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Rafael Ramírez sobre la gestión de Tareck el Aissami como ministro de Petróleo: “Está acostumbrado a hacer promesas que no cumple”

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Rafael Ramírez, exministro de Energía y Petróleo y expresidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) durante la gestión de Hugo Chávez habló con El Nacional sobre la situación de la industria, los cambios necesarios y las dificultades que enfrenta. Indicó que la gestión de Tareck el Aissami como ministro de Petróleo es nefasta para la industria petrolera.

Ramírez, hoy en el exilio, enfrentado al gobierno de Nicolás Maduro, exige un cambio de rumbo. «Ni con la actual gerencia de Pdvsa ni con el actual gobierno, los inversionistas serios y las grandes empresas petroleras vendrán al país a menos que sea para cobrarse deuda con petróleo en condiciones ilegales como ha hecho Chevron», dijo.

El Aissami y las empresas de maletín

—¿Qué responsabilidad cree usted que tiene El Aissami como principal responsable de la junta Alí Rodríguez sobre el otorgamiento de cargamentos a empresas de maletín?

—Durante la gestión de El Aissami se ha convertido en una norma entregar el comercio del petróleo venezolano a terceros (empresarios, militares o cualquiera conectado con el gobierno) la mayoría de las veces sin experiencia alguna en actividades de trading, empresas desconocidas o de maletín sin ninguna trayectoria en el sector. La dirección ejecutiva de Comercio y Suministro fue desmantelada, por lo que las ventas de petróleo y productos se hacen a través de terceros conectados con el gobierno. Es una actuación absolutamente ilegal, donde Pdvsa, bajo el concepto de pago de deudas o como una gracia o favor de El Aissami, de Delcy Rodríguez y cualquier otro de los jerarcas del gobierno, se entregan volúmenes de petróleo o productos para que un tercero los venda por su cuenta. Actualmente no existe registro ni control de los volúmenes entregados, no están activados los sistemas de control administrativo como el SAP, ni existe la fiscalización del Ministerio de Petróleo sobre los buques que salen del país –los militares tienen absoluto control de los terminales de despacho– y no existe control de los precios de venta, por ello una de las primeras cosas que hizo Maduro fue desmantelar la oficina de fiscalización de precios del Ministerio de Petróleo que estaba ubicada en Viena. En el mercado abierto, donde estos volúmenes se ofertan (en una especie de mercado negro de hidrocarburos) el petróleo se vende con descuentos de hasta 40% y los pagos se hacen a cuentas de los operadores privados que han abierto previamente en países con poca o ningún mecanismo de verificación, es decir en paraísos para el lavado de dinero. Es muy difícil que ese dinero entre a las cuentas del BCV o las de Pdvsa, y mucho menos al fisco, pues estos recursos se quedan en el exterior y son utilizados por el gobierno para sus propias operaciones o pagar favores, o en manos de los empresarios y militares que los sostienen. Desde 2016 Pdvsa no emite estados financieros auditados, por lo que no es posible hacer un balance, ni una verificación de las ventas, ni el manejo de la caja. Durante nuestra gestión al frente de Pdvsa (2004-2014), todos los mecanismos de control estaban activados, así como los procedimientos de venta del petróleo y la fiscalización de volúmenes y precios. Los resultados del ministerio eran publicados en el Pode (Petróleo y otros datos estadísticos) y los de Pdvsa en los informes financieros auditados por la firma internacional KPMG (la segunda más importante del mundo en su ramo). Eso no lo hicieron más, desaplicaron todos los mecanismos de control y ahora todas las operaciones de Pdvsa están amparadas en el secreto impuesto por el gobierno y su inconstitucional Ley antibloqueo. Ni Pdvsa ni El Aissami le rinden cuentas a nadie, ni a los organismos de control del Estado, ni al país.

—¿Qué va a pasar con los 10.000 millones de dólares en cargamentos entregados a empresas de maletín?

—Es muy probable que ese dinero se haya perdido, se lo apropiaron. Habrá que hacer un proceso de auditoría post mortem de las ventas de petróleo de Pdvsa en este período y determinar responsabilidades a nivel corporativo y del gobierno. Es un desfalco a la nación.

—¿Se puede comparar su gestión al frente de Pdvsa con la de El Aissami?

—La producción de petróleo del país se obtiene tanto por la producción fiscalizada por el Ministerio de Petróleo (cosa que no sucede desde 2017), como por las fuentes secundarias reflejadas en los Reportes mensuales de la OPEP (Reporte de Monitoreo del Mercado). De acuerdo con estas fuentes, la producción del país entre 2002-2022 ha sido la siguiente:

