ENTRETENIMIENTO

La Paciencia: «Diario de viaje, oficio Librero» de Carlos Sánchez Vegas

por El Nacional El Nacional

Por JOSÉ ANTONIO PARRA

La exposición de Carlos Sánchez Vegas (Caracas, 1961) que en este momento se exhibe en la Galería Spazio Zero de la ciudad de Caracas es una muestra plena de depuración y meticulosidad estética. Uno de los aspectos más llamativos de esta propuesta fue haber puesto en evidencia una dimensión emocional muy profunda. En lo particular me dio la impresión de estar frente a un trabajo donde se nota una cierta impronta, muy sutil por cierto, del surrealismo y de lo onírico.

Esta aproximación a estratos profundos del alma que evidencia la experiencia de Carlos Sánchez Vegas tiene un sólido basamento. Este artista ha transitado por una profusa evolución en la que se ha visto involucrado con una aproximación muy del detalle y de lo exquisito a multiplicidad de técnicas, al igual que a un muy fino abordaje de la plástica. Hay que mencionar aquí que este creador, entre otras cosas, cursó estudios en la ciudad luz y además trabajó en el taller de Mercedes Pardo durante su juventud, vinculándose así con una tradición de carácter atemporal.

Esa experiencia en Francia durante la década de los años ochenta le permitió, aparte de la depuración académica formal, acceder a la vivencia de la bohemia. Todo ello en un entorno privilegiado desde el punto de vista cultural.

Pero volviendo a Diario de viaje, oficio Librero, es importante mencionar que esta exposición es de carácter antológico. En ella se reúnen diversos períodos de la obra de Sánchez Vegas, así como una multiplicidad de técnicas a las que ha apelado este artista en sus diversos períodos estilísticos. Desde el punto de vista de la idea que subyace en su propuesta es imperativo decir que los campos afectivos, sobre todo de sus territorios más íntimos como lo es la constelación familiar, son sin lugar a dudas de vital importancia en su trabajo plástico. Entonces, valiéndose de varios ejes temáticos, el artista expresa su territorio emocional: se dan así las muñecas, las meninas, los caballos, los retratos y las marionetas. De igual modo, Sánchez Vegas dialoga con períodos estéticos como el cubismo y el impresionismo. En todo caso la dimensión imaginaria de este artista es esencial a la hora de concebir su propuesta estética. A propósito de la complejidad que significa este Diario de viaje, oficio Librero, el propio Carlos Sánchez Vegas escribió un hermoso texto reflexivo en torno a la muestra, del cual vale la pena citar el siguiente fragmento:

“La imagen, en singular, fin único de mi trabajo, pintura o dibujo, instalación o video, performance o fotografía, cargan consigo su propio equipaje de un viaje aún no finito y tienen además de fecha de elaboración, dimensión, técnica o título, un lugar donde fueron creadas con el único fin de que se pueda rastrear el recorrido vivencial de su autor, el tiempo transcurrido entre temas y técnicas o cambios cromáticos (…). Estos casi sesenta fragmentos (cuadros) del memorial, que fueron realizados con técnicas y materiales diversos, donde he incorporado y suprimido: objetos y colores, texturas y referencias, planteamientos formales y dimensiones, igual que en mi vida fueron cambiando los paisajes, las ciudades, donde llovió y luego escampó, algunos países visitados, pecados disfrutados, amores vividos y perdidos, amistades, verdades y mentiras: Una Vida”.

Este trabajo de Carlos Sánchez Vegas que ha recibido a lo largo del tiempo los mejores elogios de la crítica responde a una profunda hechura del alma, así como a una exquisitez sin parangón. En este caso estamos en presencia de un alma iluminada en lo referido tanto a la plástica como al hecho de lo humano. En él se nota una gran sencillez que esconde tras de sí una aguda reflexión en torno al fenómeno de la plástica y de la creación.

Sin lugar a dudas la experiencia de Carlos Sánchez Vegas, que acertadamente está siendo expuesta en Galería Spazio Zero, es expresión de lo mejor de la venezolanidad de cara tanto al mundo como a lo atemporal.