Leo la programación de la II Feria del Libro del Oeste y me cargo de entusiasmo. También de perplejidad. Hay en ese largo listado de actividades, temas y personas, una ebullición que conmueve. Son, ni más ni menos, escritores, artistas, intelectuales, periodistas, historiadores, investigadores, docentes, diplomáticos, empresarios y sacerdotes, interactuando. Mostrando, en el tiempo de una semana, cuáles son los beneficios de cuestiones como la autonomía y la dignidad, esenciales para la convivencia democrática.
No se trata solo de cantidad sino también de calidad. Concurrirán algunos de nuestros mejores intelectuales: Ana Taresa Torres, Rafael Tomás Caldera, Antonio Pasquali, Jaime Bello-León, Joaquín Marta Sosa y Roldán Esteva Grillet, entre muchos otros. Tendrán presencia numerosas disciplinas: la literatura y la economía; el derecho y las instituciones; el cacao y el humor. Se hablará de Caracas, a través de múltiples aproximaciones, algunas de ella tan novedosas como estas: una tertulia sobre la infraestructura hidráulica urbana, y otra titulada: “Paleontología urbana: ¿fósiles en Caracas?”.
Se presentarán libros como una colección de ensayos de Juan Liscano –fundador en 1943 de lo que hoy es el Papel Literario–, que harán Carmen Verde y Rafael Arráiz; se exhibirán filmes en diverso formato; la Escuela de Música Mozarteum interpretará piezas italianas; invitados de Italia como Danilo Manera y Claudio Giunta, conversarán con el rector de la UCAB, José Virtuoso, sobre América Latina. Carlos Sandoval conversará con Miguel Gomes, vía Skype, sobre el libro El desengaño de la modernidad, recién publicado por AB Ediciones. Y, si se me permite una recomendación, Alfredo Chacón y Samuel González Seijas presentarán La otra orilla, el libro de ensayos de Eleazar León –la última sección de ese libro, que lleva el título de “Instigaciones”, es imprescindible: breves piezas, algunas de talante aforístico, que muestran al articulado y silencioso pensador que fue León–.
Esta enumeración que me he permitido es, en lo esencial, no más que una muestra y, como tal, incompleta y sesgada. Lo que he intentado es sostener el argumento de la diversidad. De la riqueza que guarda lo distinto. De la importancia que tiene en nuestro tiempo venezolano, la colaboración. Para hacer posible este significativo despliegue, que se producirá en los espacios de la UCAB, se han sumado las contribuciones de Santa Teresa, Cervecería Regional, Banco Occidental de Descuento -BOD-, Unión Radio, Impresos Minipress, Konrad Adenauer Stiftung, Embajadas de Italia, Argentina, Polonia y Estados Unidos, Alfonzo Rivas & Compañía, Fundación Empresas Polar, Espacio Anna Frank y Banesco.
Y debo añadir: la II Feria del Libro del Oeste es el resultado del infatigable activismo de Marcelino Bisbal, quien, tras décadas de disciplinado desempeño como investigador de la comunicación y docente, está ahora al frente de la casa editorial de la UCAB, y de esta Feria del Libro del Oeste que, más que un encuentro especializado en libros, es un resonante festival cultural, producto de la exigencia o de la vocación de resistir, de sortear las dificultades, de seguir creando y pensando a Venezuela, de hacer cosas, reunirse y levantar la voz, a pesar de todo.
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