Cada vez que se abre una empresa, el sueño de quienes la fundan es que sea exitosa. Si bien no hay una fórmula universal para conseguir ese objetivo, los expertos recomiendan implementar algunos asuntos que podrían allanar el camino hacia el éxito.
Son los pilares de una empresa sobre los que se construye para que con el tiempo se desarrolle y se convierta en un negocio redituable y respetado por sus clientes. Entre varios puntos por tener en cuenta hay cuatro pilares de una empresa determinantes: valores, misión, visión y propuesta de valor para el cliente; todos ellos claramente articulados.
La importancia de los valores de una empresa
Para que una empresa sea sólida debe contar con Valores empresariales firmes, claros y que se cumplan en todos los estamentos. Estos valores no son más que los que rigen el comportamiento individual y grupal en cualquier organización. Dan las pautas y definen las formas en que hay que hacer las cosas. En definitiva, son los que por medio de un organigrama les dirán a los actores de la organización cómo deberán actuar.
De allí que cada movimiento, cada acción que desarrolla una organización debe estar alineada con sus valores empresariales básicos.
Y tan determinante es esto que se comprobó que la diferencia entre el éxito y el fracaso de las organizaciones es que las exitosas consideran sus valores en todo lo que hacen. Estos valores además deben perdurar inmodificables en el tiempo. Y para que los miembros de la organización los tengan presente, esa lista de valores debe sustentarse en conceptos básicos respetados por los integrantes de la organización.
Una vez definidos los valores, lo que se debe hacer es contar con indicadores que los midan. De esta manera se tendrá un panorama preciso y concreto de su aplicación.
El corazón de la empresa: la misión empresarial
Como no puede ser de otra manera, la misión empresarial es la que define la razón de ser de la firma; es decir, para qué existe la misma. Esto es una descripción de qué se trata el negocio y afirma su valor agregado.
Contar con una buena misión empresarial no solo comunica el propósito de la organización, sino que además se alinea con sus valores empresariales fundamentales. Tal como ocurre con los valores, la idea es que la misión también perdure en el tiempo, pero en este caso existe la posibilidad de que esta sufra mutaciones.
¿En qué contexto podría cambiar la misión empresarial? Por ejemplo, si se produce una modificación en la dirección organizacional que dé como resultado un cambio en la naturaleza del propósito de la organización.
El tercer eslabón del éxito: la visión empresarial
En toda organización que persigue el éxito cada uno de estos pilares de una empresa deben concatenarse. La visión empresarial, tal como dijimos, está construida sobre sus valores empresariales y es una extensión de su misión empresarial.
En este punto el pragmatismo manda, por eso debe tener un plazo claro (puede ser de tres a cinco años), definido de antemano y ser el faro en el camino para lograr la misión empresarial.
Tener un cronograma claro y medible de lo que la empresa quiere lograr en el futuro es lo primero que se debe hacer para apuntar a un crecimiento a largo plazo. De esta manera se podrá tener una evaluación tangible de sus avances estratégicos en un período de tiempo específico.
La visión es la imagen de una organización y ayuda a comprender por qué y cómo los actores relacionados con ella pueden apoyarla para lograr sus objetivos y metas.
En el caso de la visión, al tratarse de un tiempo establecido y limitado, una vez que se logró cumplir con el objetivo, entonces la organización puede cambiarla una vez finalizado el período que comprende.
La visión empresarial es -o debería ser- la meta más importante de una organización, pues marca el norte por lograr. Es, entre los pilares de una empresa, el más importante.
El cliente como objetivo en la propuesta de valor
Al pensar en el éxito de una empresa siempre es necesario definir el destinatario y fijar los objetivos para satisfacerlo. En ese camino, una propuesta de valor significa el conjunto de beneficios que se le darán al cliente. Para ser más preciso, es lo que la empresa le promete a sus clientes para que ellos la puedan reconocer claramente ante sus competidores.
Para que esta propuesta tenga éxito, la organización debe tener en claro quiénes son sus clientes, darles a ellos un panorama preciso de lo que es la empresa y las propuestas de valor de los competidores, para diferenciarse.
Existen, según los expertos, tres propuestas de valor clásicas, que varían ligeramente según el sector empresarial: excelencia operacional, liderazgo de producto o servicio y personalización.
El éxito nadie lo puede asegurar. Pero es cierto que los especialistas aseguran que para correr el menor riesgo posible y reducir el margen de error hay pilares de una empresa que se deben respetar. Construir con base en valores, tener un objetivo claro e identificar a sus clientes y darles lo que ellos quieren, son sin duda un buen comienzo para cualquier organización. Desde allí se puede soñar con el tan ansiado éxito.