ENTRETENIMIENTO

«Cambios de último momento» de Eritza Liendo

por El Nacional El Nacional

Es impresionante la cantidad de gente loca que anda alrededor. Claro que quizás esto es como el chiste del hombre que va por la autopista a contravía pensando que son los demás los equivocados. Acaso sentimos que la gente alrededor está muy demente y los demás comentan con horror que somos nosotras las enajenadas.

Es posible que todos tengamos la razón. Por algún motivo: el agua, las angustias, los químicos, la alimentación, el stress o el gobierno (seguro que el gobierno, todo lo malo es culpa de este gobierno), la insania, la desazón, el desespero y la maldad nos rodean cada vez más.

Y comienzo hablando de frenesíes porque es un tema que subyace en los cuentos de Eritza Liendo. Sin embargo, igual que hay muchas similitudes también hay grandes diferencias entre los sombríos cuentos de Shadow, su primera publicación y estos de Cambios de último momento. Entre las semejanzas está la naturalidad narrativa de la autora, que cuenta con una espontaneidad envidiable y hace que sus relatos fluyan con facilidad. De igual forma tienen en común la visión de lo femenino y lo masculino. Las mujeres de Liendo son de carácter, incluso cuando son unas atropelladas que sobreviven. Los hombres, sin embargo, son débiles aunque sean unos abusadores. Hay también similitud en su aproximación a la maternidad, la paternidad y la condición de hijo, que suelen ser relaciones complicadas, difíciles y pedregosas, aunque o precisamente porque sobra el amor.

Ambos libros son duros y muestran a personajes viviendo eventos decisorios y dolorosos, pero a pesar de que en Shadow lo sombrío forma parte del título, en realidad había desparpajo, desenvoltura para unos diálogos deliciosos y un humor soterrado que lograba que no fueran narraciones lóbregas, porque aparecían toques pícaros y divertidos que hacían que lo oscuro se iluminara por segundos por grandes reflectores, otras con un rayito de sol y a veces con unas luces de discoteca.

En contraposición, en Cambios de último momento, Liendo no se aferra a lo que ya hizo bien en su primer libro, sino que transita por nuevos senderos. Y la diferencia es que en esos textos con ritmo, cadencia en sus diálogos, instantes tiernos, magníficas descripciones y soltura narrativa late algo espantoso, y eso tan horrible es la vida común y corriente de gente normal. Hay que ver lo sobrecogedora que puede ser una familia que parece, solo parece, feliz; o el descubrimiento de que la amistad tan cercana no era tal cosa sino lo contrario; o el desconsuelo de las decepciones amorosas, en el momento en que descubres que todo era puro teatro o hay que asumir que uno se equivocó mucho con alguien cercano a quien había que tener bien lejos.

Y eso es lo angustioso de estos cuentos, que todo sucede en la acostumbrada, corriente, usual clase media. Allí hay desubicadas que se inventan historias de que son lo que no son y terminan sufriendo por su existencia real y por la inventada. Víctimas de la violencia de género que asumen el recibir porrazos como una tradición heredada o mujeres golpeadas que prefieren las patadas a asumir que se equivocaron. Manganzones que dan literalmente sustos de muerte y que nunca jamás entienden la magnitud de lo que hicieron. Padres que, como una usanza o un acervo, van abusando de sus niñas. Fracasados que ansían matar o ser víctimas, porque cualquiera de las dos circunstancias sería mejor que la mediocridad de sus frustraciones. Madres que si revisaran el cuarto de su nene, en vez de encontrar algún video porno o una revista sugerente hallaría los sangrientos trofeos que indican que su hijo es un psicópata asesino que ha matado a decenas de personas. Hombres que le tienen pánico a una hija porque es un engendro que él ha hecho día a día, regalito más regalito, consentimiento tras consentimiento. O la nena abusada por un profesor, ya de por sí algo terrible, y además vengada por la madre con la apocada aquiescencia de un padre sin temple.

Y los celos. Eso sí es atroz. Personajes que sufren, lloran, se enferman, matan por celos a esposos, hijos, hijas, que enloquecen totalmente por el monstruo de ojos verdes. Alguna hay que por celos simplemente cambia de rumbo, no obstante uno siente que sus elementales ensoñaciones con este, ese o aquella tiene algo inquietante.

Los cuentos de Eritza Liendo consiguen ser tan aterradores que cuando aparece un fantasma que habla, conversa y reconoce es hasta un respiro. Lo sobrenatural es lógico que asuste, es lo habitual lo que genera un pavor incomparable.

Es importante que conste que este no es un libro de terror. Son narraciones realistas, que muestran a la gente que nos rodea: esos vecinos a los que damos los buenos días, la profesora dedicada, la señora de la panadería, el atento librero, el jefe preocupado, el sonriente barrendero. El asunto es que en los mundos que crea Eritza Liendo cualquiera de los que nos rodean posiblemente sea un monstruo.

Esas vidas ordinarias, ahora lo sabemos, esconden secretos espantosos y lo que es peor, nos hacen pensar: ¿ese no es mi transcurrir? ¿no será esto un espejo?

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Cambios de último momento

Eritza Liendo

Negro Sobre Blanco

Caracas, 2017