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Thelonious Monk y su «Bolívar Blues»

A propósito del centenario del jazzista Thelonious Monk, el pasado 10 de octubre

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I.

¿Qué clase de nombre es Thelonious? ¿Tiene el patronímico cabida en el santoral anglosajón, o en alguna etimología útil para descifrarlo? Thelonius parece encontrar raíz en Tielo o Tilo –“señor de los pueblos”–, y solamente inspira un nombre de relevancia universal: Thelonious Sphere Monk (Rocky Mount, 10 de octubre de 1917 – Weehawken, 17 de febrero de 1982).

Monk fue un músico de jazz tan peculiar como su nombre. Pianista de notable estilo que hacía pensar en “la virtud de equivocarse al tocar mal, pero sonar bien” (¡!). Director de sus propios cuartetos y combos. Compositor de unas cincuenta piezas de especial tempo interior, con swing de fácil percepción y difícil ejecución, siempre apto para desarrollar el arte de las improvisaciones. Un artista con mucha de su música grabada, y algunas evidencias de su excéntrico genio capturadas por la habilidad de contados críticos.

II

En la edición de la revista Downbeat de abril de 1966, aparece una entrevista a Monk bajo la fórmula Blindfold Test, consistente en que Leonard Feather, cronista del jazz, le ofrecía discos de otros músicos al entrevistado quien, sin información previa, debía opinar al respecto. Suena así “Flight 19” del pianista Andrew Hill. Después de dos minutos, Monk se para de su silla, comienza a caminar el cuarto del apartamento de Feather y mira por las ventanas. Cuando queda claro que no está oyendo, quitan el disco y viene el comentario:

―Aquí la vista es magnífica. Tú tienes un tremendo equipo de sonido.

―¿Es todo lo que tienes que decir acerca del disco, Thelonious?

―Eso es todo lo que tengo que decir acerca de cualquier disco.

Vuelve a la carga Feather, ahora con una grabación del saxofonista Art Pepper tocando un tema del propio Monk, “Rhythm-a-Ning”:

― Oye Feather, el tipo que toca añadió una nota que no le servía al tema… No está bien.

―¿Será que el tempo estaba incorrecto?

―Todos los tempos están bien.

―¿Qué solos te gustaron?

―Para mi gusto, sonó como que algunos solos lentos estaban acelerados.

―¿Y entoces?

―Bueno, te digo que la pieza tiene swing en sí misma, Feather.

―¿Cuántas estrellas le darías a la grabación? (Monk señala a su esposa).

―Pregúntale a ella…

―Es tu opinión la que estoy buscando, Thelonius.

―Me preguntaste mi opinión y yo te di mi opinión: pregúntale a ella (vuelve a señalar a su esposa).

Termina la entrevista con el “Easy Listening Blues” de Oscar Peterson. Una pregunta del entrevistado da el tono de la despedida:

―Por cierto Feather, ¿por dónde se va para el baño?

III

Con un ánimo similar al del crítico Feather, Jacques Braunstein –el gran comunicador del jazz del siglo XX en Venezuela– buscó compartir comentarios con Monk, aprovechando su presencia en un Festival de Newport, New York, a comienzos de los años sesenta del pasado siglo.

―Maestro Thelonious –le comentó Braunstein en perfecto inglés–, usted toca de un modo tal, que me hace pensar en que el jazz y la libertad, como usted bien dice, van de la mano… Tan de la mano van que hay un tema suyo con el especial título de “Bolívar Blues”, inspirado en esa idea de libertad propia de los jazzistas al improvisar, idea que también, en otro sentido, quizás le inspiró nuestro Libertador venezolano a usted…

Monk lo mira con interés y le contesta en enrevesado dialecto jazzófilo:

―Sabes, en Manhattan yo tenía un refugio al que iba tomado de la mano de mi amiga y benefactora, la baronesa Nica de Koenigswater. En el Hotel Bolívar quedaba aquel refugio liberador que inspiró el blues que tanto le gusta. Nada más que añadir: si le añades algo, la cosa se complica. Gózatelo y ya…

Ba-lue Bolivar Ba-lues-Are…

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