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Graduando 381

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No existe mucha diferencia en obtener un título en una universidad y convertirse en un grandeliga. El ritual es prácticamente el mismo. Hay más semejanzas si el poseedor de la toga y el birrete es un lanzador.

Primero dicen el nombre del graduando por grandes cornetas. La gente aplaude, y si en la muchedumbre hay familiares tenga por seguro que habrá más escándalo. Se sube al montículo como si se escalara a una tarima. Y para consumar la experiencia, el manager le pone la bola en las manos al debutante de una forma muy parecida a la que los rectores entregan los diplomas.

El serpentinero zuliano Yonny Chirinos, de 24 años de edad, recibió ayer su licenciatura como ligamayorista, en el Tropicana Field. Vivió cada uno de los pasos del acto de grado y no manchó su momento con una aparatosa y bochornosa caída. Recibió una ovación por la elegancia con la que se bajó del montículo.

Trabajó limpiamente cuatro innings para mantener vivas las esperanzas de los Rays de Tampa Bay. Solo aceptó un imparable, firmó una base por bolas y ponchó a tres de los adversarios que enfrentó. Aun así no pudo llevarse la victoria, aunque tampoco fue el responsable de la derrota 2 a 1 ante los Medias Rojas de Boston. Quien sí tuvo que cargar con el revés fue el también venezolano José Alvarado.

Chirinos es el segundo graduado de la incipiente promoción de 2018. El primero en recibir el diploma fue el jardinero Carlos Tocci, quien cumplió con las formalidades al ser incluido en el lineup del sábado de los Rangers de Texas, en Arlington.

Ambos, desde ahora, forman parte de una cofradía muy pequeña: la de los criollos que han jugado en la gran carpa. Chirinos es el número 381, el último de una lista que comenzó Alejandro “Patón” Carrasquel en 1939.

La letanía incluye Aurelio Monteagudo y Felipe Paulino, quienes nacieron en Cuba y República Dominicana, respectivamente, pero se nacionalizaron venezolanos. También a Josh Barfield que vio la luz en Barquisimeto el 17 de diciembre de 1982, mientras que su padre, Jesse Barfield, reforzaba a los Cardenales de Lara. Danny Farquhar es otro nombre apuntado, pues aunque habla muy poco el castellano y nunca ha vivido en Venezuela, tiene derecho a la nacionalidad por su madre venezolana.

Daniel Andrés, como es su nombre de pila, jugó con los Cardenales en la campaña 2012-2013 de la LVBP y lo hizo como un criollo más. De hecho, es reserva del club crepuscular y todavía está en las Mayores, con los Medias Blancas de Chicago.

Los 56 envíos de Chirinos, de los cuáles 38 cayeron en strike, fueron recibidos por el experimentado receptor Wilson Ramos que se fue de 3-1, con una base por bola y un ponche.


Eduardo Escobar sacó el primero

Paul Molitor, manager de los Mellizos de Minnesota, le dio el sábado libre a Eduardo Escobar. Quería que el infielder se relajara después de dos juegos difíciles con el bate y puso en el campocorto a Ehire Adrianza. La medida dio resultado. El aragüeño volvió a la alineación de los gemelos con el bate encendido. Pegó su primer cuadrangular de la temporada. Se la sacó a Kevin Gausman, abridor de los Orioles de Baltimore, y contribuyó con la victoria de Minnesota 7 a 0. Escobar terminó el día con dos hits en cuatro turnos, dos carreras anotadas y otro par de impulsadas. Además tuvo buenas intervenciones en el campocorto. En el laurel de los Piratas de Pittsburg sobre los Tigres de Detroit, 1 a 0, en el primer juego del día entre ambos, el torpedero Dixon Machado dio un imparable en tres turnos. Y Felipe Rivero se apuntó su primer rescate al ponchar a los tres bateadores que enfrentó.