A la obra de Pedro Fermín la caracteriza una constante reflexión en torno a las posibilidades que existen detrás de un plano: cómo este puede expandirse o curvarse hasta generar una nueva forma en el espacio, una que no posee fin.
El artista considera que son hechos que se captan de acuerdo con la perspectiva que tenga un individuo. Pone como ejemplo el punto de vista de un reptil: “Su mundo siempre es horizontal. Pero si una serpiente se para, puede aumentar su visión, logra obtener un panorama mayor”, explica.
Fermín expone desde mañana, en la Galería Freites de Las Mercedes, 12 piezas realizadas en el período de 2008 a 2016, que condensan su investigación sobre la tridimensionalidad. En esculturas en las que también predomina el color, nace una espiral cuyo movimiento denota cierta levedad. “Se convierten en cosas ascendentes o descendentes. O se fugan hacia un lado”, señala.
Kazimir Malévich, Josef Albers y Piet Mondrian son artistas que el autor ha querido reinterpretar estableciendo relaciones con las figuras que construye. Destaca que el proceso de creación no partió de la inspiración, sino del diálogo con ellos.
Cuenta que desarrolla ese vínculo a partir de la pintura Broadway Boogie-Woogie de Mondrian: “En el caso de Boogie-Woogie es como una simetría. Como si vieras una ciudad desde arriba. Es esa situación de ir hacia arriba, de buscar lo alto, ancho y largo. Pero la pintura es bidimensional y debe fabricar esta perspectiva. Es un hecho que tiene una situación fenomenológica”.
En una de las piezas, Continuo inmanente, Fermín hace alusión a la pintura Cuadrado negro sobre fondo blanco, de Malévich. En ella realiza una especie de disección y convierte la superficie en ocho cuadrados, dejando ver la parte opuesta del cuadro del ruso. “Es como si se doblara la superficie: doblo la lámina y aparece el blanco”, indica.
La curadora María Luz Cárdenas refiere que la exposición plantea temas que Fermín ha trabajado en los últimos ocho años: “El espacio, el plano como objetivo y el movimiento. Después está el tema del color, que lo plasma de manera fragmentaria, como en el Boogie-Woogie. Una de las cosas que estudié es cómo Pedro crea a partir del legado del arte abstracto, que tuvo tanta influencia en Venezuela”.
Tomás Golding construyó el paisaje con un lenguaje propio | Foto: Manuel Sardá
En el piso superior de la galería se exhibe un homenaje a Tomás Holding, fallecido en 1985, un artista que dedicó su vida a pintar paisajes de diferentes regiones de Venezuela. Los cuadros de la muestra fueron elaborados en el período de 1930 a 1970.
Cárdenas destaca que Golding, aunque no es de los artistas más populares, realizó una pintura franca y honesta de la representación del territorio nacional, y es el autor de un lenguaje propio sobre el paisaje. “Él fue uno de los artistas cuya obra la Galería Freites comenzó a difundir en sus comienzos. Es un reconocimiento para establecer puentes con la historia”, añade.
La curadora destaca que el pintor decidió recorrer el país para hacer un registro natural y biográfico. “Hasta los últimos momentos de su vida viajó por Venezuela. No modificó el rumbo de la pintura, pero tuvo la importancia de crear un lenguaje propio, de afianzarse en la construcción del paisaje. Además, es uno de los artistas más coleccionados de la Caracas moderna”.
Pedro Fermín y Tomás Golding
Galería Freites
Avenida Orinoco, Las Mercedes
Inauguración: mañana, 11:00 am
Lunes a viernes, de 9:00 am a 1:00 pm y de 2:00 pm a 6:00 pm
Sábados, de 10:00 am a 2:00 pm
Domingos, de 11:00 am a 2:00 pm
Entrada libre
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