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Erika De La Vega: “Este es mi verdadero comienzo”

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Erika De La Vega encontró lo que buscaba. En seis años de una migración forzada ha atravesado momentos de profunda tristeza, frustración, negatividad, inseguridad y depresión. Palabras que no parecen relacionarse con la locutora que, junto con Luis Chataing, hacía reír a los radioescuchas de El monstruo de la mañana. O con la presentadora de Diente por diente, Fama, sudor y lágrimas y Ni tan tarde.

Su experiencia profesional la llevó a crear el podcast En defensa propia que, luego de superar los 25 episodios de conversaciones con mujeres, famosas o no, fue incluido en una selección de la revista O, The Oprah Magazine como parte de la lista de los mejores podcasts latinos y en español para aprender y reír. Es una reconocida revista mensual fundada por Oprah Winfrey y Hearst Communications, que se comercializa principalmente entre mujeres.

Durante estos encuentros, que en promedio duran más de una hora, De la Vega habla con su invitada sobre cómo se ha reinventado, cómo ha enfrentado la vida en momentos de fracaso o éxito. También es un espacio para mostrar las vulnerabilidades y relatar maneras de superarlas.

Cuenta la animadora que pasó por un proceso que no había experimentado antes, en el que sentía que cualquier proyecto que se propusiera iba a fracasar. Pensaba que lo que había hecho hasta entonces había sido una equivocación. “Me empecé a maltratar yo misma mentalmente”, revela.

Vega

“Yo quería tener mis conversaciones en la intimidad de una oficina, con una cámara y que fueran lo más personales posible» | Cortesía Erika De la Vega

Luego comenzó a hablar con amigas sobre lo que sentía y se encontró con mujeres que no estaban contentas con lo que hacían. Entonces unió su necesidad de encontrar respuestas con el podcast, lo que además era natural para ella por su conocimiento de la radio.

“Comencé a hacer llamadas a mujeres y las primeras dos respondieron que sí de inmediato. La primera fue la escritora colombiana Isabela Santodomingo, a quien nunca había visto en persona, pero sabía mucho de ella. La segunda fue Inger Devera, la esposa de Nacho, a quien tampoco conocía ni nos habíamos visto, pero que me generaba mucho interés. Llamé a mujeres que quería conocer. Porque el podcast podía ser una excusa para sentarme con ellas y conversar. La respuesta de las invitadas fue tan rápida, positiva y buena vibra que dije: ‘Bueno, quiere decir que no estoy sola”, recuerda.

Los espacios co-working de WeWork, una empresa que tiene oficinas en distintas partes del mundo, le han servido a Erika De la Vega para grabar cada una de las producciones. “Esto me lleva a viajar y conversar con mujeres de diversas nacionalidades”.

De hecho, el segundo episodio de En defensa propia, con la comediante chilena MalyJorquiera, se grabó en una oficina de WeWork Chile.

Aunque en principio esto no era lo que pensaba De La Vega. “Yo quería tener mis conversaciones en la intimidad de una oficina, con una cámara y que fueran lo más íntimas posible. Quién pensaría que yo, Erika, me sentiría más cómoda en un espacio pequeño. Era porque sabía que iba a hablar desde un lugar en el que la gente no me había visto conversar. Un lugar vulnerable, donde iba a exponer la inseguridad que tenía en mí”.

Mujeres que impactan

En defensa propia ya suma 27 episodios. Han asistido figuras como Dayana Mendoza, Miss Universo 2008; la presentadora dominicana Francisca Lachapel, la futbolista venezolana Deyna Castellanos y la fitness coach Sascha Barboza.

La conductora recalca que el podcast no está dedicado solo a mujeres conocidas. Quiere que sea lo más amplio posible: “Me he sentado con gente que no es conocida, que no la ha tenido fácil y que nos puede dar un ejemplo y una historia inspiradora. No me concentro solo en las famosas. ¿Sabes qué es lo bonito? ¡Que no hay mujeres normales y corrientes! Todas han hecho algo importante en su vida y han impactado la vida de los demás”.

Próximamente conversará con Luz María Doria, productora ejecutiva del programa matutino Despierta América de Univisión, y con la cantante margariteña Nella Rojas. Hay otros nombres que no menciona porque no están confirmados. Pero afirma que quiere sumar a psicólogas, sexólogas y nutricionistas.

