La Vinotinto volvió a dejar «muchas tareas pendientes» al fin de otra eliminatoria sudamericana y mantiene el rótulo de ser la única selección de la Conmebol que no ha logrado asistir a una cita mundialista; aunque sonríe de cara al futuro gracias a la irrupción de jóvenes promesas.
«Todo lo que viene va a ser mucho mejor, pero nos quedan muchas tareas pendientes», reconoció el seleccionador Rafael Dudamel en un vídeo que divulgó el martes la Federación Venezolana de Fútbol (FVF).
A los venezolanos les pesó sobremanera la inestabilidad de su zaga, que permitió 35 dianas -la segunda máxima cantidad de la eliminatoria- antes de consolidar a Mikel Villanueva y John Chancellor como su pareja de centrales. Con ellos en la defensa, el equipo de Dudamel consiguió empates ante Colombia, Argentina y Uruguay, con apenas un gol permitido -en propia puerta- en más de 270 minutos de juego.
Pero si la defensa falló, y solo pudo encontrar estabilidad en la recta final del premundial, la ofensiva venezolana tampoco estuvo efectiva de cara al arco.
La carta de gol de Venezuela es el ariete del West Bromwich Albion de la Liga Premier inglesa, Salomón Rondón, pero este apenas colaboró con un tanto para la causa de su país. El vacío lo llenó el atacante Josef Martínez, quien anotó 5 veces y se convirtió en el artillero de los venezolanos.
La decepcionante actuación general dejó a la Vinotinto como la peor selección de la Conmebol y sola en el foso de la tabla por primera vez desde el premundial rumbo a Francia 1998, con solo 12 unidades, producto de dos triunfos, seis empates y 10 derrotas. Con todo, Venezuela cierra con buena nota una eliminatoria en la que quedó descartada muy temprano, tras vencer a domicilio en la última jornada a Paraguay por 0-1 y con el cada vez más valioso concurso de jugadores menores de 21 años.
La Vinotinto «dejará de ser la Cenicienta a la que se sacan tres puntos», prometió Dudamel al término del partido contra los Guaraníes, en el que vieron minutos hasta 6 de los juveniles que ilusionaron a la nación petrolera en el último Mundial sub 20, del cual disputaron la final.
«Venezuela tuvo el lujo de ir ensayando para la próxima eliminatoria (…) y los juveniles no han desentonado», señaló el timonel.
Ahora, la Vinotinto tiene cuatro años para levantar su nuevo proyecto, que requiere «cosas diferentes para pretender competir» y transformar en inexpugnable su casa, como ocurrió en los encuentros ante Colombia y Uruguay. Eso es lo que necesitan los vinotintos para ser «protagonistas» del ámbito sudamericano y mundial, dijo al respecto el presidente de la FVF, Laureano González.
Sin embargo, recordó que su país es «de crecimiento lento en el fútbol», pese a las recientes alegrías que han reportado las categorías inferiores.
A pesar del claro fracaso que significa no clasificarse al mundial, la Vinotinto renovó en el tramo final de las eliminatorias la fe de sus hinchas. Unos que se han convencido de que 14 fracasos consecutivos ya parecen muchos.