El gobierno de Venezuela, en un proceso de apertura y flexibilización económica, autorizó a los casinos y bingos para a operar en el país, diez años después, pero expertos consideran que esa medida no incidirá significativamente en la economía de la nación.
El economista venezolano Manuel Sutherland explicó a Efe que Nicolás Maduro tomó esa medida contrariando la que planteó su antecesor Hugo Chávez (1999-2013), hace diez años, «porque está en un proceso de apertura para, de alguna manera, recuperar la economía, aunque de una forma muy precaria, muy improvisada».
Chávez ordenó la clausura de esas casas de juego por considerarlas, entre otras cosas, un «lugares de perdición», pero ahora Maduro dio la autorización a 30 casinos para que operen en el país, al verlos como un salvavidas económico, una visión que dista mucho de la de su mentor.
Pero, contra lo que muchos opinan, el economista Leonardo Buniak dijo a Efe que la decisión de Maduro no significa necesariamente que esté en contra de Chávez.
«Para Maduro es necesario y es importante abrir los casinos por, entre otras cosas, la posibilidad de dinamización de ciertas actividades económicas», puntualizó Buniak, quien sostuvo que el dirigente oficialista está dando pasos de «apertura acelerada» para tratar de reanimar la economía «y cree que esa es una manera de hacerlo».
Un impacto positivo
Los expertos coinciden en que la apertura de casinos no es negativa, pero, según Sutherland, ese tipo de medidas son iniciativas del sector privado y no del Ejecutivo, que se limita a autorizar las aperturas.
«El gobierno no va a invertir ni un dólar en el casino ni va a comprar infraestructuras, entonces no hay un desvío de recursos de una zona a otra», apuntó.
Recalcó, además, que no tendrá un impacto significativo en el producto interno bruto (PIB) del país, aunque puede ayudar a recuperar los empleos que se perdieron hace diez años y en la recaudación de impuestos a escala municipal.
«Sobre todo en el interior del país, la actividad del casino (…) pudiera generar algunos impuestos sobre todo para esos municipios, para pintar alguna acera, remodelar alguna cosa o plantar algún árbol», indicó.
Por su parte, Buniak afirmó que con esa iniciativa se podrán generar unos 12.000 empleos directos, beneficiando a igual número de familias.
«No va a tener un impacto en el empleo en Venezuela, pero va a generar trabajos y eso es positivo», añadió.
El economista apuntó que, a escala internacional, los casinos son un negocio que genera altas riquezas por las que pagan grandes impuestos que luego son devueltos a la sociedad en forma de servicios públicos.
Además existe la responsabilidad social, donde esos casinos tienen la obligación de mantener escuelas, hospitales e infraestructura.
«La pregunta es si estos casinos venezolanos van a tener responsabilidad social para devolver a la sociedad, a las ciudades donde van a operar, parte de las riquezas que van a generar», manifestó.
No bastan los casinos
En enero del año pasado, cuando Maduro anunció la apertura de un casino internacional en el remodelado hotel Humboldt, en la cima del cerro El Ávila, en Caracas, dijo que los recursos recaudados serían invertidos en diversas áreas del Estado, como en la salud y la educación.
Sin embargo, Sutherland dijo que ese tipo de negocios es difícil de fiscalizar porque uno puede «llegar y comprar cinco millones de fichas en efectivo y no pasa por la contabilidad, o hacer transferencias vía Zelle o cualquier cosa que elude de alguna manera el tributo; entonces es muy difícil que eso verdaderamente genere algún impuesto importante».
Para Buniak, la apertura de casinos no incidirá tampoco en el turismo nacional e internacional, porque solo una pequeña proporción de las personas viaja por los casinos.
«El turista busca servicios básicos, infraestructura. A nivel de infraestructura turística el país sufre grandes debilidades, entre otras cosas porque no hay agua, luz eléctrica ni gasolina», recalcó.
Se necesitan de grandes cambios
En opinión de Sutherland, la industria es el sector que puede verdaderamente impulsar la economía del país, pero «actualmente no se están haciendo inversiones en esa área porque persiste la inseguridad jurídica y política».
Ratificó que en Venezuela se necesitan medidas económicas «muy grandes y radicales» para que vuelva a crecer.
«Hay que buscar un plan de estabilización macroeconómica, un plan de ajustes, un préstamo internacional, hay que cambiar muchísimas cosas en Venezuela y evidentemente el casino es una gota en un océano de cambios que se necesitan y cambios que todavía no llegan», puntualizó.