La corrupción revolucionaria quitó el brillo hasta a la corona del Miss Venezuela, el concurso de belleza más prestigioso del país y uno de los emblemas de la identidad venezolana por su producción de ganadoras en concursos como el Miss Universo y el Miss Mundo.
Entre miércoles y jueves el certamen sucumbió a las presiones generadas tras investigaciones periodísticas y denuncias de antiguas “misses” sobre la conexión entre magnates del chavismo y las participantes, de quienes actuaban como patrocinadores a cambio de favores.
La Organización Cisneros, dueña del certamen y del canal de televisión Venevisión, señaló a través de un comunicado la suspensión del “casting” de nuevas participantes para el certamen de este año así como el cierre de la famosa “casa rosada”, donde funcionaban las oficinas del evento, mientras se adelanta una investigación “para determinar si algunos de sus relacionados ha incurrido en actividades que quebranten los valores y la ética del concurso”.
La historia de corrupción del certamen explotó por varios frentes. A finales del 2017, el portal venezolano de noticias Efecto Cocuyo calentó el tema al publicar varios reportajes sobre cómo las concursantes eran ofrecidas a jerarcas cercanos al gobierno y empresarios para que patrocinaran, con pagos en dólares, su participación en el evento a cambio de compañía e incluso favores sexuales.
A esto se sumó la publicación de otra investigación en la que se descubrió la participación de otra “miss” –Claudia Suárez, primera finalista del Miss Venezuela en el 2006– en el depósito de un millón de dólares en la banca privada de Andorra a nombre de unas compañías de Diego Salazar, primo de quien fuera el “zar del petróleo” en Venezuela, Rafael Ramírez, presidente de Petróleos de Venezuel (Pdvsa) y ministro de Energía durante el gobierno del presidente Hugo Chávez.
Salazar, hoy caído en desgracia al igual que Ramírez, es señalado por participar en el desfalco a Pdvsa por más de 2.000 millones de
Además de Suárez, varias reinas de belleza tales como ex Miss Universo Estefanía Fernández y la ex miss Venezuela Soraya Villarreal trabajaron en la Fundación Diego Salazar.
Todavía no está clara la extensión de la corrupción a la que pudo llegar el concurso, pero la relación de muchas ex reinas de belleza con figuras del chavismo –como el matrimonio entre la ex miss Venezuela Mundo Débora Menicucci y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno– abulta las sospechas.
Y un intercambio de acusaciones entre “misses” –una de ellas casada con un antiguo edecán del presidente Chávez– fue la gota que rebasó los rumores y convirtió la nota de farándula en los señalamientos que hoy tienen suspendido el concurso.
El escándalo ocurre a escasas semanas de la renuncia de Osmel Sousa, quien fue el presidente y cerebro del Miss Venezuela por 40 años y a quien se le atribuye el enorme éxito de las participantes en los concursos internacionales. Aún no se lo acusa directamente de participar o dirigir la trama de corrupción, pero otros directivos y figuras que quedaron en la organización y se encargarían del concurso este año –la directora de pasarela Gisselle Reyes, el entrenador Richard Linares y el estilista Jesús Morales– fueron despedidos por la Organización Cisneros.
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