La viuda de Robin Williams, Susan Schneider, habló por primera vez sobre lo devastador que fue para ella perder al gran amor de su vida. En entrevista con el programa estadounidense Today, contó cómo fueron los últimos días del actor, que se suicidó el 12 de agosto del 2014.
«Era un hombre increíblemente rico, profundo y letrado en cuestiones relacionadas con la humanidad y la cultura. Su humor era como su arma secreta», recordó Schneider. «Hubo muchos momentos en los que veía a alguien que necesitaba apoyo emocional e iba directo a inyectar un poco de humor, la cuota necesaria como para realmente hacer una diferencia».
El comediante, que se quitó la vida en 2014, padecía de un tipo de demencia que afectaba sus pensamientos, su memoria y el control de su cuerpo, lo que también provocaba que, por ejemplo, no pudiera recordar bien sus textos al actuar. Se trata de la Demencia de Cuerpos de Lewy, enfermedad neurodegenerativa que es señalada como la tercera causa de demencia después del Mal de Alzheimer y la demencia vascular. En un principio, el actor había sido mal diagnosticado con Parkinson.
«Robin y yo sabíamos que pasaba algo más, él estaba en lo cierto cuando me dijo: ‘Yo solo quiero reiniciar mi cerebro’. En ese momento le prometí que íbamos a llegar al fondo de todo, lo que no sabía era que eso ocurriría después de su muerte», agregó en referencia al documental Robin’s Wish (El deseo de Robin), que relata la batalla del artista contra la enfermedad.
Entre las pocas intimidades que Susan contó durante la entrevista, está el dato de que en el último tiempo los doctores les indicaron que durmieran en camas separadas, para que ambos pudieran descansar mejor, pues padecía de insomnio. «Él me dijo: ‘¿Esto significa que estamos separados?», recordó. «Ese fue un momento shockeante, el instante en que te das cuenta de que hay una especie de abismo entre tu mejor amigo, tu compañero, tu amor y tú. Ves realmente donde se genera, pero te das cuenta de que no está basado en la realidad. Fue un momento muy difícil».
Según Schneider, el deseo principal de Williams era «ayudar a que todos tengan menos miedo». Por eso el documental lleva ese título.