—Después de 27 episodios de En defensa propia, la revista O, The Oprah Magazine reconoce su trabajo. ¿Qué representa tener un lugar entre los mejores podcasts latinos y en español para aprender y reír?

Representa que voy por buen camino. A veces uno necesita algún tipo de validación. En este caso me lo da el público porque, como he contado varias veces, este podcast lo empecé a hacer por la necesidad que tuve de hablar, de exponerme. Me di cuenta de que para mí la migración no ha sido fácil, porque yo no sentía que tenía que hacerlo. Me trajo frustraciones, todo tipo de conversaciones conmigo misma que no había experimentado.

—Es una sorpresa que Erika De La Vega, que siempre ha demostrado una imagen de confianza en sí misma, se sienta así.

Pero me sorprendió fue a mí. Imagínate. Yo tampoco había tenido esas dudas. Así como me ves era súper segura, con confianza, tomaba decisiones sin pensarlas mucho. Pero de un tiempo para acá se unieron la migración, los comienzos, la adaptación y, claro, la edad. Esas cosas me hicieron dudar.

—¿Se sintió deprimida? 

Sí, totalmente. Pero no lo sabía. Y esto lo he dicho: pensaba que eso de la depresión era que llorabas sin razón alguna, y no es así. La depresión a veces se puede manifestar de otra manera: no tener ganas de hacer nada, no quieres seguir emprendiendo. Por un momento pensé que no lo quería intentar más, no deseaba intentar otros proyectos. Y ese no es mi instinto. Yo soy una persona distinta. Siempre estoy intentándolo, ¡por Dios! ¿Qué me pasa?, pensaba.

—¿Ha encontrado respuestas en las conversaciones?

Sí, claro. Primero que nada he aprendido que uno no puede juzgarse a sí mismo y pensar que está solo en lo que siente y en lo que le pasa. Hay muchas personas que pasan por lo mismo. Pero uno no se da cuenta hasta que lo puede verbalizar.

—Al principio del podcast con Francisca Lachapel dice que en un momento dejó de creer en el universo. Pero con ella volvió a creer. ¿Por qué?

Me pareció chévere compartir lo que me deja cada una de ellas, me dejan cosas distintas. Una de mis conclusiones principales es que las mujeres somos diferentes, pero yo siento que tengo un poco de cada una de ellas. Porque hay algo, un lugar, en el que conectamos. Yo antes era optimista, positiva, visualizaba cosas y las atraía a mi vida. Pero últimamente las cosas no me salían como quería. Dejé de creer en eso. Aquí me refiero a que Francisca pasó tanta pena, estuvo tan mal y ahora ves cómo triunfa, y que realmente predica lo que vivió. Eso me hizo reconectar con que existe una magia y una vibra, y si vibras en algo positivo, pues todo lo que llegará será positivo. Yo tenía rato vibrando en un lugar de carencia. Decía:“No tengo, no se me da, no estoy haciendo”. Todo en negación.

—¿Paralizada? 

Estaba en modo “no importa lo que haga, va a salir mal” (ríe). ¡Qué fuerte!, ¿no? Entonces si pensaba así desde el comienzo de un proyecto, no me salía bien. Pero el podcast nace de un lugar personal, íntimo. Yo sabía que iba a ser bueno para mí, y si es bueno para mí, lo será para quien escuche. Ahora estamos todos uniéndonos y ayudándonos a aprender. Sentir que soy útil me hace volver a creer en esa magia.

—¿Con el título alude a que quiere defenderse de sí misma?

De mí misma, totalmente. Todo comienza por ahí. Si uno no cree en lo que está haciendo, no importa que venga Brad Pitt y le diga que le encantas. Uno tiene que estar bien y en paz con lo que hace. Y como yo no estaba en paz desde hacía rato, siempre con una voz saboteadora en mi cabeza, me di cuenta de que la que peor se trató fui yo. Y yo trato súper bien a la gente que ni conozco. Entonces hay que cuidarse un poco de ese poder de saboteo que tenemos.

—¿Ha motivado a quienes la escuchan? 

