El actor estadounidense John Malkovich estrena este viernes su nueva película El mayordomo inglés en un momento, a sus 70 años, en el que desea más papeles de «hombre bueno» y no piensa en retirarse: «Ni se me ha pasado por la cabeza».
«A diferencia de la mayoría de las personas, yo disfruto muchísimo haciendo mi trabajo. Mucha gente no ha experimentado jamás esa sensación (…) pero a mí me sigue divirtiendo, y por eso no entra en mis planes retirarme, aunque lo mismo algún día lo veo de otra forma», contó a EFE durante la promoción de la cinta en Madrid.
El actor tiene 10 proyectos pendientes de estreno, entre ellos su inmersión en el mundo de los superhéroes de Marvel Los cuatro fantásticos: Primeros pasos, en un papel que aún no se revelado.
A estas alturas de su vida, afirma que ha cometido «millones de errores», en el trabajo y en la vida, y los sigue cometiendo, pero al final, concluye, «somos eso, el resultado de nuestros errores y aciertos (…). Lo que importa es la gente y portarse bien con la gente».
En El mayordomo inglés, Malkovich se pone en la piel de un viudo reciente que intenta mitigar su dolor repitiendo un viaje que hizo con su mujer a una mansión señorial en Francia. Nada más llegar es confundido con un aspirante a mayordomo y él no desmiente el malentendido.
Blake, explica Malkovich, «es un buen hombre», un papel que «no se ve mucho en el cine».
«Realmente no sucede, no te dan esos papeles. La gente me pregunta por qué interpreto siempre a tipos malos. Y es porque eso es casi lo único que hay. Eso, o héroes o superhéroes. Y el mundo está lleno de gente común que a veces puede hacer algo extraordinario, pero realmente no hacemos historias sobre ellos», lamenta.
Una película rodada en francés, un idioma en el que ha trabajado varias veces, y basada en un libro escrito por el escritor y guionista francés Gilles Legardinier, que se atreve por primera vez con la dirección.
El actor que, pese a su dilatada y exitosa carrera, no tiene ningún Oscar en su haber, no piensa en retirarse aunque reconoce que cada vez que pasa varios días sin ver a su nieta, se le hace «eterno».
«Amo a mi familia, pero también mi trabajo, mis amigos… Me encanta seguir colocando piezas en el puzzle de mi profesión, y también en mi vida, aunque esto último es más difícil», sonríe.
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