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Líneas tardías: Los execrados que buscan calor familiar

La película Hunt for the Wilderpeople es una comedia sobre dos personas que huyen de agentes policiales apresurados por capturar a quienes consideran sospechosos de extraños crímenes

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Un niño regordete es presentado como la escoria. Destroza, quema, huye, insulta, malogra y maldice. Ese es el rosario constante que escucha el joven Ricky Baker (Julian Dennison) sobre sí mismo cada vez que lo presenta la trabajadora social encargada de niños sin familia.

Son palabras que espantan en lugar de incentivar el deseo de protección de cualquier pareja que busque adoptar a alguien.

Sin embargo, la tía Bella (Rima Te Wiata) lo acoge. No le importa el supuesto prontuario. Está urgida de brindar protección a personas que parecen derivar en sus derroteros, se desconocen las causas de su afán por intentarlo en Hunt for the Wilderpeople (2016), pero no se puede dudar de lo genuino de sus sentimientos.

El director y guionista neozelandés Taika Waititi logra con acierto convertir un drama familiar en una tensa comedia protagonizada por dos sujetos que huyen de la desconcertada y absurda autoridad.

La tía Bella cuida con esmerada atención al pequeño, quien, contrariamente a la premonición de la abominable mujer de servicios infantiles, se acoplar muy bien al hogar, sus rutinas y modales.

Eso sí, una presencia lo aturde un poco, la del tío Héctor (Sam Neill). Callado, distante, arisco, pero que no llega a representar ningún peligro para el muchacho, quien, contrariamente a la imagen que uno puede figurarse al principio, se adapta muy bien al cariño y la atención que le dan en esa casa, lejana de toda urbe, inmersa en el campo.

Cuando la calidez de la rutina empieza a ser parte de su vida, su destino sufre un traspié que lo hace huir de la casa. Entonces, el misterioso hombre se ve en la obligación de salir a buscarlo. Sabe que es difícil que sobreviva al bosque, donde solo lo acompaña un leal perro que le regalaron.

Entre ramas, riachuelos y criaturas salvajes, ambos se encuentran, y cuando emprenden el camino de regreso, otra calamidad los alcanza y la empresa se retrasa.

Del otro lado, empiezan las especulaciones. ¿Por qué un hombre de dudosa reputación desaparece con un niño? Los prejuicios y el afán del dinero, pues hay una recompensa por encontrarlos, generan el acecho.

El largometraje de Waititi entonces deja el drama atrás para convertirse en una comedia, en la que la sapiencia de un viejo y la ingenuidad de un adolescente se enfrentan a todo el aparataje policial de un Estado, comandado además por una despreciable mujer –presentada con todos los estereotipos imaginables– que está convencida de la peligrosidad de Ricky Baker. Su misión, recluirlo nuevamente en un centro para menores.

Monte adentro, sobreviven a toda clase de vicisitudes. No solo escapan de la policía, sino hasta tienen que enfrentarse a enormes jabalíes mientras hurgan en casas que piensan abandonadas para encontrar comida y municiones.

Hunt for the Wilderpeople es de esas películas pequeñas, que nunca llegarán a las carteleras comerciales y que si no fuera por los caminos verdes, uno dejaría de disfrutar. Afortunadamente no es así para el que sabe teclear correctamente, quien podrá ver una amena aventura de reconciliación y diversión de un par de execrados que solo quieren vivir tranquilos, a pesar de la predisposición del entorno por las cruces del pasado.

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