ENTRETENIMIENTO

Autorretrato con sombra

por El Nacional El Nacional

El sol de mi escritura bebe sombra

Octavio Paz

En la propuesta que hoy nos presenta Gloria Rojas, En la piel de la sombra, se juntan tres series de grandes, medianos y pequeños formatos. El desarrollo de las técnicas de xilografía, cartonaje y punta seca, en estos conjuntos, se alterna con rasgos de una particular investigación donde se destaca el cambio de luz que modula la sombra y la alarga en el marco de las horas.

Un dilatado ejercicio de contemplación en lo cotidiano ha permitido a la artista construir, de esta serie de obras, un grupo que transita el mediano y pequeño formato por los negros más profundos de la tinta. La pasión especial por el dibujo, evidenciada en Gloria a lo largo de su carrera, la invita a sumergirse, cada vez con mayor pericia, en la talladura de las matrices de xilografía. Una hermosa filigrana de naturaleza, crece, se desborda y se mimetiza al irónico serpenteo de la concertina de seguridad, a la baldosa de las aceras, a los árboles o rejas, a su sombra misma.

La sombra motivadora, en una suerte de autorretrato, es también observada desde la técnica del cartonaje. Una valoración del claroscuro y el esfumato son asumidos desde el procedimiento técnico cuidado, inciso, rasgado, hendido, encolado, en la construcción de la matriz. Esta mezcla de penumbra y destello circular en incesante reverberación, casi líquida, modula el instante detenido de la luz como huella en la estampa.

Para el más desbordado de estos conjuntos por su amplio formato, el lienzo es el soporte que recibe y se despliega entre planos contrastantes, mezcla de xilografía y punta seca. Una tríada de imágenes de significativa carga simbólica se nos revela: el cerebro, el corazón y el estómago, en una lectura sobre la conciencia, la expansión y las emociones. Esta vez el retrato también se hace evidente pero en una dimensión próxima al paisaje social. Aquí la filigrana es de rostros en sus múltiples gesticulaciones. Rostros cuya huella se acentúa al impacto de la luz cenital que los baña, rostros cercanos y distantes, impresos en tejido delimitador o en la forma orgánica de la entraña, viva, intensa, palpitante.