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Francia le rinde homenaje a Jean-Paul Belmondo con todos los honores

Por AFP
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Francia rinde homenaje con todos los honores este jueves  a Jean-Paul Belmondo, «el Magnífico», uno de sus actores más populares, fallecido el lunes a los 88 años de edad.

En el solemne recinto de los Inválidos, uno de los lugares más emblemáticos de París, destinado a los funerales de grandes personajes, el presidente Emmanuel Macron pronunciará el discurso fúnebre.

Es un homenaje nacional que responde a la emoción popular en todo el país, comparable con la que suscitó la muerte del cantante de rock Johnny Halliday en diciembre de 2017.

Además de la familia del actor, que comunicó el deceso de Belmondo a la AFP mediante un comunicado, estarán presentes responsables políticos, deportistas, estrellas de la cultura y el entretenimiento.

Y gente, ciudadanos anónimos, entre los que se distribuirán 1.000 plazas.

Para los que no puedan estar en el patio de honor, se instalaron pantallas gigantes.

Luego podrán desfilar ante el féretro todos aquellos que lo deseen.

Un dispositivo excepcional, que fue aplicado por última vez con la muerte del presidente Jacques Chirac en 2019.

A media mañana ya empezaba formarse cola a la entrada de los Inválidos. Brigitte Ratou llegó de Le Mans. «Llegué a las 7:00. Para mí es importante estar aquí, es como decirlo adiós a un amigo de toda la vida, a alguien que estuvo ahí desde mi adolescencia», explicó a la AFP.

Tesoro nacional

«Será emocionante porque es uno de los últimos grandes actores franceses. Atravesó todas las épocas. Es todo un monumento que desaparece», explica Eric, de 38 años.

Belmondo «era de lejos el actor que se llevaba la palma del público», dijo Macron cuando se anunció la muerte del actor, al que calificó de «tesoro nacional».

Carismático sin ser un sex symbol como Alain Delon, Jean-Paul Belmondo fue durante cerca de seis décadas una estrella de cine reconocible dentro y fuera de Francia por su sonrisa bonachona y su desenvoltura en todos los papeles, desde la comedia a los dramas, pasando por el cine de acción, que le encantaba porque le permitía jugarse el cuello haciendo acrobacias, una de sus aficiones.

Empezó con las míticas películas en blanco y negro Sin Aliento y Pierrot le Fou de Jean Luc Godard, uno de los directores de la denominada Nouvelle Vague. Luego fue alternando con comedias y películas de acción.

Su carrera estuvo jalonada de enormes éxitos en Francia:  El hombre de Río (1964), El Magnífico (1973) o Borsalino (1970).

Como de la familia

Belmondo, «Bébel», dominó las listas de éxito y los premios durante 20 años. Desapareció de las pantallas hace veinte años, tras un accidente cardiovascular, pero seguía siendo adorado por el pueblo francés.

Todas las cadenas televisivas emitieron películas de Belmondo el lunes, y más de seis millones de franceses volvieron a dejarse seducir por el hombre con nariz de boxeador y sonrisa inmaculada.

La muerte de «Bébel» marca un antes y un después en el cine francés, que tuvo su época de oro en aquellos felices años 50, cuando exportaba películas al mundo entero.

Una época en la que un actor joven podía permitirse el lujo de abandonar sus estudios en el Conservatorio de París para aprender «sobre el terreno», casi como en un juego, junto a sus compañeros: Jean Rochefort, Claude Rich, Jean-Pierre Marielle, Jean-Pierre Mocky, Guy Bedos. Todos ellos fallecidos.

Con más de 80 filmes a sus espaldas, «Bébel» era la encarnación de la chulería y el «bon vivant».

Delon, tres años más joven que él, se declaró el lunes «totalmente devastado» por la muerte de su  amigo.

Y Brigitte Bardot declaró: «pienso en él, lo amaba. Lo echo de menos y no quiero hablar más de ello, el dolor más intenso es mudo».

Tras el homenaje nacional, Belmondo será objeto de un funeral el viernes, en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. Seguido de una cremación en la intimidad familiar.

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