Observa que entre 2002-2013 (último año de mi gestión) la producción de petróleo se mantuvo en un promedio de 3,125 millones de barriles día, lo que ajusta a nuestra cuota de 11% de la producción de la OPEP. Entre 2014-2019 la producción cayó un 1,12 millones de barriles diarios, para ubicarse en 2,05 millones de barriles día. En 2017 se militarizó la empresa con una producción de 1,9 millones de barriles día. Dos años después de la gestión del general Manuel Quevedo se perdieron 1,13 millones de barriles. Cuando se instaló la Comisión ARA, la producción estaba en 770.000 barriles diarios y al cierre de 2022, ha caído a 680.000 barriles diarios, de los cuales se estima que 100.000 corresponden a condensados de Irán que está mezclado con nuestro crudo. Es decir, que desde que El Aissami asumió la producción del país se ha estancado a niveles mínimos históricos y ha caído 212.000 barriles, es decir 28%. Es importante notar que 500.000 barriles es el mínimo nivel de producción del país, y es similar a la producción de Venezuela de 1932. Desde mi salida de Pdvsa, la producción de petróleo ha caído de 3 millones de barriles diarios a 568.000 barriles día, una pérdida de 2,43 millones de barriles diarios, equivalente a 83%. Un verdadero desastre.

El Aissami

Rafael Ramírez y Nicolás Maduro. Foto: AFP

Las sanciones

—¿Puede hablarnos de las sanciones a Pdvsa?

—Pdvsa ha sido sancionada desde el año 2010, por las relaciones de Venezuela con Irán y porque se afirmaba que la estatal vendía combustibles a Irán, cosa que no era cierta. Pero nosotros nos habíamos preparado para un escenario de ese tipo, por lo que desde 2009, habíamos diversificado nuestros mercados y suministros de equipos y tecnologías, además de reforzar nuestros fondos financieros y flota de transporte (llegamos a tener 80 buques propios o asociados), de manera que las sanciones no afectaron nuestra producción de petróleo. Las sanciones financieras de EE UU (Donald Trump) sobre Pdvsa se iniciaron en enero de 2019, cuando ya la producción de petróleo se ubicaba en 1,35 millones de barriles día, un 1.650.000 menos que en diciembre de 2013, equivalente a 55% de la producción. Las sanciones han sido la gran excusa del gobierno y El Aissami para tapar su incapacidad al frente de Pdvsa. Entre 2020-2022 la producción de petróleo se encuentra estancada y ha retrocedido a sus niveles mínimos históricos.

—El Aissami habla de recuperación en su gestión, ¿pero cómo puede haber recuperación si la producción ha caído en 150.000 a 170.000 barriles desde el febrero de 2020 hasta hoy? ¿Cómo puede hablar de agradecer a los trabajadores?

—No es verdad. El Aissami vive enconchado, encerrado. No se atreve a caminar entre los trabajadores. Cuando va a alguna oficina de Pdvsa su equipo de seguridad desaloja a los trabajadores. Solo hacen imágenes de tuits y actos controlados. Desde la gestión del general Quevedo fueron desconocidos todos los beneficios sociales y económicos de los trabajadores petroleros, desconocidas las convenciones colectivas vigentes y pasadas, desconociendo el carácter progresivo de las conquistas laborales. Ni la Comisión ARA, ni el propio El Aissami han hecho nada por restablecer los beneficios a los trabajadores, los salarios, los seguros de vida y salud, reponer el Fondo de Pensiones que Erick Malpica le arrebató a los trabajadores en diciembre de 2014. El Aissami ha criminalizado la protesta de los trabajadores, ha llevado a prisión a dirigentes sindicales, incluso de la directiva de la Futpv. El 27 de mayo pasado entregó la refinería El Palito al control de Irán, sacando a 800 trabajadores venezolanos que laboraban en la instalación, desconociendo sus derechos laborales. El Aissami ha desarrollado una gestión antiobrera.

—El Aissami ha dicho que quiere convertir a Venezuela en una potencia energética. ¿Cómo puede decir esto si la empresa petrolera ha perdido producción?

—El Aissami está acostumbrado a hacer promesas y anuncios que no cumple. Recuerda que prometió subir la producción a 2 millones de barriles diarios y también que resolvería el desabastecimiento de gasolina. Lo que ha hecho en cambio es mantener estancada la producción de petróleo a niveles mínimos y colocar la gasolina a precio internacional. Nuestro sistema de refinación nacional, es decir el que está ubicado en el país, tiene una capacidad instalada de 1,3 millones de barriles día en el CRP, El Palito, Puerto La Cruz y San Lorenzo. En el año 2014 procesamos 1,2 millones de barriles diarios de combustibles, de estos se destinaron 700.000 barriles día al mercado interno y se exportaron 400.000 barriles diarios de combustibles. Por otra parte, el sistema de refinación de Citgo está bajo control de las autoridades norteamericanas, pero las refinerías en Cuba (refinería Cienfuegos) y las refinerías de Jamaica y República Dominicana, las perdió el gobierno, entregándolas a las empresas de esos países: Cupet, Petrojam y Refidonsa. Perdiendo esas capacidades de refinación en el exterior. Hoy día el sistema de refinación nacional está operando a 10% de su capacidad. Es decir, que procesa al sumo 150.000 barriles diarios. Esto indica un colapso del sistema de refinación nacional y explica el desabastecimiento agudo y crónico del mercado nacional, no solo de gasolina, Diesel y lubricantes, sino también de GLP. No hay manera de que El Aissami cumpla esta nueva promesa.

