movimiento
Foto Jesús Navas

La masa disforme que reposaba sobre el torno de aquel caballete, fría e indiferente, estaba lista para contar su historia. Veía fijamente, como retando a sus espectadores a preguntarle en qué estaba a punto de convertirse. Detrás de ella comenzaba a calentar motores Misael Carpio, artista visual multidisciplinario mientras ubicaba sus pies sobre los pedales que darían inicio a la función.

La mitad de su casa se convirtió, hace 5 años, en el taller que le permitiría sentar un precedente en la vena artística de la ciudad a través de sus manos y de un movimiento, Muc (Movimiento Urbano de Cerámica de Caracas). Manchas, restos de arcilla endurecida, esponjas, alambres, pinceles, esmaltes, cuatro gatos llenos de barro y paños superpuestos en rincones, muebles y estanterías, confirmarían lo que allí pasaba: la fusión de elementos comandados por el agua y el fuego que rescatarían un oficio que se creía desatendido en el país.

«Hola, ¿cómo estás? Somos parte de un movimiento urbano especial. Trabajamos con las manos. Hacemos cerámica y, aunque no lo creas, está más viva que nunca en Venezuela… Importa y mucho». Este es el mensaje con el que se presentan. Claro y conciso.

Muestra de una de las piezas únicas en arcilla del artista Misael Carpio | Foto Jesús Navas

Rescatar el arte del fuego

El Movimiento Urbano de Cerámica de Caracas no es un negocio, tampoco una organización formal. «No estamos ni registrados, aún, para serlo. Pero vamos encaminados, aunque es un proceso que lleva tiempo», señaló Carpio, uno de sus voceros y miembros actuales.

«Nacimos de la fusión de la arcilla, el barro, el agua y el fuego, dándole origen a creaciones de ornamentos, cuencos y cerámicas; objetos que reflejan y documentan historias, culturas y sociedades delineadas por las manos de los artesanos que hacemos vida en este conglomerado», describió. Mientras hablaba, amasaba y daba golpecitos en la arcilla que yacía en frente, que ya estaba casi lista para convertirse en algo más que magma.

«Nuestra necesidad como artistas es rescatar el oficio de la cerámica y brindarle la visibilidad al trabajo que se está haciendo en Venezuela con este material», añadió. «Estamos detrás del telón de las artes, pero somos muchos los venezolanos que nos dedicamos a producir cerámica, creando piezas únicas, tanto utilitarias como contemplativas y artísticas», resaltó.

De esta manera, el Muc busca generar un intercambio colaborativo entre ceramistas y mostrar la vigencia del trabajo cerámico y su relación con la ciudad. «Además, otro de nuestros objetivos es demostrarle a la gente las capacidades y bondades que tiene este proceso creativo pues la cultura cerámica reúne todo lo que la humanidad ha producido y producirá en relación con este material: técnicas, historias, textos, maestros, aprendices, discípulos, piezas coleccionadas en museos, entre otros».

Misael Carpio, viocero del Muc

Apenas dos años

Fanny Zambrano y su hija Ana Rodríguez, propietarias del taller Volviendo a la Tierra, fueron las fundadoras –junto a Acción Cerámicade este movimiento que vio luz el 21 de mayo de 2022 en un evento que reunió a 15 artesanos y alrededor de 400 espectadores quienes se congregaron para rendirle tributo al arte a través de la cerámica.

Este 2023, será el segundo año en el que el Muc le dará impulso al oficio y potenciará el movimiento. El objetivo es seguir creciendo no solo en visibilidad sino en integrantes.

«Comenzamos muy pocos, pero hoy en día somos 60 artesanos los que formamos parte de esta organización. La idea es convertirnos en una compañía cuyo centro sea el apoyo al pequeño artesano que se dedique a la cerámica. Así mismo, crear vínculos y alianzas con cualquier tipo de autoridad u organización que desee apoyar el oficio del artista», destacó el vocero.

«Entiendan algo, los ceramistas, en su mayoría, creamos cada quien por su lado, hacemos oficio en talleres o en nuestras casas pero estamos completamente solos. No nos conocemos. El Muc funciona como factor unificador. Ahora siendo integrante de este movimiento y entendiendo los matices y la gran cantidad de personas que comparten una pasión como la mía, me doy cuenta de que era lo que hacía falta para que nuestras voces se escucharan».

Movimiento
Foto Jesús Navas

Este año, la alfarería tradicional, de cerámica popular, creativa y decorativa, con esmaltes especiales y la maestría se reunieron el 11 de marzo en la Casa Samambaya, ubicada en Los Guayabitos, en un nuevo evento que congregó a 30 artesanos y más de 600 asistentes para disfrutar el entorno cerámico a través de la música, gastronomía, exposiciones, talleres artísticos y formativos en torno al oficio, danza contemporánea y más.

La jornada –que comenzó a las 10:00 am y culminó pasadas las 10:00 pm–, estuvo dedicada a la ceramista venezolana Josefina Álvarez, Premio Nacional Artes del Fuego 1974 y Premio de Artes Aplicadas del Salón Arturo Michelena, «en un homenaje casi ritualístico donde artesanos y maestros de todas las edades (entre 20 y 70 años) le rendiríamos tributo con una pieza única inspirada en ella. Con este tipo de encuentros queda claro que nos une la responsabilidad de hacer relevante la cerámica en Venezuela de nuevo», destacó Carpio.

