El despelote, los flashes cegadores y los gritos creaban un ambiente digno de la llegada de un importante mandatario o una estrella de cine. Sin embargo, José Altuve está muy alejado de ambos papeles. El bullicio era por él; un pelotero pero no uno cualquiera. Llegó al Centro Empresarial Polar después, de haber aterrizado ayer en Venezuela, como el dueño de tres títulos de bateo de la Liga Americana, cuatro campañas consecutivas de 200 o más hits y la candidatura del Más Valioso del nuevo circuito.
Si bien la Serie Mundial que ganó con los Astros de Houston fue lo que le hizo soltar al camarero la frase: “este es el mejor año de mi vida”, fue la gran temporada individual lo que le dio su tercer Luis Aparicio, el galardón avalado por las Grandes Ligas que reconoce al mejor pelotero venezolano en el nivel.
Altuve tuvo que utilizar sus dos manos en la premiación pues, aunque no son estatuillas grandes, aprovechó para recoger la distinción del año anterior. “No pude venir el año pasado por el nacimiento de mi hija y por eso me disculpo”, dijo en medio de la ceremonia, mientras era acompañado por Aparicio, el único nativo con un nicho en el Salón de la Fama de Cooperstown, y por Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar. “Es un honor estar aquí y recibir un premio tan importante. Es difícil ganarlo por la cantidad de talento que tenemos los venezolanos en las mayores”.
Su reciente título de bateo fue logrado por una average de .346. Además pegó 24 jonrones, impulsó 81 carreras, dio 204 hits y su OPS (sumatoria de embasado y slugging) fue de .957. Esas son las razones que le dan la candidatura para Más Valioso de la Americana, una popularidad que comparte con Aaron Judge, jardinero de los Yanquis de Nueva York que implantó el récord de más jonrones para un novato en las mayores con 52. “Judge es una gran persona, me cae muy bien”, comentó Altuve. “Sus números son muy buenos y si gana el MVP lo tendría bien merecido”.
El astro, durante toda la campaña, habló de su equipo. Pocas veces hizo referencia a sí mismo, ni siquiera cuando las preguntas eran personales. Su léxico estaba en plural. “Es que yo juego para un equipo de beisbol, si yo jugara tenis hablara de mí”, explicó. Pero la campaña ya terminó… ¿Ha caído en cuenta la magnitud de su año?
“Creo que todavía trato de procesar lo que he vivido. Sé que hice lo más importante para cualquier pelotero: jugar una Serie Mundial. Pude vivir lo que es un séptimo juego y ganarlo”, comentó. “He tratado de disfrutar todo esto, ni siquiera he tenido el tiempo para saber cómo estaremos el próximo año, soy un tipo que le gusta vivir el presente”.
¿Cómo es un día de Altuve?
Aunque el talento que posee José Altuve es evidente, como todo pelotero depende de una rutina. Su preparación antes de cada juego es sagrada para él y poco se sabe de ella. “Es interesante esa rutina. Trato de llegar temprano a cada estadio. Luego me pongo en un salón, enciendo una computadora con un programa y veo cuáles son mis números contra el pitcher que debo enfrentar y algunos videos. Me gusta hacerlo, pero no mucho, solo 20 minutos. Hay otros que lo hacen más que yo. Después de eso a trabajar en la jaula de bateo y concentrarme en el presente. Esa es la clave”, explicó para después decir que el lanzador más difícil que ha enfrentado es el venezolano Félix Hernández.