Pues no teníamos casa
tanteábamos una morada en la brisa
aún tanteamos
aún las paredes son de viento y luz
intentamos recordar sus relieves
intentamos, entre las voces sueltas, recordar
dónde guardamos las llaves, el temor y la calma
lo inasible
una grafía perdiéndose
una casa en el aire
un nombre
como si aquellos gestos nos salvaran
**
Sombra con sombra
nos dábamos la espalda
nos reuníamos allí
donde no hablábamos
donde no sabíamos hablar
estuvimos
bajo el ramaje de noche
desnudos
cada uno rogaba a un dios distinto
**
Me enseñabas a hablar
recorría la palabra inexacta
su borrosa textura
erraba en todos los nombres
erraba
no entendía las letras, las vocales,
repartía sonidos en el aire
los más raros sonidos
y decía una palabra por otra
las cambiaba por cosas, por espejos,
tú llegabas con manojos de palabras correctas
y yo usaba aparatos para recordar
yo hundía mis manchas en tus moldes
y usabas mi garganta para irradiar tu voz
**
Sumergida
se quebró el pacto con el agua
el de los límites
el que decía que yo era yo
y el agua, el agua
el que decía que ella me contenía
y que yo flotaba
estrecha
entre sus pliegos.
Ahora
el agua son mis ojos
mis manos deshechas rozando los cuerpos de los peces
las escamas ligeras
los hilos de sus labios
me duelen
sus aletas rasgando mi pecho
me reparo
voy
en el sabor del frío
en humedad de tierra
sigo
penetrando en el moho
intenso
la infinitud del barro
extenso
_____________________________________________________________________________
Sumergida
Valenthina Fuentes Meleán
Fundación Celarg
Caracas, 2012