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María Isabel Martín Hidalgo: “La poesía siempre me ha permitido respirar”

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Para María Isabel Martín Hidalgo, la ganadora del VII Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, la poesía siempre ha sido ese espacio donde puede encontrarse, verse reflejada y, sobre todo, respirar. Su relación con el género literario nació cuando estudiaba en el Liceo La Fe en Valencia, estado Carabobo. Su profesora de Castellano y Literatura la acercó a los versos de Pablo Neruda, Alfonsina Storni o Alejandra Pizarnik. Fue con “Credo”, de Aquiles Nazoa, que se enamoró de la poesía venezolana.

“En ese entonces estaba comenzando y no sabía cómo escribir poesía; era ensayo y error, lo sigue siendo. Participé a los 16 años de edad en un concurso donde escribí un poema, no recuerdo el nombre, uno de amor. Eso es lo que uno hace cuando estás empezando en la poesía y eres más joven. Ahora que pienso en ese poema siento una mezcla de inocencia y ternura. Qué bonito haber tenido ese interés por la poesía desde antes. Reconozco que lo que escribí tenía muchos errores, no tenía ritmo, habrá sido muy cursi. Pero reniego de este texto. Creo que todo comienzo es válido”, cuenta la joven.

Casi diez años después, a sus 25 años, su poema “Perdí la lengua de un susto”, presentado bajo el seudónimo Frances Halladay, se impuso entre 241 postulantes y 31 finalistas. “Se trata de un texto cuya coherencia y tono se mantienen de principio a fin, forjando una reflexión sobre la lengua como espacio simbólico de exploración de las potencias del decir, en tanto indagación de la propia posibilidad de autoenunciarse”, expresó el veredicto del jurado integrado por por Sara Uribe, Lázaro Álvarez y Jesús Montoya.

A diferencia de otros poetas, Martín Hidalgo reconoce que no creció en un ambiente de lectores. Estudió Comunicación Social en la Universidad Arturo Michelena, mención Periodismo, pero nunca ejerció. Tras obtener su licenciatura se dedicó a trabajar para empresas de marketing, redacción y  edición web en una agencia en Valencia llamada Impulsa Creativos. Luego, trabajó como freelancer.

En 2020 decidió retomar la escritura de poesía y se inscribió a dos talleres de la poeta Oriette D’Angelo. Fue allí donde surgió el texto galardonado con el primer lugar del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas. A Daniel Alejandro Chacón Aro, de 30 años de edad, residenciado en Caracas, obtuvo el segundo lugar por su poema “Valía”; mientras que en el tercer puesto hubo un empate entre José Luis Glod, de 27 años, con su poema “A T y a los otros”, y Juan Diego Fernández Lebrun, de 25 años, con “Improvisación 12.  El duende”.

María Isabel Martín

La escritora de 25 años de edad inició en la poesía de adolescente cuando estaba en el colegio La Fe en Valencia Foto Cortesía

El ciclo se cumple

Lloró mucho el 15 de julio cuando, a través de un Instagram Live, supo que era la ganadora del concurso. Pensó, dice, en su yo más niña, esa que creía que sus escritos no tenían valor, esa joven frustrada que pensaba que nunca nadie la iba a leer. “Ahora tengo la oportunidad de que otras personas lean el poema y sientan algo con él. Lo que más me importa de la poesía es poder leer algo y sentirme acompañada, darle las gracias a la persona por escribir eso que al leerlo me ayudó a conseguirme allí. Pienso que habrá otra persona que leerá lo que yo escribí en ‘Perdí la lengua de un susto’ y se va a cumplir un ciclo”.

Se había postulado en varias oportunidades al concurso. Hasta que desistió. “No tenía nada escrito y siempre he tenido un poco de recelo por mostrar lo que escribo. Siento que todavía me falta, que hay muchos detalles por pulir y que no es suficiente, aunque creo que es parte de la experiencia de escribir”.

Pero este año la sensación fue otra. Un día antes del cierre de la convocatoria se animó. Pensó: “Tengo este poema desde 2020, sería bueno que por lo menos lo leyeran, no hay que cerrarse tanto”. Lo envió sin esperar nada y ahora comparte espacio con otros jóvenes poetas a los que admira.

«Perdí la lengua de un susto»

«Perdí la lengua de un susto»:

Abro la boca y ahora se asoma el corazón, porque de bocados ya no me queda sino el anhelo. La medicina dice que la lengua es un músculo impar [igual a uno], medio [que forma una mitad] y simétrico [de belleza inmutable] y yo pienso, ¿qué cosas tiene la pérdida que la medicina aún no nos dice? El puente de mi boca ahora es desierto de aguas, desierto de besos, desierto de ansias; baja por mi garganta una lluvia de arena.

