La actriz Amanda Gutiérrez baila algunas canciones de los discos que aún conserva y los reproduce en su equipo de sonido. Se graba sin complejos y comparte con sus seguidores los videos para transmitirles ánimo, sobre todo cuando cumplen el confinamiento decretado para evitar la propagación del covid-19.
Para Gutiérrez, una de las grandes actrices de la época dorada de la televisión venezolana, se trata de una forma de fortalecer el sistema inmunológico y de subir las endorfinas. Además, considera que ayuda a mantener el buen humor y las energías positivas.
Los videos que publicó el 28 de marzo celebrando sus 65 años recibieron muchos comentarios en las redes sociales: palabras de admiración y felicitaciones. Pero también hubo quienes la criticaron por tener actitudes, supuestamente, no acordes con su edad.
La actriz aconseja a los venezolanos que apuesten por la creatividad e inviertan el tiempo de ocio en sus proyectos profesionales, que servirán al país cuando haya un cambio político. A su juicio, lo necesario es sacar un aprendizaje de la pandemia.
—Se ha dedicado en estas últimas semanas a publicar en Instagram videos bailando…
—Estamos encerrados en la casa, tenemos que ponernos creativos y de alguna manera buscar qué hacer. A mí me ha gustado siempre estimular y ayudar a la gente, y a estar bien. Para mí es importantísimo estar bien. Siempre he tenido como premisa que bailar es una manera de tener el sistema inmunológico fuerte, de subir las endorfinas, de estar de buen humor. Un día me puse a bailar y dije que lo iba a compartir con mis seguidores; en mi cumpleaños les avisé que como lo pasaría sola, lo compartiría con ellos. Tuve muchísimas visualizaciones y comentarios, me pareció que la gente se ponía de buen humor y seguí haciéndolo. Mi hijo varón vive en Venezuela, pero está en su casa con su esposa, mis otras dos hijas viven una en Nueva York y la otra en República Dominicana. Entonces me quedé solita aquí en casa. Tenemos un chat en el que hablamos como tres veces al día, hacemos videollamadas; yo los amo y los adoro, tenemos una relación maravillosa, estoy muy orgullosa de ellos porque son exitosos.
—Ahora también comenzó a leer cuentos…
—Después pensé en hacer una cosa más cultural, como leerle cuentos a los niños y a los adultos también, porque los padres están con los niños; y es una manera de enseñar sobre nuestras raíces y los escritores de nuestro país. Lo primero que leí fue El Principito y a la gente le fascinó porque ese es un cuento que todo el mundo ama. No era mi intención que me comentaran tanto, sencillamente quise compartir con mis seguidores raticos de alegría porque todo el mundo está encerrado. No me quiero imaginar a la gente que tiene tres niños chiquitos, se pueden volver locos encerrados en una casa; más que todo pensé en las personas que viven acompañadas, que viven en familia. Debe ser muy difícil convivir 24 horas al día, 7 días a la semana, con la misma gente, sin poder salir, sin poder tener un respiro. Me pareció una buena idea darles un poquito de alegría y de esperanza para olvidarnos un poco de lo terrible que está pasando en el mundo.
—En ese proceso, las críticas tampoco han faltado…
—Para mí ha sido maravilloso porque así como distraigo a los demás, los demás me distraen a mí; me mandan unos comentarios tan bonitos que me siento superafortunada y bendecida, porque así como yo les transmito energía y buen ánimo, ellos me lo transmiten igualito, entonces nos retroalimentamos. Tengo 65 años, estoy más allá del bien y del mal, vengo de muchísimas experiencias; y ese tipo de cosas, en vez de tomarlas como un ataque, pienso que esa persona que me critica no está entendiendo mi mensaje, lo está tomando de una manera negativa. Lo que trato de hacer es enviar mensajes positivos. No me afecta en lo absoluto que me digan vieja ni ridícula. Me da hasta ternura. Creo que nosotros de esta pandemia y de esta cuarentena tenemos que sacar un pensamiento superpositivo, un aprendizaje, ser más amables con los seres humanos, querer más al planeta, cambiar un poco esa rabia y ese odio que la gente tiene dentro, ser más gentiles. De verdad que no me afecta. Son muchos más los comentarios positivos que los negativos, y los negativos han bajado muchísimo en estos días, ya no me dicen vieja ni me dicen ridícula. No sé qué se me hizo esa gente.
—En estos momentos muchos artistas han migrado a las plataformas digitales, hacen podcasts y programas. ¿Ha pensado en hacerlo?
