La familia como núcleo de la sociedad, pero también como posible foco de sus problemas, copa el protagonismo de la ópera prima del venezolano Gustavo Rondón Córdova, aplaudida ayer durante su proyección en la sección la Semanade la Crítica del Festival de Cannes.
“La presencia de la película en Cannes es una buena noticia, necesaria, para Venezuela”, dijo el director a los espectadores. “Estamos en una situación muy difícil, en la que los valores básicos de la democracia parecen inalcanzables”, añadió en alusión a la crisis política que hay en el país.
La historia de un padre (Giovanny García) obligado a huir de su barrio en Caracas junto con su hijo (Reggie Reyes), después de que este último se ve implicado en una fatídica pelea callejera, cuestiona los fallos del país y las responsabilidades individuales de cada uno. “Intenta mostrar esa violencia que está muy esparcida en nuestra sociedad, a veces explícita y a veces implícita, con terceros o con vínculos directos. Me interesa mostrar (…) que la responsabilidad empieza en casa”, señaló el realizador.
Con una trayectoria precedida por cortos como Nostalgia, seleccionado en la Berlinale en 2012, Rondón se lanza al largometraje con un argumento crudo, en el que la capital venezolana tiene un papel destacado. “Intenté involucrar como un personaje más el contexto, cómo moldea a los protagonistas y los hace tomar decisiones, lo que creo que pasa en todos lados pero que en situaciones tan complejas como la venezolana tiene algunos elementos adicionales”, expresó.
Ese mismo contexto que, “depende de dónde uno se pare, puede ser profundamente hostil o seductor”, en sus palabras, es llevado a la pantalla sin la intención de condenar a nadie, sino como un espejo de la situación actual. “El cine puede servir para muchas cosas. Está claro que en las circunstancias en las que está Venezuela ahora todo lo que se diga es una declaración; sin embargo, no quiero ver mi película como una denuncia, más bien como una obra que genera preguntas”.
Y para su sorpresa, La familia, coproducida por Venezuela, Chile y Noruega, halló un espacio en esa sección paralela de Cannes. “Habíamos trabajado mucho con la intención de que pudiera insertarse en el circuito internacional. No son tantas las que lo hacen. (…) Ser seleccionados nos tiene muy contentos. Las informaciones antes de venirnos ya eran espantosas y han seguido complicándose. Por lo menos estamos llevando buenas noticias al país”, agregó.
Para conseguirlo, Rondón combinó la experiencia de un actor que ha trabajado principalmente en el teatro con la fuerza de un joven cuyo mundo no pertenece al que se retrata, pero que de alguna manera le es afín.
La Semana de la Crítica cuenta además con otros dos filmes latinoamericanos: Gabriel e a montanha del brasileño Fellipe Gamarano Barbosa y la coproducción franco-chilena Los perros de Marcela Said. También participan los cortos Los desheredados de la española Laura Ferrés y Selva de Sofía Quirós, primer trabajo costarricense que compite en Cannes.