Pdvsa

Rafael Ramírez y Hugo Chávez, en Cumaná, el 19 de octubre de 2008. Foto: THOMAS COEX/ AFP

Los inversionistas

—Los inversionistas huyen de Venezuela o se les meten zancadillas para que no se puedan llevar la producción petrolera para que puede ser otorgada a empresas de maletín. ¿Usted cree que alguien va invertir en Venezuela con la actual gerencia de Pdvsa?

—El gobierno de Maduro tiene un severo problema de legitimidad y confiabilidad. El inversionista privado ­–si nos referimos a las empresas internacionales de petróleo de trayectoria en el sector­– no se va a involucrar en negocios en países donde no exista un marco legal claro, ni Estado de derecho. Es decir, nadie se va a asociar, ni hacer negocios con un gobierno que está actuando al margen de la ley, en ausencia de seguridad jurídica. El gobierno conduce el sector petrolero en la más absoluta opacidad, no existen mecanismos de rendición de cuentas, ni estados financieros auditados, todo se hace en secreto, todo al margen de la ley. El gobierno desmanteló la institucionalidad del sector petrolero en el país. Por otra parte, además de las complejidades propias de la producción petrolera en el país, el gobierno y la dirección de Pdvsa han demostrado en estos ocho años bajo control de Maduro, una absoluta incapacidad y negligencia en el manejo del sector petrolero, lo que ha provocado el colapso, no solo de Pdvsa sino de todo el sector conexo del país. Hay que recordar que las grandes empresas petroleras se han retirado todas del país o tienen sus operaciones al mínimo posible. Los casos más notables son los de Total de Francia y Equinor de Noruega, así como la Impex de Japón, incluso la rusa Rosneft abandonó sus operaciones en el país. Las empresas internacionales no están dispuestas a trabajar con este gobierno, ni con la actual Pdvsa.

—¿Cómo es posible que haya colas de gasolina, cuando se habla de recuperación de las refinerías?

—Nuevamente El Aissami le miente al país. No solo prometió al inicio de este año que la producción de petróleo llegaría a 2 millones de barriles diarios en 2022 sino que prometió en julio de este año, en una declaración a Bloomberg, que las colas de gasolina se acabarían en el país. Nada de eso se ha cumplido. Hasta el año 2013 el mercado interno oscilaba entre 640.000 y 700.000 barriles diarios  de combustibles. En ese momento, desde Pdvsa abastecíamos completamente el mercado interno y todavía teníamos volúmenes para exportar alrededor de 400.000 a 500.000 barriles, sobre todo a EE UU y el Caribe. Nuestro sistema refinador nacional estaba operando a máxima capacidad. Hoy la situación es absolutamente distinta. El sistema refinador ha colapsado y opera a 10% de su capacidad, es decir que Pdvsa solo está generando entre 100.000 y 150.000 barriles diarios de combustibles, pero produce combustibles de muy baja calidad, incluso gasolina de 83 octanos. El gobierno, a pesar de haber colocado el precio de los combustibles a niveles del mercado internacional y en divisas, lo cual ha generado una contracción de la demanda de amplios sectores que no pueden pagar los combustibles, no es capaz de satisfacer las necesidades del mercado interno y menos de sostener o apoyar ningún tipo de aumento de actividad productiva del país, si es que la hubiese. Ellos han tenido una política de abastecer el Área Metropolitana de Caracas para ocultar la situación real de desabastecimiento del mercado interno de combustibles. Aun así, si el ciudadano quiere abastecerse de gasolina a precios subsidiados tiene que estar dispuesto a amanecer para hacer la cola. Esta situación absolutamente irregular ya se estableció como parte de la normalidad. Pero en el interior del país, sobre todo más allá de las grandes ciudades, el desabastecimiento de combustibles se ha convertido en un problema crónico para la población en general. El Aissami ha prometido de manera reiterada la reactivación de nuestro sistema de refinación y todos son intentos fallidos. Sucesivos incidentes, explosiones y derrames indican que Pdvsa ha fracasado en sus intentos de recuperar el parque refinador. El ministro, muy propenso a una actitud policíaca, criminaliza a los trabajadores y acusa a grupos terroristas o conspiradores de la situación de caos y deterioro del sistema refinador. Incluso con ocasión de la explosión de la torre de VGO en Cardón, llegó a declarar que la refinería había sido objeto de un ataque de misiles o de un dron terrorista. Un absurdo. Ahora el gobierno, en el marco de sus acuerdos secretos con Irán, ha entregado la primera de las refinerías a empresas iraníes. Están ensayando ese esquema con la refinería El Palito. El gobierno no solo está violando el artículo 10 de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que prohíbe ceder de ninguna manera las instalaciones existentes del sistema de refinación del país, sino que también vulnera nuestra soberanía al entregar a empresas o países extranjeros el manejo de sectores claves de nuestra economía.

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