No estoy aquí para hacer de mascota». Ya se sabe qué es lo que no quiere hacer Zlatan Ibrahimovic en el AC Milan, pero la edad del delantero sueco y sus dos últimas temporadas en Estados Unidos dejan plantear dudas sobre su capacidad de levantar a un equipo en plena crisis.
«Espero a todo el mundo en San Siro para haceros saltar como antes», declaró en su presentación. «Ya no tengo 28 años, pero en lugar de correr, aún puedo disparar desde 40 metros». Como estaba previsto, la primera conferencia de prensa de Zlatan el viernes fue una muestra más de la confianza que el sueco tiene en sí mismo.
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Ninguno de sus compañeros podría hablar de sea manera sin caer en el ridículo y esa es, precisamente, una de las razones que llevaron a los dirigentes milanistas a recuperar a Ibra, tras una primera exitosa etapa como ‘rossonero’ entre 2010 y 2012.
El sueco está en Milán para aportar carácter y personalidad a un equipo que carece de ello y que se arrastra por la Serie A, ocupando actualmente la 11ª posición antes de recibir a la Sampdoria el lunes en la 18ª jornada del campeonato italiano.
Esta parte de la misión, Zlatan la cumplirá seguro, que aportará también su instinto goleador, intacto, a una delantera estéril que apenas ha marcado 16 goles en los primeros 17 partidos del campeonato.
Pero, ¿y el resto? Tras su grave lesión de rodilla en 2017 cuando jugaba con el Manchester United y dos temporadas en la limitada MLS norteamericana, ¿estará Ibra en condiciones físicas a sus 38 años de tener un impacto en la Serie A?
– Equipo debilitado –
El exjugador de París SG, Juventus y Barcelona entre otros, ya dejó claro lo que piensa del campeonato estadounidense: «La MLS no tiene en nivel de Europa. Soy como un Ferrari en medio de Fiats», explicó el sueco, que añadió poco antes de finalizar su contrato en Los Angeles que una vez él fuera del campeonato norteamericano «todo el mundo olvidará la MLS».
En Italia, el escandinavo volverá a encontrarse con defensas que, técnica y tácticamente, están en un planeta diferente a los de la MLS y que tendrán muchas más armas para hacerle pagar su edad. Pero Stefano Pioli, su entrenador en el Milan, no parece inquieto.
«Sabe hacerlo todo. Puede marcar, asistir a sus compañeros, sabe desplazarse en el área y sabrá ser el punto de referencia de todo el juego ofensivo», ha asegurado en una entrevista en Il Corriere della Sera.
El equipo lo necesitará, porque si Ibra no es el mismo, el Milan tampoco. El club que abandonó en 2012 era aquel que tenía estrellas como Gattuso, Inzaghi, Pato, Zambrotta, Seedorf o Thiago Silva. El de ahora es una escuadra debilitada, quizás la más débil en la que haya jugado nunca Ibrahimovic, exceptuando el Malmö en el que debutó como profesional.
– Espaldas anchas –
El club, en todo caso, espera mucho del regreso de Zlatan, al igual que los hinchas, que el lunes llenarán San Siro con la esperanza de ver el debut de su ídolo frente a la Sampdoria.
El fichaje de Ibrahimovic ha permitido también a la dirección del club hacer olvidad por un tiempo la errática política de contrataciones, tanto de entrenadores (Inzaghi, Seedorf, Mihajlovic, Gattuso, Giampaolo, Brocchi, Montella…) como de jugadores (Bonucci, Piatek, Higuaín, Calhanoglu, Rodriguez, Leao…).
En la presentación de Ibrahimovic, Zvonimir Boban, directivo del club desde junio de 2019, advirtió no obstante que la llegada del sueco no pone fin a todos los problemas.
«No querría que olvidáramos Bérgamo y esa horrible e inaceptable derrota (5-0 contra el Atalanta, justo antes de la tregua navideña). No nos debemos esconder detrás de las espaldas anchas de Zlatan, dijo el croata.
Ibrahimovic jugará con el número 21 a la espalda, el mismo número que los puntos que separan al AC Milan de los dos líderes del campeonato, Inter y Juventus.