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Nuestro amigo común: Masha y el oso. La Madre Rusia es un oso cariñoso

“La serie rusa animada para la televisión y la red ‘Masha y el oso’ (Oleg Kuzovkov, 2009) cuenta las aventuras de una niña que se hace amiga de un oso jubilado del circo en los bosques de Siberia (…). El oso, el animal ruso, con su poder y su fuerza, ya no es atemorizante” 

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Masha y el oso probablemente viven en el bosque alrededor de la localidad de Listvianka, al sureste de Rusia, la parada más cercana al lago Baikal del famoso Gran Transiberiano Exprés, a juzgar por el tipo de oso (el pardo mayormente omnívoro), y la cercanía con las vías del tren. A sus escasos cuatro años la niña vive sola junto al andén, marcado “Moscú-Alaska”, una idea de los rusos que no se ha llegado a materializar desde 2015, cuando las autoridades expresaron a los norteamericanos la voluntad de unir a través del Estrecho de Bering ambos países, mediante un tren subacuático que cruce del distrito de Chukotka, en el extremo más oriental de Rusia, hasta el poblado de Nome, en Alaska. El oso vive su retiro en una dacha colorida, rodeada de árboles de grosellas, cercano a un lago que sospecharía es el antes comentado Baikal, donde enseña a la diminuta Masha a pescar.

La serie rusa animada para la televisión y la red Masha y el oso (Oleg Kuzovkov, 2009) cuenta las aventuras de una niña que se hace amiga de un oso jubilado del circo en los bosques de Siberia. Aterrador como podría parecer a una pequeña enfrentar a un animal de más de media tonelada, en realidad es la niña la que es de temer: Masha, diminutivo de Мария (María), acaba con la paz y el orden de cualquiera de los personajes que componen esta fábula. Única dotada de habla, Masha chilla y ríe mientras dos lobos, un cerdo, un conejo, una ardilla, un perro, una cabra y el oso se esconden asustados al instante de haber percibido la presencia inminente de la niña. El oso trató de asustarla la vez que se conocieron. No funcionó. Ahora la quiere y cuida aunque la exasperación lo lleve a gruñir frustrado. Y ella le cuida también, aunque constantemente lo saque de sus casillas.

La presencia soviética

Kuzovkov cuenta cómo creó el personaje de Masha. Una vez estaba en la playa y había una niña que recorría todos los puestos: tomaba la comida de uno, se asomaba en la lectura de otro, brincaba sobre la toalla de otro más. Todos los días. Al finalizar la semana la playa estaba vacía salvo por el incordio. Esta niña fue la inspiración para Masha: un personaje que cree que el mundo está allí para ella. Ese caudillo vestido de rosa y pañuelo dicta lo que va a hacerse, obliga, impone, fuerza, e irrita sin siquiera darse cuenta, de manera genuina y sin ningún remordimiento. Excepciones son las veces en las que ayuda a compensar por el desastre que hace siempre, en un gesto de cariño por su amigo el oso. Sin embargo, lo normal es que quiera que el oso la atienda, lo cela de la osa pretendiente, le dice que no “les” conviene una relación con ella.

No es casual que Masha reciba en uno de los episodios una gorra del Ejército Rojo de parte del oso, accesorio con el cual aparece en la presentación del programa. Tampoco lo es que en otro episodio Masha se vista de superhéroe con calcetas y mallas, y sentencie a los animalitos del bosque que los salvará “aunque no quieran”. Masha es autoritaria, tan cerca de ser la versión adorable de un Putincito que cree que el mundo está allí para él. Inquieta y revoltosa, Masha revisa hasta el rincón más secreto de la casa del oso y juega con sus invaluables, como trofeos, fotografías y otros objetos, los cuales por lo general estropea, rompe, o destruye, para luego ver al oso con ojos enormes y pararse frente a la pared en claro castigo por lo que ha hecho.

La Madre Rusia

El oso, el animal ruso, con su poder y su fuerza, ya no es atemorizante. Animaccord, la productora de la serie, tuvo que ser rescatada con dinero del Estado y está, por supuesto, la manito que mece el Kremlin en ella. Putincito y Mariíta, frente al oso que es la Madre Rusia, demuestran que no hay que temerle, que es un oso tierno, reconfortante, que el villano que es para ellos el ratón más famoso del mundo no tiene sino que abrazarle y todo estará bien. Niños occidentales, acérquense al oso: no importa lo caprichosos, malcriados, desastrosos que sean. Desde su sillón beberá té del samovar con mermelada y les invitará a quedarse hasta que pase la horrible tormenta que tanto les asusta. Gloria a Rusia, como ha dicho el minúsculo. Lo que se comenta sobre las noticias falsas que difunde el Kremlin para las elecciones norteamericanas, alemanas y las locuras venezolana y catalana, no debe tomarse en cuenta. Que el nuevo zarito reme pecho al aire a favor de la corriente destructora de Occidente es para hacer a Rusia aún más grande, sin duda.

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