isla de margarita
GENTILEZA TATIANA| La turista rusa Tatiana disfruta de la playa en Isla Margarita.

La invasión de Rusia en Ucrania ha provocado un duro golpe a Margarita, que esperaba recibir 65.000 visitantes rusos este año, según un reportaje de The New York Times.

A medida que los combates se intensificaron, los países y empresas occidentales cerraron su espacio aéreo a los vuelos rusos y suspendieron los contratos de arrendamiento y el suministro de piezas de avión, por lo que, recuerda el diario estadounidense, el operador turístico Pegas Touristik, enfocado en Rusia, informó a sus clientes que estaban en Margarita que tenían que regresar.

El ambiente en la isla se volvió entonces progresivamente sombrío. El poder adquisitivo, a raíz de las sanciones, empezó a decaer junto con el rublo y sus tarjetas bancarias dejaron de funcionar.

Algunos empresarios venezolanos habían remodelado sus hoteles inactivos para albergar a los visitantes que se esperaban este año y contrataron nuevo personal con el deseo de que los vuelos rusos abrieran las puertas a otros turistas internacionales.

Aunque los sueldos eran muy bajos (por ejemplo, dice el NYT, los meseros apenas ganaban 1 dólar al día), los trabajos proporcionaban comida constante en un país que, según la encuesta Encovi de 2021, tiene a 76,6% de su población en la pobreza extrema.

Desde que estalló la guerra, continúa el diario, muchas personas ya han perdido sus empleos o han visto reducidos sus turnos.

El último vuelo de Margarita a Moscú salió el 8 de marzo. Las principales compañías aéreas rusas han dejado de volar a occidente más allá de Bielorrusia.

Pegas, no obstante, ha seguido anunciando viajes a Margarita a partir de abril, pero los propietarios de negocios turísticos consideran que el futuro de la ruta es incierto.

Tras un acuerdo aprobado entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Vladimir Putin, más de 10.000 rusos han visitado Margarita desde septiembre de 2021 en vuelos chárter directos desde Moscú, la única conexión internacional de la isla.

Para mediados del año pasado, el gobierno ya esperaba la llegada masiva de turistas rusos a Venezuela. “Es un signo de las excelentes relaciones y confianza bilateral entre los gobiernos de Rusia y Venezuela en materia de turismo”, expresó en ese momento Alí Padrón Paredes, ministro de Turismo.

La oleada de visitantes había representado una pequeña fracción de los 3 millones de turistas que Margarita recibía a principios de la década de 2010.

Ahora, con la invasión de Ucrania, los rusos se preguntan qué penurias encontrarán en su país, afectado por la inflación, el temor a la escasez, el acaparamiento, la imposición de controles de divisas y las amenazas a empresas extranjeras.


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