El 27 de julio de 2012, ante una multitud, la reina Isabel II dejó oficialmente inaugurados los Juegos Olímpicos de Londres. Lo que nadie imaginó fue el recorrido elegido por la soberana para llegar al Estadio Olímpico, un juego entre realidad y ficción que con el tiempo se convertiría en el momento más recordado de toda la ceremonia de apertura, compartido nada menos que con James Bond.
El cuadro completo, toda una sorpresa guardada hasta ese momento bajo siete llaves por los organizadores, mostraba primero a la reina caminando a través de los pasillos del Palacio de Buckingham, como si estuviesen frente a algún peligro, junto al mismísimo 007, personificado por Daniel Craig, de impecable smoking y gesto impasible. De inmediato vemos a los dos dirigiéndose al helipuerto y ascendiendo a un helicóptero que sobrevuela Londres. En un momento, ambos se lanzan desde el aparato y tras un vistoso descenso en paracaídas aterrizan en el centro del Estadio Olímpico. A los pocos minutos, impecable como siempre, Isabel II aparece en su asiento para dejar abiertos los Juegos en medio de una ovación que mezclaba euforia y sorpresa.
«La reina nunca le dijo a su familia que había planeado toda esta aparición. Fue una de las condiciones que impuso para acceder», reveló una década después del episodio Sam Hunter, director de escena de esa ceremonia, que tuvo como máximo responsable al destacado realizador Danny Boyle (Trainspotting, La playa, Slumdog Millionaire). Fue tan firme la decisión de la reina de mantener en secreto todo este operativo que ni siquiera se enteraron de lo que pasaba algunos miembros importantes del gabinete del entonces primer ministro David Cameron con llegada cotidiana a Buckingham.
Fue Boyle el que tuvo la idea de transformar a la reina Isabel en protagonista del momento más vistoso e impactante de toda la puesta en escena de la ceremonia inaugural. Al principio se evaluó la posibilidad de contar con una actriz (Helen Mirren fue la opción inmediata), pero Boyle creyó que era posible convencer a la propia Isabel II para interpretarse a sí misma en una escena junto a James Bond. Cuenta Angela Kelly, modista y asesora personal de la reina, en un libro de memorias sobre su vida en Buckingham, que al tomar conocimiento de la propuesta le pidió cinco minutos al director para consultarla directamente con la soberana.
«A ella le divirtió mucho la idea y estuvo de acuerdo de inmediato», escribió Kelly. La única condición que impuso fue decir una frase. «Después de todo –explicó- este hombre viene a rescatarme». Kelly le planteó dos opciones y la reina eligió «Buenas noches, señor Bond», expresión que se escucha más de una vez en las películas de 007. Kelly se ocupó de diseñar dos vestidos iguales de color durazno en dos talles distintos. Uno fue usado por la reina y el otro por la doble de riesgo que hizo el salto en paracaídas junto al doble de Craig.
«La reina es una persona muy divertida», recordó Craig en 2022, una década después del episodio, desde un programa de TV. «Le gusta hacer chistes y soltó uno sobre mí. Cuando íbamos a hacernos unas fotos y ella señaló: ‘¡Oh, este es el que no sonríe!’. Una descripción bastante justa, debo decir», agregó.
También contó Craig que jugó un buen rato con los perros de Isabel II, que aparecen también en el video, de seis minutos y medio de duración. «Estuve tirado en el suelo con los corgis la mayor parte del tiempo. Son muy amigables. Hasta creo que tienen sus propios mayordomos», recordó el actor.