Creo que se pueden sentir mejor. Otros han tomado decisiones en su vida que habían postergado por mucho tiempo. Mira, las redes sociales nos han hecho compararnos con otras personas desde un lugar muy exigente. Yo lo que propongo en mi podcast es que nos comparemos con un lugar más sincero. Yo, como mujer, con la edad que tengo y mis vivencias, sé que la vida no es fácil. Por eso mi invitación para las mujeres que se sientan conmigo es a hablar más de la sombra que de la luz. Vamos a decirles a los demás que la vida es complicada y que está bien que sea complicada. Y no nos queda otra que afrontarla.

Erika De La Vega aclara que del público no solo le han escrito mujeres, también hombres. Subraya que las conversaciones han sido con personas de su género porque, como quería resolver sus problemas personales, considera que debía ser con mujeres. “No digo que los hombres no tengan que aportar, porque tienen mucho que aportar. Este espacio no es para echarles tierra. Al contrario, lo que se ha hecho es reconocer lo importantes que son”.

—¿En defensa propia es feminista?

Lo que siento es que ese término ha cambiado. Yo lo que quisiera es que todos tuviéramos las mismas oportunidades, que nos pagaran igual. No me gustaría que este espacio se catalogara de ninguna manera. Creo que es lo suficientemente enriquecedor para que se le juzgue por lo que dejó.

—¿Ha sido largo el proceso para adaptarse al público de Miami?

Obviamente que es difícil. Sabes esa típica frase que decimos quienes nos fuimos: “Tuve que comenzar de nuevo”. Bueno, de eso se trata. No es literal porque uno no comienza de nuevo en el sentido de que no reaprendes todo. Me vine con mi aprendizaje, lecciones, herramientas que acumulé durante los años por las oportunidades que tuve de trabajar en los medios. Cuando digo recomenzar me refiero a establecer lazos con un nuevo público, que no te conoce. Porque mi trabajo nunca estuvo expuesto en Estados Unidos. Entonces tienes que buscar que te conozcan. El poder de las otras plataformas ha hecho que me dé cuenta de la importancia que tienen y de concentrarme en ese público que ya está conmigo. Para ello tuve que desarrollar mis trabajos por medio de las redes sociales. Eso era algo que no había hecho desde que llegué aquí. Salí hace seis años y medio y estuve los primeros tres haciendo radio para Venezuela. Entonces como que me fui, pero no me había desconectado. Lo cierto es que me costó darme cuenta de que había un público en las redes que estaba ávido de contenido. Además, siento que ha cambiado todo y que el juego ahora es distinto. A eso es a lo que quiero sacarle provecho.

—¿Qué le dejó profesional y personalmente encarar un proyecto como Puras cosas maravillosas? ¿Cómo hablar del suicidio desde una perspectiva optimista?

La experiencia de Puras cosas maravillosas me dejó un montón de cosas. Primero, poder explorar la actuación, que no la había encarado nunca, aunque había tenido un coqueteo previo en Venezuela. Pero nunca de este modo. Principalmente, me dejó una conexión con el público desde otro lugar. Antes, con el humor y el stand up, me conectaba con la gente desde la risa. Esta obra me permitió conectarme con el público desde un lugar más vulnerable. Y la lección de que no importa que muestres tus costuras o que te muestres vulnerable ante el público, al final no pasa nada. Es mejor. Pude entender que a veces la vida no es tan bonita como pensamos, y que uno no sabe por lo que pasan otras personas. Me hizo más comprensiva, menos dura a la hora de juzgar.

—Pasó por La Mega con El monstruo de la mañana, uno de los programas más importantes de la radio venezolana. Presentó Erika tipo 11, Fama, sudor y lágrimas, Diente por diente. Y ahora tiene En defensa propia. ¿Siente que ha alcanzado el éxito?

Sí siento que alcancé el éxito en casi todos mis proyectos. Obviamente hay unos que se terminaron porque así es la televisión. Es dinámica. Puedo decir, sin complejos, que me siento una mujer exitosa. Con mis años y con la experiencia, el éxito ha cambiado de forma. Es algo de lo que me he dado cuenta. Antes pensaba que el éxito era eso: programas de televisión, de radio. Pero ahora sé que eso no es precisamente lo que me ha dado. Lo que me ha dado el éxito es pensar en un contenido útil para los demás. Tener un mensaje que decir, hablar en profundidad sobre temas que antes no me daba la oportunidad de mencionar. Por un momento creí que había dejado de ser una mujer exitosa. Pero después supe que no: lo que pasó fue que el éxito cambió de forma. Al percatarme de eso comencé a disfrutar cada una de mis victorias. Si no te das cuenta de que el éxito cambia, no puedes disfrutar lo bueno que te pasa. Y gracias a Dios que es así. Imagínate que a mis 44 años de edad el éxito fuera como lo viví a los 20 años, esa sí sería una gran pérdida.

