Johnny Depp quería lavar su imagen, pero acabó sacando los trapos al sol. El juicio por difamación iniciado por la estrella contra el diario sensacionalista The Sun dejó al descubierto detalles escabrosos de su vida y su matrimonio con Amber Heard.
El protagonista de Pirata del Caribe está desde la semana pasada enzarzado en un proceso contra el tabloide inglés y su grupo editor NGN ante la Alta Corte de Londres.
La estrella, de 57 años de edad, acusa a The Sun de haberlo presentado en 2018 como un «golpeador de esposas», dando por sentado que pegó a Heard, algo que él siempre negó.
La denuncia buscaba limpiar su imagen, muy dañada en Hollywood según Depp por las afirmaciones del diario. «Pasé de ser Cenicienta a convertirme en Cuasimodo en 0,6 segundos», afirmó la semana pasada comparándose con los personajes de Disney.
Pero desde el inicio del juicio, el pasado martes, el actor ha sido profusamente interrogado por la abogada de NGN sobre 14 presuntos actos de violencia doméstica que se remontan a 2013-2016.
La pareja, que se conoció en el rodaje de Rhum Express en 2011, se casó en 2015 y se divorció dos años después. La actriz habló entonces de «años» de violencia «física y psicológica», acusaciones de Depp niega.
Estilo de vida excesivo
Las vistas en Londres se han centrado hasta ahora en sus problemas de drogadicción y su excesivo estilo de vida. Han salido a la luz mensajes privados, fotos y testimonios acusatorios.
Los expertos en la industria del espectáculo están divididos sobre la conveniencia de exponerse a estas tres semanas de escrutinio público.
«Fue extremadamente desacertado seguir adelante con esta demanda», dice a la AFP el abogado de prensa Mark Stephens del bufete londinense Howard Kennedy. «Exponer (un divorcio difícil) a tal escrutinio es el colmo de la estupidez o la arrogancia», agrega.
Por el contrario, Emily Cox, del bufete Stewart, considera que no tenía otra opción: no defenderse «sin duda habría afectado su carrera de manera mucho más significativa que los detalles de su vida que el público ve ahora».
En la era de Internet, «los ataques de esta magnitud tienen hoy un impacto permanente a menos que sean impugnados en un tribunal», dijo en el diario Daily Telegraph.
Drogas, destrozos y desfalcos
En días pasados, Depp afirmó drogarse tanto en aquella época que «no estaba en condiciones físicas de pegar a nadie». Reconoció haber destrozado clubes nocturnos y habitaciones de hotel por valor de miles de dólares.
Su defensa pretende probar que Heard, de 34 años de edad, montó meticulosamente un caso contra él durante sus dos años de tortuoso matrimonio para propulsar su carrera. Que era ella la violenta y que también tomaba drogas.
El lunes, Depp volvió a recordar el cumpleaños de su esposa, en abril de 2016.
Había llegado tarde tras enterarse de que su exadministrador lo había despojado de 650 millones de dólares acumulados «desde Piratas 2 y 3».
Reconoció «posible», en respuesta a una pregunta de su abogado, haber fumado cannabis en esa ocasión. Aseguró que esa sustancia tiene un efecto «calmante» en él y que, por lo tanto, era imposible que estuviera en un estado de «rabia» como afirma NGN.
También aseguró que en marzo de 2015 en Los Ángeles no pudo agarrar del pelo de su esposa con una mano y golpearla con la otra porque estaba escayolado.
Le pusieron la escayola porque, según él, Heard le había seccionado un trozo de dedo hasta el hueso con una botella durante una pelea en Australia.
Y a modo de prueba presentó un mensaje enviado poco después de otro incidente en diciembre de 2015 por el padre de la actriz, el actor David Heard, en el que este admite que su hija tiene problemas de humor, así como Depp los tiene con las drogas y el alcohol.
«Su reputación se verá permanentemente manchada si se descubre que él la pegó», dice Stephens. Y «si Heard miente, le será muy difícil encontrar trabajo en Hollywood».
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