Desde hace tres años, Leo Álvarez se ha dedicado a ir en Semana Santa y en octubre a la montaña de Sorte, en Yaracuy, con la idea de vivir y fotografiar la experiencia de los rituales que se hacen en homenaje a María Lionza.
Durante las estadías, en las que aprendió a ganarse la confianza de los chamanes, entendió que las ceremonias van más allá de las imágenes impactantes que muchos han visto. Es muy crítico, de hecho, con la manera mediática en que ha sido tratada la tradición en la montaña.
“Uno tiene la información tergiversada porque la prensa suele mostrar los ritos de manera amarillista, entonces a muchos les da miedo. Los mismos chamanes dicen que la gente cree que son satánicos cuando, en realidad, ellos trabajan con espíritus de luz, así que no pueden hacerle daño a nadie. Muchos, incluso, se consideran católicos”, explica el fotógrafo, que el domingo inauguró la exposición Sorte, sector sorte, una selección de 38 fotografías de un total de 120 en las que sintetizó su experiencia como documentalista.
Álvarez no se limitó solo a mostrar lo que ocurre durante la ceremonia. También fotografió lo que sucede antes: los rezos y las preparaciones para luego dar inició a los ritos del 12 de octubre a la medianoche. Entre las características de la muestra destaca la importancia que los religiosos otorgan a la figura de Jesucristo, una particularidad que le sorprendió. “Fue a partir del año 1978 que los chamanes incluyeron la imagen de Jesucristo”, explica citando la tesis El culto a María Lionza: del pluralismo espiritista a la contestación, de Daisy Barreto.
Deja claro que su planteamiento no es antropológico sino estético: “El orden en que están ubicadas las fotos en la sala es esencial porque mi idea es representar un poco lo que se siente estar allá. Tiene que ver con sentimientos y sensibilidad”.
Álvarez, que imparte clases de Documentalismo con el fotógrafo Roberto Mata en el taller RMTF, llegó a Sorte luego de que un amigo lo pusiera en contacto con el chamán Suami Samarema. A través de él pudo conocer a los otros religiosos. “Una diferencia de esta investigaciónes que pude trabajar con tomas cerca de los actos. La primera vez no me lo permitieron. Pero una vez que entienden que vas con respeto y te ganas su confianza, se te abren las puertas”, cuenta. La manera con la que les agradece es llevándoles copias de las fotos o las imágenes formato digital.
El documentalista prefirió trabajar con formato 35mm. Considera que tiene una textura que otorga un acabado más plástico. Esto permite que las fotos tengan mayor relieve. “Yo creo mucho en la película y en la estética que te da el grano. Todo mi trabajo personal es en blanco y negro. Me parece que la tecnología digital, de la que vivo comercialmente, es muy cristalina e inmediata. En cambio, el 35mm tiene una gravedad o un peso que solo se consigue con el análogo”.
Sin embargo, reconoce que no es fácil trabajar en el país con formato analógico debido las circunstancias económicas. Todos los materiales los ha traído desde el exterior: “Esto es una cosa contranatural. Uno lo asume pero comercialmente es difícil. Trabajar con película es un proceso que hace muy poca gente. Yo lo hago por conservar el grano y la gravedad”, señala Álvarez, quien entre sus obras individuales ha presentado Tan lejos, tan cerca en el Museo de Bellas Artes entre 2016 y 2017.
Afirma que en el país hay mucho más por fotografiar: “Yo siento que Venezuela es un país que no está retratado como los demás países. Me da risa, por ejemplo, alumnos que me dicen que quieren ir a China cuando aquí tienen un mundo enorme que no está registrado. Ese venezolano que dicen que ya no existe sí existe, pero no nos damos cuenta por la locura que estamos viviendo”.
Sorte, sector Sorte
Galería Carmen Araujo Arte, Hacienda La Trinidad
Martes a sábado, 10:00 am a 5:00 pm
Domingo: 11:00 am a 4:00 pm
Entrada libre