Hay motivos para el regocijo en Rodolfo Cova. El trabajo de productor le ha brindado nuevamente satisfacciones. En las redes no son pocas las felicitaciones que ha recibido y agradecido debido a sus triunfos.
Es uno de los productores de la mexicana Las hijas de Abril de Michel Franco, que este año compite en la selección oficial del Festival de Cine de Cannes, así como de La familia de Gustavo Rondón Córdova, que participará en la Semana de la Crítica de Cannes. Otras exitosas cintas en las que ha estado involucrado son Desde allá de Lorenzo Vigas, que ganó en 2015 el León de Oro en Venecia, y Papita, maní, tostón de Luis Carlos Hueck, la película venezolana más vista en el país.
—Largometrajes que ha producido vuelven a ser noticia. ¿Cómo se siente al respecto?
—Feliz es poco. Han sido años de duro trabajo y que suceda esto no solo es una recompensa a ese esfuerzo, sino un respaldo para seguir levantando proyectos o por lo menos eso es lo que espero. No voy a mentir, siempre había querido tener una película en Cannes, ¿quién no? Lo que nunca había soñado es que fueran dos y el mismo año.
—Debido al éxito que han tenido filmes como Desde allá, Azul y no tan rosa y Papita, maní, tostón, ¿podría decirse que es el productor de cine más exitoso de Venezuela?
—Es algo que los demás deciden, no me concentro en eso; pero si significa que puedo hacer más cintas y contribuir al crecimiento de nuestro cine, pues bienvenido. Solo quiero hacer películas y que tengan el mejor recorrido posible.
—De sus primeras películas, ¿hay alguna que considere que marcó un antes y un después en su carrera?
—Sin duda que con Puras joyitas de César Oropeza y Henry Rivero comprobé que podía llevar una película por completo. Eso me animó a involucrarme en proyectos más grandes y complejos.
—¿Desde cuándo está en México y por qué eligió ese país?
—Originalmente vine por tres meses a desarrollar unos proyectos con Factor RH, pero empezaron a surgir oportunidades y ya tengo 9 meses. Hace un par de años Hernán Jabes y yo teníamos la inquietud de abrir oficinas en otro país. México es un mercado grande con múltiples posibilidades de trabajo.
—En las películas que produce está muy presente la violencia. ¿Es un tema que busca?
—No, por lo menos de manera consciente. Aunque vivimos en un país violento, empezando por el discurso presidencial y terminando con lo que se vive en cada calle.
—¿Tiene algo que ver con los lugares en los que creció?
—No. Mi niñez fue modesta pero tranquila, eran otros tiempos. Pasé casi toda mi infancia y adolescencia en Caricuao; sin embargo, nunca sentí miedo o peligro como hoy en cualquier lugar de Caracas.
—¿Hay alguna película que usted piense ha debido tener más éxito en festivales, pues tenía todos los elementos para lograrlo?
—A pesar de que le fue muy bien, me habría gustado que Piedra, papel o tijera de Hernán Jabes hubiera tenido un mejor recorrido. Es de mis películas favoritas en las que haya trabajado o no.
—¿Le gustaría probar en la actuación y la dirección?
—La dirección no me gusta, soy productor y soy feliz con eso. La actuación sí. Estuve en varias obras de teatro, especialmente piezas infantiles cuando era adolescente, pero me decidí por la producción. Me apasionaba más generar proyectos.
—¿Qué tan difícil es rechazar un proyecto?
—Es muy difícil cuando te gusta un proyecto y debes rechazarlo por factores de tiempo, factibilidad o estrategia. No tienes idea de la cantidad que te pueden gustar, pero solo puedes tomar uno o dos.
—¿Y si es de un amigo del gremio?
—¡Terrible! Lo malo es que nuestro gremio es tan pequeño que casi todos somos amigos, así que sucede a menudo. Pero uno debe estar claro en sus objetivos y montarse en planes que los persigan.
—¿Cuál será la próxima noticia que sepamos de Rodolfo Cova?
—Poco hablo de los proyectos. Primero hay que trabajar para que sucedan, después se dice. Lo que ya es información conocida es que pronto iniciamos el rodaje en México de La caja, la próxima película de Lorenzo Vigas. Lo demás me lo reservo.
—Tomando en cuenta la caída de audiencia y los problemas de financiamiento, ¿considera que el cine venezolano vuelve a pasar por un mal momento?
—El país pasa por un mal momento, así que el cine también. Ahora no lo vemos. Las películas que se están estrenando o están a punto de salir se trabajaron hace un año o dos. En dos años veremos las consecuencias de la crisis en el cine nacional.
—¿Qué hace falta para que en Venezuela se consolide una industria cinematográfica?
—El cine nacional reconectó con la audiencia, pero en estos momentos de crisis la prioridad no es ir a ver una película a las salas. Primero debemos superar esta pesadilla, luego tenemos que enfocarnos en reactivar el mercado y apostar a la presencia internacional, cubrir nuevos territorios.
—¿Qué le aconseja a un productor novel para cumplir sus objetivos en el país?
—Paciencia y disciplina, creer en sí mismo. Ver más allá del país para la búsqueda de recursos, aplicar a fondos internacionales, pensar que se hace una película para que recorra otros territorios, no solo para Venezuela.
—¿Cuál considera que es la película, no producida por usted, que mejor refleja a la Venezuela de los años recientes?
—Haré trampa porque es una película venezolana que no se ha estrenado en el país, pero que tuve la oportunidad de ver: La soledad de Jorge Thielen Armand. Necesaria.
—¿Una película que resulte un placer culposo?
—Realmente amor.
Teatro, publicidad, TV y cine
En los últimos 25 años Rodolfo Cova ha realizado por lo menos 600 comerciales de cine y televisión. Pero antes hizo teatro. De ahí pasó al mundo de la publicidad y luego a la televisión. Finalmente halló su lugar en el cine con una carrera como productor.
Dentro de su trayectoria en la pantalla chica se menciona su experiencia en Televen, en la producción de Chamokrópolis con Raúl y Mercy, programa infantil en el que también trabajó cuando pasó a ser de la programación de RCTV con el nombre de Supercrópolis.
En el año 2006 fundó con el director Hernán Jabes la productora audiovisual Factor RH, con la que ha firmado largometrajes como El enemigo (2008) y Taita Boves (2010) de Luis Alberto Lamata, Macuro (2008) de Hernán Jabes y Patas arriba (2011) de Alejandro G. Wiedemann.
Anteriormente había sido director de producción de Secuestro express (2005) de Jonathan Jakubowicz, otro de los filmes venezolanos más vistos en el país, así como de La hora cero (2010) de Diego Velasco.
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