—Los humoristas nunca han sido del agrado del régimen. Podemos enumerar ataques contra Luis Chataing, Laureano Márquez y, más recientemente, contra Emilio Lovera. Usted también has estado en la lista. ¿Por qué le teme tanto al humor este gobierno?

El gobierno le teme al humor porque las verdades se pueden decir con humor. El humor es simplemente una excusa para decir verdades. Entonces, bueno, claro que eso le molesta.

—¿Ha sentido miedo por ser señalada por el gobierno?

Nunca tuve miedo de fijar mi posición desde el primer día en que pude estar en los medios de comunicación y dar mi opinión sobre Hugo Chávez. Obviamente, el régimen juega con normas macabras y,en efecto, con el tiempo, le agarré miedo. Porque si estás en contra de ellos, pueden usar todo su aparato maquiavélico para destruirte a ti y a tu familia. Pero no por eso dejé de decir que estaba en contra de sus métodos y su ideología. Y, bueno, por eso de alguna manera estoy fuera del país.

—Siempre se ha mostrado optimista con respecto al cambio del país. ¿Confía en Juan Guaidó?

Te voy a decir la verdad: a veces no he estado en el equipo de los optimistas. He estado en el de los pesimistas. Pero siempre con la ilusión de no tener la razón, de estar equivocada. Parece contradictorio, pero estoy en el mismo bando de los optimistas.

—¿Será la primera en volver si ocurre el cambio?

Creo que todos deberíamos volver. Venezuela necesita mucho de nuestro trabajo, experiencia y ganas de reencontrarnos con el país y nuestras raíces. Creo que hay mucho por hacer y ayudar a los demás. Así que si no soy la primera, soy la segunda que llegará.

—¿Qué opina sobre la política migratoria de Donald Trump?

Es injusta y a veces cruel.

—Como inmigrante, ¿cuál es su realidad en Estados Unidos?

Mi realidad es que este país me ha dado grandes oportunidades. Claro, hay que trabajarlas. Es complicadísimo, pero quiero pensar que todos los procesos vividos me han hecho mejor persona y mejor profesional.

—¿Cuánto se debe trabajar para alcanzar el llamado “sueño americano”? ¿Realmente se alcanza?

Mira, no sé si realmente se alcanza. Pero quiero pensar que sí. Se tiene que trabajar mucho día y noche. Siento que no hay tiempo que perder y no quiero llegar tarde para cuando se cumpla ese sueño. Por eso creo que hay que trabajar doble. Además, el país te lo demanda, porque es otro tipo de vida y de gastos. Es otra dinámica. Entonces, aquí no te puedes quedar dormido. El que se queda dormido no tiene para pagar la renta. Y sí, quiero ser optimista de que el sueño americano llega. Pero hay que echarle pichón.

—¿Se ve para siempre en Estados Unidos?

La verdad es que ya no me veo para siempre en ningún lado. Quizás lo pienso como mecanismo de defensa por si me toca seguir moviéndome para que eso duela menos.

—¿Cómo es reencontrarse con esa comunidad de migrantes venezolanos en cada una de las ciudades adonde ha llevado su show?

Yo disfruto mucho de esos reencuentros. Los abrazo y me concentro en darles un momento para reírnos, reconectar y espantar la nostalgia.

—¿Cómo es Venezuela a la distancia y en estas circunstancias?

No importa la distancia, Venezuela siempre se siente cerquita, al ladito de uno. Es hermosa y dolorosa a la vez.

—¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Parte de emigrar, recomenzar y reinventarse es vivir y ocuparse más del presente y preocuparse menos del futuro. En todo caso, En defensa propia me dio el centro que necesitaba y en el que me siento súper realizada. Este es mi verdadero comienzo.

@Sasamendoz

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