Tenía apenas 49 años cuando el 20 de enero de 1983, en Río de Janeiro, su “imperfecto” cuerpo dijo no más de tanta vida vivida al límite, como cuando desparramaba rivales en el Maracaná o donde fuera.
La muerte lo frenó en seco, pero a la vejez sí que le hizo una endiablada gambeta Mané dos Santos Garrincha. La deformación física con la que nació en una familia de 15 hermanos el 28 de octubre de 1933 en Magé (estado de Río de Janeiro) poco presagiaba un destino favorable, con la pierna derecha seis centímetros más corta que la izquierda y ambas flexionadas.
Mané llegó a la Copa del Mundo de Suecia’58, y allí encontraría a su alma gemela en el fútbol: un joven de 17 años llamado Edson Arantes do Nascimento Pelé. Cuatro años después, en Chile’62, Garrincha brilló más que su hermano de Três Corações.
Mientras el «atlético» y bien parecido 10 estuvo lesionado gran parte del torneo, el ídolo del Botafogo fue el pilar en el que basó su equipo Aymore Moreira para ganar su segundo mundial consecutivo. Fue el mejor jugador de ese mundial.
Última apelación
El sancionado jugador y capitán de Perú, Paolo Guerrero, presentó una apelación ante el Tribunal Federal de Suiza para revertir el castigo del TAS, que lo dejó fuera del Mundial .