Mi doctor me pide que abra, que abra lo más que pueda, pero yo ya no tengo lengua de niña inocente que mostrarle. Dejar atrás la niñez es una mutilación fría, precisa, definitiva. No hay paleta de madera, no hay susto entre los dientes inferiores, no hay mordida para escapar de mi.

Deglutir, tragar. No decir a qué saben las moras, el jengibre, los almuerzos posteriores al susto, el llanto cuando baja por las amígdalas, la saliva salitre salvaje de quien ahora es un recuerdo.

Deglutir, tragar. La mordida no es la misma sin el accidente de la lengua; sin bordes el abismo es una llaga mal curada.

Deglutir, tragar. Me ahogo, mi saliva es un fluido extraño que levita en mí como humo de muertos.

María Isabel Hidalgo no tiene una rutina de escritura. “Soy una escritora muy desordenada, si es que puedo llamarme a mí misma escritora. Escribo muy desordenadamente. El poema con el que gané nació de un taller, fue allí donde pude retomar la rutina y dedicarme a escribir de una manera seria y concisa”.

Lee mucho para escribir mejor. “Es como cuando nadas, vas poco a poco hasta que la ola se vuelve tu amiga y las dos pueden congeniar de la misma manera en el mar. La lectura, en mi caso, permite que pueda agarrar el ritmo de la escritura, sin una no existe la otra”.

Al momento de escribir “Perdí la lengua de un susto”, estaba muy involucrada en la temática del cuerpo y la enfermedad gracias al taller de Oriette D’Angelo. En el curso habían leído el poemario de la escritora mexicana Daniela Camacho, “Imperia”,  un ejercicio poético en torno a la enfermedad y  los diagnósticos.

Durante las clases, Hidalgo hizo un ejercicio de imaginación para captar la temática de la enfermedad  y el diagnóstico al que define como “algo que uno nunca entiende y te lanza a aguas desconocidas. Luego, surgió el pensamiento de que en la boca hay un nacimiento, pero también hay una muerte; es el principio y el fin de todo. La boca es un elemento comunicativo muy complejo. Entonces pensé en la lengua como modulador y canal”. Así surgió el poema que firmó bajo el seudónimo que le rinde homenaje a una de sus películas favoritas: Frances Ha, de  Noah Baumbach, protagonizada por  Greta Gerwig.

“El protagonista se llama Frances Halladay. Es una de mis películas preferidas, es un personaje existencialista, que se está redescubriendo, está empezando a sentir la vida, no sabe qué hacer, está perdido. Creo que es una representación muy real de lo que pasa uno cuando está en los 20. Me dije: vamos a pensar que Frances soy yo en este momento, desordenada, manda el poema a última hora y se está redescubriendo. Siento que estoy también en esa etapa. Fue una manera de honrar la película y a ese personaje que quiero tanto”.

María Isabel Martín

Credo, de Aquiles Nazoa fue el poema con el que María Isabel Martín Hidalgo se enamoró de la poesía venezolana | Foto Cortesía

Una hoja en blanco

Ganar el Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas tomó a María Isabel Hidalgo por sorpresa. El premio, ahora, es una oportunidad para pensar en qué más puede hacer.  “Ahora soy una página en blanco y ya veré si esa página trae consigo alguna palabra, algún color. Por ahora estoy muy agradecida y disfrutando de esta oportunidad, agarrada a mi poema. Ya veremos qué sucede después”.

No descarta dedicarse a la poesía en un futuro, ese espacio tan necesario para ella al que define como un acompañamiento para lo que piensa, siente y es. “Siempre me descubro en los poemas, en la poesía femenina. De hecho la poesía femenina venezolana es la que más me inspira y la que me permite verme reflejada. Los poemas de Hanni Ossott, Yolanda Pantin, Oriette D’Angelo, Andrea Sofía Crespo Madrid…  Me permite sentirme y también verme”.

María Isabel Martín

Tras ganar el VII Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas, Martín Hidalgo se considera una hoja en blanco en cuanto a su futuro | Foto Cortesía

Cree que la poesía está viviendo un buen momento en Venezuela. Considera que es el género con más auge y señala que se convirtió en el género por asociación con el que los jóvenes tienen más afinidad. “Es el que ha permanecido más, la mayor cantidad de escritores que se han publicado nacional e internacionalmente son poetas. La poesía también se ha convertido en un campo de exploración para relatar una realidad que hemos tenido que vivir con culpa y de la que no nos escapamos, sobre todo los jóvenes”, opina.

Considera que los jóvenes sí están interesados en la poesía y el mejor ejemplo que da es el concurso que acaba de ganar. “Te das cuenta del poder y la pulsión de la poesía dentro de la sociedad joven venezolana y no solamente en esta edición, sino también en las pasadas. Se está leyendo, pero hay que seguir corriendo la voz sobre la literatura venezolana. Hay que seguir haciendo el trabajo para que más poetas lleguen y sigamos leyéndolos”, afirma.

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