sociopolítica y tejen las redes de la intocabilidad (de relación lejana con la casta india). Cuando el chavismo construye la fe patriótica sobre su propio no me toques, lo hace a través de su líder llanero, que en principio desde esa especie de iglesia alternativa llamada Socialismo del Siglo XXI, se pronuncia ateo aun desde su articulación de carácter mesiánico, lo que confirma el uso profano de lo religioso y no una conversión teológica de un sistema político. Sin embargo, años después, este mismo socialismo se reconoce cristiano, lo que hace más cercano el objeto de culto profanado. ¿Cómo se manifiesta el no me toques profanado en un sistema de gobierno político? Como lo hemos dicho, en la construcción de una fe patriótica que les permite actuar bajo el diseño de un llamado especial por el pueblo, a quien su líder se debe, como en el momento de resurrección y aparición a María Magdalena Cristo, quien no permitió ser tocado, se debía a su Padre, es decir, un sistema de gobierno de este tipo exige no ser interrumpido por cuestionamientos, exige fe patriótica para poder acercarse al propio pueblo. En este sentido, Jean-Luc Nancy plantea la paradoja cristiana del hijo cuyo origen es el gran padre a quien se dirige sin tocamiento ni mancha alguna agregando que “el cristianismo habrá sido la invención de la religión del tacto, de lo sensible, de la presencia inmediata del cuerpo y el corazón” (p. 26), considerando que uno de los rituales invita a comer y beber el cuerpo de Cristo. Así como el líder se debe a su pueblo a quien se acerca desde lo emocional porque este forma parte de su origen, su origen se distancia de lo biológico, su origen es la soberanía. Si en algún momento Cristo se dejó tocar de Santo Tomás para que este creyera, fue porque pertenecía a los elegidos que debían ser salvados. Salvar es la función de Dios a través de Cristo. Quizá, como sugiere Nancy, “es de esta paradoja de lo que se trata”: de negarse y aceptar ser tocado.

En un uso político, esta paradoja se traslada a un líder autoritario cuyo discurso se concentraría en la idea de no me toques no dudes de mis acciones y gestiones, pues, tengo una misión, pero puedo acercarme a ustedes y dejarme tocar, pues, es para ustedes mi misión. Han sido muchas las misiones instauradas en Venezuela para la salvación, misiones para quienes, como María Magdalena, es obligatorio propagar su fe por aquello para lo que fueron elegidos; ver sin prueba tangible alguna.

La María Magdalena pecadora que ve el levantamiento del cuerpo de Jesús posee la misión de narrar lo visto. Anunciar que se trata de la gloria de Jesús, de un hecho natural porque se trata del hijo de Dios. Si algo usó políticamente el chavismo fue la construcción de una narrativa que naturalizaba su llegada como un sistema necesario para el cambio porque asumía que era exactamente ese sistema y todas sus arbitrariedades lo que el pueblo había pedido. Como mencionamos al principio, el gran traslado desde el cristianismo hacia el uso profano de la política fue la parábola. Tanto, que ese anunciar debe prolongarse en la muerte del líder porque, como Jesús, “Este no está ‘muerto’ de una vez por todas: muere indefinidamente, es aquel que no cesa de partir. Aquel que dice: ‘No me toques’, pues su presencia es la de una desaparición indefinidamente renovada o prolongada” (p. 29). Por esta razón, para vigilar la fe patriótica hacia el líder que está ahí por el pueblo y, por tanto, no debe ser tocado/contrariado, la nación debe decorarse con la imagen de los ojos vigilantes que después de la muerte se levantaron para anunciar que “¡Chávez vive, la patria sigue!”. Recordemos que, aunque toda profanación es el uso del objeto de culto en otra esfera distinta a la religiosa, sigue siendo el objeto de culto que conserva una sacralidad que está siendo usada en otro espacio, es por ello que el carácter sagrado del Noli me tangere trasladado a la representación pictórica y a los sistemas políticos de gobiernos autoritarios se mantiene en una forma estética o política, o incluso en ambas formas a la vez.

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Noli me tangere. Ensayo sobre el levantamiento del cuerpo

Jean-Luc Nancy

Editorial Trotta

Madrid, 2006