El fracaso del Real Madrid en el estadio de Son Moix contra el recién ascendido Mallorca llevó al Barcelona al liderato de LaLiga Santander, al que emergió casi antes de lo previsto para llevar a la competencia al estado habitual de las últimas temporadas.
El Mallorca, al que le bastó con el entusiasmo, el orden y el acierto puntual con el gol tempranero de Lago Junior, devolvió al Real Madrid a la realidad. Su dominio en la clasificación era ficticio, propiciado más por los errores ajenos que por los méritos propios.
Zinedine Zidane, obligado por las lesiones y las urgencias del martes en la Liga de Campeones, recurrió al plan B que tiempo atrás le dio una Liga. Pero no resultó. La fiabilidad de aquel plantel que le llevó al último éxito en la competencia ya no existe. Y el Real Madrid fue sometido por un adversario con objetivos opuestos, pero que encontró argumentos suficientes para propinar la primera derrota blanca en el torneo.
Pudo ser en cualquier otro partido de los ocho disputados anteriormente, pero sufrió su primera derrota en Mallorca, en vísperas de su duelo a todo o nada en Estambul.
El Barcelona, por su parte, volvió a su estado natural. Atrás dejó el conjunto azulgrana el dubitativo arranque de curso con marcadores adversos en cada salida. Bastó recuperar a Leo Messi y a Luis Suárez para empezar a funcionar. La máquina está engrasada y sin nada especial.
El plantel de Ernesto Valverde sumó en Ipurúa su cuarta victoria seguida (0-3) y ya está en las alturas de la clasificación. En su hábitat. Eibar es una salida de donde, tradicionalmente, sale más que airoso el Barcelona, donde siempre gana.
En cuanto aflojó el empuje y entusiasmo del equipo de José Luis Mendilibar, el conjunto de Valverde empezó a manejar y a resolver. Fue suficiente la puntería del tridente que ahora forman Messi, Suárez y Antoine Griezmann, que abrió el marcador en la primera mitad.
Fue cuestión de tiempo la caída de los goles, que llegaron con la participación coral de la terna ofensiva. El segundo fue de Messi y el tercero de Suárez.
La distancia respecto a los azulgrana se agranda cada vez más para el Atlético Madrid, que sigue sin despejar las dudas en las que se ha sumido en las últimas semanas.
Tampoco pasó del empate en la visita al Wanda del Valencia, al que le bastó con un gran gol de falta directa de Dani Parejo en el tramo final. El tanto provocó otra frustración para los rojiblancos, que dieron una buena imagen al principio, que fue superior. Decayó después, en cuanto se vio con ventaja en el marcador gracias al penalti transformado por Diego Costa. Al final, en cuanto se quedó con diez por la lesión de Joao Félix se aferró al punto amarrado.
El empate (1-1) acrecienta las dudas del conjunto madrileño, que solo ha ganado uno de sus últimos seis encuentros de la Liga.