—Yo he visto que todo el mundo está haciendo lo que puede y lo que sabe hacer y me parece maravilloso; hacen en vivos, leen, me encanta porque todos nos necesitamos. Me han dicho que abra un canal de Youtube, pero yo soy ciberchimba, leo los cuentos en físico porque mi tablet murió, mi laptop murió y mi corneta murió. Pongo mi música con los CD que tengo, entonces es cómico porque me piden canciones y me dicen que las baje y no puedo porque el único equipo tecnológico que tengo es el teléfono. Estoy trabajando con las uñas porque le pido a mis amigos unos CD para bailar porque se me están acabando, he bailado tanto que se me están acabando. Mis hijos son unos duros en las redes y yo soy un desastre, les tengo que estar preguntando. El otro día agarré un curso de tres días con Ana Isabel Otero sobre Instagram, aprendí bastante. Ampliarme en las redes sociales dependerá de la tecnología que tenga y de mi capacidad para aprender, ya lo veré, por lo pronto estamos en cuarentena, no la estamos pasando bien, y la idea es pasarla lo mejor posible, proteger a la gente y protegerse uno mismo.
—Comentaba que sus hijos no están con usted, ¿cómo ha convivido todo este tiempo con la soledad?
—He estado tan acompañada toda mi vida, entre maridos e hijos, que me quedé sola hace un año, cuando se casó mi hijo, que vivía conmigo. Para mí ha sido maravilloso, me he conocido y me he dedicado tiempo a mí misma, porque siempre he sido para mi esposo o para mis hijos. He estado disfrutando mi soledad, leo, pinto, bailo, echo cuentos, ahora comenzaré a contestar las preguntas que la gente me deja. No es en vivo porque yo no tengo wifi, estoy a punta de datos, y entonces anoto en un cuaderno las preguntas y me instalo en mi hamaca a echar los cuentos que todos quieren saber: cómo era La Dueña, cómo era Inés Duarte, la secretaria, sobre Paraíso, quién besaba mejor, quién no besaba…
—¿Cree que los artistas volverán a hacer buenas producciones en el país?
—Ojalá. Pero de lo que sí estoy segura es de que los venezolanos, después de esto, cuando caiga el régimen, cuando se acabe esta cuarentena, no vamos a ser los mismos. Venezuela nunca va a volver a ser la misma; es un país maravilloso, que tiene de todo. Que lo volvieron un desastre es otra cosa. Imagino una Venezuela en la que regresen los inversionistas, que RCTV vuelva a abrir, y donde habrá producciones. Lo veo no a muy largo plazo y por eso yo no me he ido de Venezuela, porque amo y adoro mi país y porque apuesto por él.
—Recuerdo que en 2017 usted acompañó a los jóvenes durante las protestas y ahora establece una conexión con ellos durante la pandemia.
—Eso no fue en 2017, yo tengo 20 años luchando, saliendo para la calle, haciendo todo lo posible, oposición total, total, total. Andaba con mis muchachos en primera fila. Hasta Miraflores fui a protestar, que me retuvieron. Sigo luchando desde mi trinchera, lo que pasa es que ahora estamos en un momento sumamente especial, y creo que no nos toca a nosotros, que ya eso está en manos de otros que conocen la situación de Venezuela. Yo hice lo que pude, y si me necesitan de nuevo también estaré presente. Cuando pase esto estaremos todos reconstruyendo el país, vendrá mucha gente muy talentosa que se fue. Eso va a ser maravilloso.
—Entonces, ¿qué considera que deben hacer los jóvenes en estos momentos que están en cuarentena y tienen mucho tiempo libre?
—Que se preparen. Hay que prepararse porque esto va a pasar, hay que prepararse para cuando eso suceda; tener mucha confianza, tener planes, fortaleza en el pensamiento y en lo que se quiere hacer después. Ahora deben aprovechar ver qué quieren hacer, tener muchísima confianza de que esto no va a durar mucho tiempo más. Esto va a cambiar y nos van a necesitar a todos, cada quien en lo suyo; y si cada quien se ocupa de lo que sabe hacer podremos reconstruir un país muy bueno. No hay que decaer, lo que pasa es que hemos sido demasiado golpeados. La calle ha sido brutal, los ánimos decaen por la manera en la que nos han tratado. Nosotros tenemos una doble tragedia: el régimen y el coronavirus. Esta cuarentena hay que tomarla para aprender, aquí hay que ponerse muy creativos.