Egan Bernal ciclismo
Foto Archivo

Acostumbrado a caer y levantarse para pedalear hasta la cima del ciclismo mundial, el colombiano Egan Bernal se aferra a su historial de recuperaciones casi sobrehumanas para dejar atrás el accidente que casi le cuesta la vida.

«Quiero volver a mi mejor versión, tengo fe, no sé por qué creo que puedo hacerlo y creo que va a ser rápido», se alentó el escarabajo en una entrevista con la revista Semana, la primera tras dos semanas de hospitalización por 18 lesiones en la columna, pierna y mano.

A falta de un parte oficial de recuperación, la sentencia cae como reto personal para un deportista que desde muy joven lo consideran un fenómeno del ciclismo. 

Tras cinco cirugías, Bernal salió del hospital el 6 de febrero en una silla de ruedas. Pero ya pedalea y patea el balón de fútbol, en una recuperación que ilusiona.

«No sé si vaya estar a ese nivel de volver a ganar un Tour de Francia, pero quiero ser la mejor versión de Egan Bernal», ratificó convencido, aunque sin prometer una fecha para volver al ciclismo:

«No sé si rápido va a ser un año, diez años o seis meses o tres meses», explicó el único latinoamericano en ganar el Tour de Francia.

 Ave Fénix

El choque a 62 km/h contra la parte trasera de un autobús detenido, el pasado 24 de enero, no es el único que ha mandado al pavimento al corredor de 25 años.

El ciclista español Óscar Sevilla, compañero habitual de Bernal en los entrenamientos, trae a la memoria otros episodios:

En 2018 se cayó en la Clásica a San Sebastián y lo trasladaron a un hospital por un trauma facial.

«Pierde piezas dentales, se parte la cara prácticamente, los labios, y estaba inconsciente», rememora Sevilla en conversación con la AFP.

Un año después, durante un entrenamiento, se partió la clavícula. Estaba programado para participar en el Giro de Italia, pero «no pudo correrlo. Lo operaron en Andorra, viajó a Colombia a los 4-5 días y empezamos a entrenar. Nunca se quejó, yo lo vi pasar por carreteras destapadas y nunca lo vi lamentarse», recuerda.

Un mes y medio después, en contravía de los pronósticos, se convirtió en el único latinoamericano en ganar el Tour de Francia.

«Sana muy rápido, es un tipo que tiene una capacidad de recuperación muy acelerada», añade Sevilla.

Una molestia en la espalda le impidió defender la camiseta amarilla de la Grande Boucle al año siguiente. Pero en 2021, pese a sufrir dolores antes de empezar la carrera, Bernal conquistó el Giro de Italia.

 «Extraterrestre»

Ante el silencio del Ineos y el cuerpo médico que lo operó, Bernal reporta los avances en su recuperación a través de videos en redes sociales. Se le ha visto caminando lentamente, pedaleando una bicicleta estática y pateando un balón de fútbol.

Para el entrenador Luis Fernando Saldarriaga, su juventud «es una gran ventaja». «El sistema fisiológico, el sistema muscular están todavía con esa capacidad de aceptar este tipo de caídas», explica.

A diferencia de su excompañero británico Chris Froome, cuádruple campeón del Tour que se accidentó a los 35 años y no ha vuelto a ser protagonista de una carrera, Egan Bernal «todavía sabe que tiene muchos años de gloria en el ciclismo», agrega Saldarriaga.

«Los médicos estimaban que iba a estar 5-6 meses en silla de ruedas. Todo el mundo está sorprendido, parece un extraterrestre», suelta Sevilla. Tiene «una genética que pocos tienen».

En un mensaje a medios, la escuadra británica señaló que la recuperación «va bien» y Bernal «por el momento permanecerá en Colombia».

«No sabemos de verdad la naturaleza completa de sus heridas pero en todo caso hay que suponer que este año no compite, es que tiene que recuperarse 100%. Luego tiene que reconstruirse como hombre y como atleta», comenta Matt Rendell, autor de libros sobre ciclismo colombiano.

El escritor se animó a comparar su eventual regreso a las carreteras europeas con la historia del ciclista estadounidense Greg LeMond, quien compitió mientras tenía «pedazos de plomo de bala en su cuerpo» por un accidente de caza.

También con Niki Lauda «regresando a la Fórmula 1 después del accidente que le dejó con la cabeza quemada», le «faltaba una oreja y pedazos de la cara».

De volver con éxito, «sería su más grande triunfo», concluye Rendell.


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