El Muc le da impulso al oficio de la cerámica a través de eventos con lo que pretende potenciar el movimiento en el país

El valor de la cerámica

«El país, de alguna manera, se olvidó de que existía(mos)», dijo Caripo mientras  sonreía, seguía moldeando, esta vez gracias a su torno, una vasija muy similar a la artesanía precolombina. «Hubo un boom en algún momento, pero quedó relegado por otras aristas de las artes plásticas», señaló concentrado en su creación. Fruncía el ceño, respiraba, hablaba con la arcilla.

“Es un camino de aprendizaje y de valoración que muchas veces la gente no ve o no entiende”

Para Misael Carpio, las piezas –sobre todo las que no salen como el artista espera– son aprendizajes alquímicos. «Son maestras que nos muestran el efecto de la humedad, del aire, del sol, del calor y del frío en un material que es parte de nuestra identidad. En la cerámica cada cosa habla de lo que nos pasa dentro. Es un lenguaje a través del cual hablamos y por eso es digno de ser rescatada. Importa», inquirió.

Foto Jesús Navas

Si hay tanto amor, dedicación y entrega en el proceso, entonces, ¿qué es lo más difícil de este camino?

«El tema económico», dijo. «Para nadie es un secreto que, para levantar un negocio, o en nuestro caso un evento, de esta magnitud, necesitamos dinero. Queremos brindar una experiencia como se debe, con la calidad que la gente se merece. Necesitamos muchos patrocinantes. Sin embargo, si no los tenemos, este evento se dará, sí o sí, por la voluntad que tenemos de mostrarle al país el movimiento», añadió. «Por eso, hemos llegado a acuerdos iniciales en donde cada uno de los artesanos aporta una cantidad determinada de dinero mientras buscamos apoyo externo. Gracias a Dios, hoy día contamos con alrededor una veintena de marcas que confían en lo que hacemos y en su resultado».

“Eso nos dice que vamos por buen camino y que tenemos que seguir adelante”

Economía vs. cerámica

Para Misael Carpio, la cerámica es una experiencia de amor, desamor y de riesgos. Además, todo se resume en que la gente entienda la importancia del consumo local para apoyar no solo movimientos como el Muc, sino el de los artesanos individuamente.

«Cuando vendemos una taza, por ejemplo, el precio pudiese variar entre los 10 ó 15 dólares. Es lo justo. No sólo son las horas hombre o el tiempo que se lleva (unas dos semanas se secado), sino la dedicación que ponemos al crearla. Son piezas únicas. Sin embargo, a veces no resulta viable para nosotros porque hay tiendas en el mercado que las venden en 1 ó 2 dólares y se convierten en nuestras principales competencias… Y eso que es artesanía extranjera, no venezolana», subrayó.

Movimiento
«Corazones», línea de piezas en cerámica realizada por Misael Carpio

Para el movimiento y sus integrantes, «es importante no restarle el valor a lo nuestro. ¿Sabían que la arcilla que usamos está hecha con tierra 100% venezolana? Cada pieza es sinónimo de suelo criollo; es ADN natural del país. Venezuela tiene al mejor químico inorgánico en sus filas, especialista en esmaltes y pigmentos cerámicos quien nos provee del material. Se llama Nicola Centritto, y sin él, este oficio no sería el que es hoy día», aseveró.

Paciencia, esa es la clave. «Uno va trabajando piezas que tengan una salida más rápida, esa es la única forma de ir haciéndote un nombre. Luego, los mismos clientes se van arriesgando con uno y van apostando a otro tipo de creaciones. Eso mueve la dinámica económica», inquirió.

De los eventos que se realizan, los artesanos pueden llegar a vender poco más de la mitad de las piezas que lleven para exponer entre el público. Eso se traduce en ganancias personales. «Si llevo 60 productos a un evento y vendo al menos la mitad, entendiendo que cada pieza está valorada en $10, puedo recuperar al menos un 30% de la inversión inicial que se hizo. Siempre habrá alguna ganancia, pero al final lo hacemos, seré enfático en esto, por la visibilidad y el impulso del oficio».

«Nosotros también, como ceramistas, somos Venezuela», dice Misael Carpio | Foto Jesús Navas

Otra forma de obtener ganancias es trabajar con clientes como cafeterías o restaurantes –aunque no abunden– que solicitan piezas en mayor cantidad como factor diferenciador en sus espacios. «Yo trabajo mucho con manchas, trazos contemporáneos muy coloridos, y seres mitológicos. A veces me llaman para pedirme juegos de tazas o platos. Todo depende, pero siempre hay movimiento o interés, por lo único del resultado», señaló Carpio, quien se inspira en Cabruta, lugar donde nació a orillas del río Orinoco, en el estado Guárico, para crear sus piezas. «Soy amante de los textiles; lo combino todo, por eso me defino como multidisciplinario. Además de alfarero trabajo con otros recursos», señaló.

El Muc, más allá de los eventos

Para Misael Carpio, este movimiento es progreso, hermandad, familia, aprendizaje y logros. Es rescate, amor y pasión. «No solo es el dinero, aunque sea fundamental, pero aquí lo loable es que trabajamos al unísono por el país. Le damos valor a sus raíces y honramos el trabajo que hacemos con nuestras manos. Necesitamos que el venezolano conozca esto y lo recuerde», acotó, dando sus toques finales al cuenco que, finalmente, surgió a la perfección después de 30 minutos de conversación.

“Somos gente que moldea para vivir, que crea para darle sentido a su imaginación; que siente a través de la arcilla y que nadie conoce. Somos ‘tierra’ y también somos Venezuela”

Movimiento
Foto Jesús Navas

Para más información sobre Movimiento Urbano de Cerámica de Caracas, ingresar a sus redes sociales: Instagram.


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