Miguel Ríos
Foto EFE

El rock aportó mucho y ya se está convirtiendo en una música clásica, porque tiene un pasado y, aunque también tiene un presente, cuenta con maestros, con escuela, con academia», asegura el cantante español Miguel Ríos en una entrevista con EFE.

El artista roquero actuará este miércoles en la ciudad española de Huelva y cerrará la gira Un largo tiempo en Sevilla el día 17. Hasta ahora, van más de 50 conciertos con The Black Betty Trio.

«El rock contribuye al desarrollo humano. Estuve en el lado de la historia que quería estar, cuando era una música a implantar, de la que la industria desconfió siempre», comenta.

Y en España, prosigue, la industria desconfió hasta su álbum y espectáculo Rock and Ríos (1982), cuyo éxito «se debió a que el país estaba cambiando y necesita una nueva banda sonora».

El nombre de esta gira Un largo tiempo es un verso del poeta español Ángel González. «Conocerlo fue de las cosas más importantes que me pasaron en mi vida», asegura el cantante, de 78 años.

Sobre su relación con la poesía, añade: «Me esforcé por mejorarme en muchos aspectos; dejé el colegio con catorce años, un colegio en el que te decían que leer no era necesario y que los libros no eran buenos».

Sesenta años de carrera

«En ese aspecto estoy contento de haberme hecho a mí mismo y de aprovechar las lecturas que hice para llevarlas a mi carrera. Tuve el plan íntimo y personal de admirar a la gente que escribía y tenerlos como guías espirituales», añade.  Miguel Ríos tuvo una educación que «te ponía en el limbo de todas las cosas».

Ahora, con sesenta años de carrera, no sabe responder a si Un largo tiempo será su última gira: «No sé si gira o no, pero algunos bolos me gustaría hacer el año que viene, eso dependerá de la energía que tenga. Eso sí lo noto todos los días, todo es desaceleración y a gran velocidad, y las giras son muy duras y gastas mucha energía…»

Los conciertos de esta gira mezclan éxitos de siempre en versión acústica con temas de Un largo tiempo. El cantante asegura que le queda «un disco crepuscular», pues habla de la tercera edad y de lo que le está pasando ahora.

«Siempre canté lo que pasaba en mi vida en cada momento, y aunque me considero más cantante que cantautor, había una cosa que quería contar y que nadie escribía».

Es el caso de la canción «La estirpe de Caín», en la que cuenta lo que él mismo percibió durante la pandemia: «Cómo era el comportamiento humano en esos momentos de descalabro del mundo; cómo se ha instalado la desigualdad, como el sistema fjó carencias de la mayoría en beneficio de la minoría de una manera insultante».

Luz de México

Del paso de Un largo tiempo por Iberoamérica, dice que en México tiene más descargas que en España y que de allí siempre regresa «con los ojos llenos de sorpresas. Allí es como si llegaras a la verdadera vida, hay otro pulso, como una vida sin filtros, todo es más luminoso en comparación con Europa, donde todo está más regulado».

Durante una gira «un buen ambiente es impagable», señala al reconocerse como «un buen hacedor de bandas» y al asegurar que esa buena sintonía con sus músicos hace que la gira se convierta en un paseo delicioso de gente creativa y guasona.

Así suelen ser los músicos, gente que trabaja mucho y contribuye al éxito y no siempre es reconocida. En esta gira está acompañado por José Nortes, Luis Prado, Manu Clavijo y Gabriel Lozano.

Mestizaje y libertad

Insiste en que el rock es la música más influyente del siglo XX, es «mestizo» y por eso «mezcla bien con otras músicas», y es libertad.

«La libertad en el rock surge por no seguir el patrón del padre, el rock es la muerte masiva del padre», precisa Miguel Ríos. El artista recuerda que, con 15 y 16 años, fue dependiente de la sección de discos de unos almacenes en la ciudad de Granada, donde nació, y donde descubrió a Elvis Presley.

«Elvis en 1960 en Granada era algo iniciático, como dar un salto enorme en mi educación emocional», incide el cantante que, con humor, rechaza el apelativo de maestro, un término que atribuye al mundo del flamenco. Y ahora trata de amarrarse a Granada, donde se ubica su fundación Rock y Solidaridad.


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