Parada de cruces,
dedico este libro a los estudiantes caídos.
ACODOS
seis/
quién explica el silencio ante el gran muro
si huyen las aves de la voz
por qué el asombro da la mansedumbre
y la tranquilidad habla con las piedras
cómo atajar las sombras que no hieren
se ha subido de golpe el óxido guardado
detrás del lado izquierdo
donde ojos se asoman se asoman al cementerio blanco
el que cae y se extiende
se ha subido irisado
y detallo los signos, la infinidad de lápidas
en una sola que hiela el movimiento
no, ya no seré la misma.
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siete/
no comas pájaros
no comas peces
no comas árboles
deja que el viento pase
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diecisiete/
quién deja notas
quién ondula buscando la cifra
quién recuerda el nombre
sabes que ellos derramarán flores
que sus camisas se abren por delante
que la hora de olvidar es pertenencia
sientes lo resbaloso de sus manos
la mesa está servida
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ESTACAS
once/
reclamo días nuevos
los caminos se mueren en barros de sombra
en sandalias de huerto
donde se aprende el verde
y la boca germina la distancia
husmeo en el humo de los mapas
entre sus aguas traen
un estudiante muerto sobre el agua viva
empapado con el día terrible,
la madre con sonrisa de trigo
en la estatura eterna,
el padre con la palabra mansa
y el hermano con el fuego en los ojos
detrás
hay otro lado que llega y parte
en donde se hunde la memoria
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quince/
mientras un poeta envía líneas
con palabras anudadas
las tanquetas avanzan en la plaza
para cumplir la ruta
de llevar pasajeros a la fuerza
rayados de ruidos, con casco y tapabocas
no lograrán sujetar sus labios ni sus rezos
desde un asfalto que no guarda nombres
los pedidos son llevados a destino
ni las hojas
ni las chicharras
ni los grillos me dirán cuándo vuelven
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CAYENAS
cinco/
cuelgo el atardecer en mi balcón
para llamar a mis hijos
sé que no vendrán
en esa caída del día
puedo empinar los sueños
me inunda un vapor
el mismo de cuando acostada en la arena
medía la distancia de los mundos lejanos
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ESQUEJES
cuatro/
no tiene ganas del día
tiene la carencia
piensa en el color del vacío
no por el maquillaje
no por el traje
quizás por lo áspero
se levanta finita
y es nada más que ella misma
se han arrinconado
las ausencias
y los giros de espalda
y quiere ver partir los aviones
presentir el humo de los ensimismados
sus parsimonias en los regresos
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Cayenas
Belkys Arredondo Olivo
Kalathos Ediciones
Caracas, 2016