El país más grande del mundo.

¿Tomar el tren de las 2:00 pm cuando es de noche fuera? La situación es posible en Rusia porque los horarios de todas las estaciones siguen la hora de Moscú, ignorando los once husos horarios que tiene el país más grande del mundo, que se extiende desde el mar Báltico al Océano Pacífico, en 17 millones de kilómetros cuadrados.

Herederos de los zares y de la URSS.

En la Plaza Roja, el lugar turístico más visitado de Moscú, las iglesias de la época zarista comparten espacio con las estrellas rojas del Kremlin y con la momia de Lenin, que descansa en su mausoleo, como símbolo de la herencia muy diversa de la Rusia actual. La memoria nacional, difícil y trágica, sigue siendo una cuestión abierta en Rusia, donde las autoridades no terminan de elegir entre los valores conservadores y tradicionales heredados del Imperio Zarista y los cambios sociales aportados por la difunta Unión Soviética (URSS). Fruto de esa doble vertiente histórica, el presidente Vladimir Putin está a los mandos de Rusia desde hace más de 18 años y seguirá estándolo, con un mandato actual que dura hasta 2024.

Embargo alimentario.

En Rusia es imposible seguir un partido de fútbol con un pedazo de paté francés o de queso cheddar británico: desde agosto de 2014, el país ha instaurado un embargo sobre la mayoría de productos alimentarios europeos, como respuesta a las sanciones occidentales decretadas en su contra. Después de haber tenido algunos problemas de suministro, las grandes distribuidoras rusas buscaron nuevos socios y, sobre todo, el país reforzó su propia producción: en la mesa de los restaurantes moscovitas, las ostras de Kamchatka (península de Extremo Oriente) han sustituido a las ostras francesas. La calidad de los alimentos se ha hundido en algunos casos y se han sucedido varios escándalos sanitarios.

El hockey como deporte rey.

El hockey sobre hielo es el deporte rey de Rusia, donde los inviernos, muy largos y duros, transforman los estanques en pistas de patinaje. Los niños rusos crecen admirando a estrellas del hockey, como Ilya Kovalchuk y Pavel Datsyuk, o al legendario atacante soviético Valeri Kharlamov. Gran aficionado a este deporte, Vladimir Putin participa cada año en un partido de hockey con estrellas de la disciplina. En los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang-2018, la selección rusa de hockey sobre hielo ganó el oro, por primera vez desde 1992, aunque competía con bandera olímpica por la suspensión que pesaba sobre su país. Por contra, la selección rusa de fútbol está en un momento de gran debilidad. Sin estrellas, aborda este Mundial en casa con más dudas que motivos para la confianza, después de multiplicar los malos partidos en los últimos meses, e incluso superar la primera fase es algo que parece en serio riesgo, en un grupo donde también está el Uruguay de Luis Suárez, el Egipto de Mohamed Salah y Arabia Saudita.

Un internet con bloqueos.

Los turistas extranjeros podrían sorprenderse al comprobar que no tienen acceso en Rusia a la plataforma de vídeos Dailymotion a la red social LinkedIn. Para los rusos, los bloqueos arbitrarios de páginas web a petición de la justicia se ha convertido en algo habitual. Las autoridades reforzaron en los últimos años su vigilancia del internet ruso, apelando a la lucha contra el extremismo y el terrorismo, aunque otras voces denuncian que hay una intención de dominar el debate político y dejar sin voz a los críticos. La última gran víctima de esa política on line es el sistema de mensajes Telegram, cuyo bloqueo fue decretado después de un rechazo a suministrar a los servicios de seguridad la manera de leer los mensajes de los usuarios. La aplicación de ese bloqueo es, sin embargo, muy aleatoria.


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