Luego de 12 años de matrimonio, Alejandro Sanz y Raquel Perera anunciaron su divorcio el año pasado. Cuando se supo la noticia ambos aseguraron que seguían siendo una familia y que eso está por encima de todas las cosas.
Sin embargo, a principios de enero de 2020, Alejandro Sanz eliminó todo rastro de Perera de sus empresas, donde ella ocupó diversos cargos. En ese momento el músico dio el paso definitivo y formalizó la solicitud de divorcio.
Por su parte, Perera no se quedó de brazos cruzados. Le exigió a un juez de Miami que congele las cuentas del cantante, por miedo a que «dilapide» su patrimonio y no quede nada para sus hijos.
La situación empeoró en abril, cuando Sanz presentó una demanda de divorcio en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Su separación tiene más de dos años en proceso; sin embargo, ahora el cantante vive con su nueva pareja, la artista cubana Rachel Valdés.
El 29 de mayo, Perera respondió con otra demanda, pero en Miami, donde la pareja vivió y donde residen sus hijos. El juicio tendría que haber tenido lugar a principios de junio, pero se retrasó debido a la pandemia del coronavirus.
En la demanda, Perera exige a Sanz una pensión para sus hijos, además de dinero para gastos escolares, viajes, tutorías, campamentos, seguros médicos o dentales. Para ello solicita un pago retroactivo desde julio de 2019, considerando que el intérprete de «Corazón partío» no ha pagado lo suficiente durante este año. Eso implicaría unos 45.000 dólares al mes.
Además, la ex pareja de Sanz exige un seguro de vida del que sea la única beneficiaria. También solicita una pensión para ella, por su dedicación y su «contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías», y que sea acorde con el nivel de vida que ha tenido durante esta década.
Por si fuera poco, Perera también pide la repartición equitativa de los bienes obtenidos durante la década juntos. Ella argumenta que, durante el tiempo que duró primero su noviazgo y luego su matrimonio, dejó de lado su vida personal para contribuir a la economía familiar, criar a sus hijos y hacer que las empresas del músico prosperaran.
Sin embargo, no está dispuesta a esperar a que el juicio se resuelva y a finales de junio presentó otra demanda ante la corte de Miami. En ella le exige al juez que congele los bienes de Sanz, en lo que llamó «protección legal temporal». Pide que él no pueda sacar el dinero de sus cuentas, puesto que teme que malgaste todo lo que logró durante estos años y que por tanto no queden bienes para sus hijos.
Además, afirma que su ex esposo le canceló las tarjetas de crédito y que no puede realizar pagos.
Aunque todavía no se ha llegado a una conclusión final, el juez ya ha dado un primer paso: congeló de forma inmediata las cuentas del músico en Estados Unidos, excepto una, para que Perera siga pagando con ella los gastos que necesite.