El año 2018 del Juventus fue un año marcado por el portugués Cristiano Ronaldo, en las buenas, con su histórico fichaje por el conjunto turinés en julio, y en las malas, debido a que antes de vestir la camiseta del campeón de Italia, el luso fue verdugo de los turineses en la Liga de Campeones.
El que hasta el verano era una auténtica pesadilla para el Juventus, al haberle negado dos veces a base de golazos, la gloria europea, se convirtió en el flamante líder de unos «bianconeri» que protagonizaron una primera parte de temporada de récord.
La llegada de Cristiano marcó un antes y un después en el equipo del técnico Massimiliano Allegri, que declaró abiertamente que la Copa de Europa es ahora un trofeo para el que los turineses están entre los favoritos, y ya no solo son una posible sorpresa.
En este 2018, las historias de Cristiano y del Juventus se cruzaron por primera vez en abril, en la eliminatoria de cuartos de final de la Liga de Campeones: fueron dos de los partidos más simbólicos de la campaña, ambos con Cristiano como protagonista.
La ida, disputada en el Allianz Stadium, terminó 3-0 a favor del Madrid y se quedó en la historia por el golazo de chilena que CR7 anotó al portero Gianluigi Buffon y por la ovación que le dedicó la hinchada turinesa.
Cristiano, que ya había firmado el 1-0, anotó su doblete al impactar el balón a más de dos metros de altura para fulminar a Buffon. El silencio se apoderó del coliseo turinés, hasta que poco a poco los aficionados «bianconeri» empezaran a aplaudir al portugués.
Si Cristiano lleva hoy la camiseta del Juventus, parte del mérito fue de esa reacción, tal y como lo reconoció el portugués en julio durante su acto de presentación como jugador de la «Vecchia Signora».
Sin embargo, esa chilena no fue el gol más doloroso que Cristiano le endosó a la Juventus en esa eliminatoria. De hecho, luego de perder 0-3 la ida en Turín, el equipo de Allegri rozó una remontada épica en el Bernabéu, al llegar al último minuto por delante 3-0 y soñando con la prórroga.
Allí el Madrid consiguió un penalti por falta del marroquí Medhi Benatia al español Lucas Vázquez y de nuevo Cristiano se convirtió en la pesadilla de los turineses: envió el balón a la escuadra desde los once metros y le dio el pase a un conjunto madridista que se coronaría campeón de Europa en Kiev por decimotercera vez y por tercera seguida.
CR7 , que ya le había endosado un doblete al Juventus en la final europea de Cardiff 2017, seguía siendo un tabú para los turineses, que veían como sus esfuerzos por levantar la «Orejona» seguían estrellándose contra el cinco veces Balón de Oro.
Una situación que cambió radicalmente en junio, cuando la directiva del Juventus decidió lanzarse en una operación de mercado millonaria: aprovechó la voluntad de Cristiano de lanzarse hacia un nuevo reto y se lo arrebató al Madrid por 112 millones de euros, con un contrato de cuatro años por 31 millones netos por campaña.
El 16 de julio, en el calor veraniego de Turín, miles de aficionados se reunieron en las afueras del Allianz Stadium para recibir al luso, el fichaje más costoso de la historia del fútbol italiano (unos 22 millones de euros más que el argentino Gonzalo Higuaín, del Nápoles al Juventus en 2016).
Cristiano aceptó el nuevo desafío y le bastaron pocas semanas para demostrar su capacidad de adaptarse a los ritmos y a la táctica del fútbol italiano, mucho más defensiva con respecto a la Liga española.
Once goles y cinco asistencias, con 16 victorias y un empate en 167 partidos, han sido la tarjeta de presentación de un Cristiano que ya está perfectamente integrado en la plantilla turinesa y que la está guiando hacia la consecución de su octavo título liguero consecutivo.
Así, un 2018 que empezó con Cristiano como enemigo número uno se cierra de la manera más dulce para el Juventus, que confía en que la presencia del luso en su plantilla pueda acabar, 22 años después del último triunfo «bianconero», con la obsesión de la Copa de Europa.