Betty, la fea, la producción escrita por Fernando Gaitán, es quizá una de las más exitosas telenovelas latinoamericanas, pues en 2010 ganó el premio a mejor telenovela colombiana de la década y ha tenido adaptaciones en más de 10 países alrededor del mundo.
Durante toda la serie los espectadores acompañan a la protagonista Betty a vivir todo tipo de experiencias buenas y malas en Ecomoda, una empresa que se dedica al diseño y confección de prendas femeninas. Sin embargo, a pesar de ser muy inteligente y brillante, la joven economista es constantemente criticada por su aspecto físico.
Uno de los momentos más recordados y decisivos para muchos de los fieles espectadores de esta serie es cuando Betty encuentra una carta con la que descubre el engaño de su jefe Armando y sufre una gran decepción amorosa, pues ambos mantenían una relación amorosa en secreto.
La carta que estaba dirigida al presidente de la empresa, Armando, había sido escrita por Mario Calderón, vicepresidente comercial de Ecomoda. Esta describía el plan que tenían para manipular y enamorar a la protagonista con el propósito de que ella maquillara los informes de la empresa.
«Estimado Presidente, aquí están las instrucciones para que continúes tu rutina de horror con Betty», se lee al inicio del texto, en el cual Mario le explica a Armando qué debe hacer para seguir manipulando a su asistente.
«En primera instancia encontrará las tarjetas que deberá continuar colocando en el escritorio cada mañana a su monstrete con su respectivo detalle. No se le vaya a olvidar, porque yo no voy a estar para hacerlo. Escribir esas tarjetas fue más difícil que nunca, porque con las anteriores al menos me contaba lo que pasaba la noche anterior. Los tétricos besos que le daba, las palabras para hacer el horror, digo el amor con ella», continuó.
En la escena, luego de empezar a leer la carta, el personaje interpretado por Ana María Orozco empieza a llorar tras darse cuenta de que su jefe en realidad no estaba enamorado de ella.
«Supongo que durante estos días tendrá que volver al suplicio de besarla, y seguramente de acostarse con ella. Igual aquí va la poesía barata que le fascina a ella, poesía para feas enamoradas», se leía en la telenovela con la voz de Mario, quien se encontraba fuera del país con la prometida de su amigo, Marcela.
«Usted como que ya no padece tanto el horror de acostarse con ella. Ya está anestesiado así que hágalo mañana y salga de eso de una vez. Ella quedará contenta y se la quita de encima por unos días», siguió.
El vicepresidente incluso hizo referencia en aquella carta a que las personas que los habían visto juntos se burlaban de la apariencia física de su asistente. «Hasta el portero se burló de lo fea que era la mujer que llevó», escribió, diciendo además que no le prestaría más su apartamento para que se encontraran.
En la ficción, la intención de enamorar a Betty era para que ella maquillara los informes que debían entregar a la junta y que no les quitaran la empresa. Por esta razón Mario le decía a Armando en la carta: «Cierre los ojos, tómese otros embellecedores, aliste frases sensibles y llévesela para la cama más próxima… porque yo le digo, no hay nadie más feliz que una fea después de hacer el amor».
En la escena se observa cómo la protagonista hacía pausas para respirar en medio del llanto y continuaba leyendo el final de la carta en la que se mencionaba que apenas se acabaran los líos legales y financieros de la empresa, su jefe la dejaría para casarse con su prometida, Marcela.
La recordada escena conmovió y marcó a los televidentes, quienes fueron testigos de todas las mentiras que le dicen a Betty a lo largo de la serie. Ese momento marca un antes y un después en el hilo narrativo de la historia y es, incluso, el más triste para algunos fanáticos.