El cineasta francés Arnaud Desplechin abrió la 70° edición del Festival de Cannes con Les Fantômes d’Ismaël, un drama encabezado por Marion Cotillard y Charlotte Gainsbourg que dejó a la audiencia indiferente.
La película, proyectada en su formato recortado de 154 minutos, se centra en un director cuyo universo se ve trastocado por el regreso de un amor al que daba por desaparecido. La cinta está también protagonizada por Mathieu Amalric, con quien el cineasta trabaja por sexta vez.
La versión francesa que llegó a Cannes fuera de competición, indicó Desplechin en conferencia de prensa, es más sentimental que la original que se estrenará en los cines.
El largometraje no arrancó ni un aplauso entre los presentes en su proyección matinal, la que precede a la gala de apertura, que vio pasar por su alfombra roja a los protagonistas del filme. Cabe mencionar que Cotillard es una habitual de la Croisette, pero hasta ahora siempre se ha ido con las manos vacías.
Habla el presidente. La película que gane la Palma de Oro en Cannes debe proyectarse en salas, advirtió el presidente del jurado, Pedro Almodóvar, en relación con la controversia con Netflix, que compite con dos producciones por el máximo galardón.
“Sería una enorme paradoja que una Palma de Oro (…) o cualquier otro premio no pudiera verse en salas”, dijo el director español acompañado del resto de los miembros del jurado. Las dos cintas de la plataforma, Okja del realizador surcoreano Bong Joon-Ho y The Meyerowitz Stories del estadounidense Noah Baumbach, no podrán ser vistas en los cines de Francia debido a una reglamentación nacional.
Almodóvar considera enriquecedor la existencia de gigantes como Netflix, pero también instó a estas plataformas a aceptar las reglas del juego y respetar las diversas formas de exhibición, como las salas de cine.
Aunque sus palabras respondían a la pregunta de una periodista sobre la controversia, el cineasta tenía un texto preparado de antemano que leyó junto a los otros miembros del jurado, como los estadounidenses Jessica Chastain y Will Smith, la francesa Agnès Jaoui, la alemana Maren Ade y el italiano Paolo Sorrentino.
Smith se mostró conciliador con Netflix al asegurar que sus hijos veían películas en la plataforma y también iban al cine. Se trata de dos formas “completamente diferentes de entretenimiento”, dijo el actor. El gigante del streaming, que ya está enzarzado con las cadenas de cines en Estados Unidos, ha chocado en Francia con una normativa que lo obliga a esperar tres años entre el estreno de una película en las salas y su difusión entre sus abonados.
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