“No es transferible”, se leyó en el celular de Armando cuando intentó transar petros. Seis meses después de iniciarse la venta pública, la criptomoneda venezolana sigue en el limbo, pero el gobierno de Nicolás Maduro prometió que ahora sí empezará a funcionar.
El petro aún no puede intercambiarse por dinero, bienes u otras criptomonedas como el bitcoin. Tampoco cotiza en casas de cambio virtuales, aunque el gobierno lo tasa en 60 dólares.
Armando, nombre cambiado para proteger su identidad, adquirió poco más de medio petro, pero no sabe cómo podrá “darle uso”. Como prueba mostró la billetera de la criptomoneda, que descargó en su teléfono. “Mosaico seleccionado no es transferible”, indicó el mensaje.
“Todavía no existe”, comentó Moisés Rendón, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington, Estados Unidos.
Pese a que la preventa pública comenzó en marzo, Maduro dijo el jueves que será el 1 de octubre cuando “el petro entrará en funcionamiento como moneda de intercambio de compra y divisa convertible”.
Será ofertado en subastas mediante las cuales los privados acceden a divisas, en el marco de un control de cambios vigente desde 2003.
Pero “es tarde para rescatar el petro. No hay confianza y no la habrá” mientras el gobierno impida que fluctúe libremente, precisó Rendón.
Las transacciones con criptoactivos son públicas por la tecnología de cadena de bloques (blockchain), base de datos cifrada que valida y registra cada operación.
Maduro llegó a anunciar “ofertas de intención de compra” por 5.000 millones de dólares, pero el blockchain del petro en la plataforma NEM registra transacciones por el equivalente de unos 136.000 dólares del 25 de marzo al 6 de mayo.
El lanzamiento contemplaba una preventa privada de 38,4 millones de petros en febrero y otra pública de 44 millones en marzo. El Estado se reservó 17,6 millones.
Una de las principales tiendas por departamentos del país colgó en marzo carteles con el texto “aceptamos petro”, pero en pocas horas los retiró.
Comprar petros “es un riesgo alto (…), desde el principio lo tengo en mi columna de pérdidas”, admitió Armando, quien invirtió una “pequeña cantidad” para medir su evolución, pues vive de las criptomonedas.
El gobierno respalda el petro con un campo de crudo aún no explotado en la Faja del Orinoco, la mayor reserva del mundo.
Pero “no se sabe cómo ejercer derechos” sobre esas reservas, apuntó el especialista petrolero Luis Oliveros.