No es común que José Altuve se ponche en todos los turnos de un encuentro que disputa como titular. De hecho, contando los entrenamientos primaverales, es algo que únicamente había sucedido una vez en su carrera como bigleaguer, hasta que este jueves se fue a las duchas con tres abanicados en sus tres viajes al home.
El manager A.J. Hinch ha dicho que no quiere apurar al camarero venezolano, que fue operado de la rodilla hace cuatro meses. Al poco tiempo de acción que le ha dado, por ese motivo, se une un lento inicio con el madero para el oriundo de Puerto Cabello, criado en Maracay.
Altuve todavía busca su primer hit en los juegos de exhibición. Este jueves falló en tres ocasiones y llegó a cinco viajes en blanco. En su estreno, el martes, quedó contento con el swing, aunque no ligó a tierra de nadie. Esta vez no pudo chocar la pelota.
“Es complicado cuando tienes que hacer rehabilitación, porque es un proceso lento y doloroso”, recordó el intermedista a través de LasMayores.com hace días, en referencia al proceso que siguió después de la cirugía. Pero también ha hecho énfasis en que ya se siente bien, libre de molestias y dispuesto a demostrarlo antes del Día Inaugural.
Altuve tiene en su carrera como grandeliga un total de ocho duelos con tres ponches recibidos, de acuerdo con el motor de búsqueda del sitio Baseball Reference. Pero solamente el 13 de junio de 2012 se marchó al clubhouse con un chocolate en cada una de sus idas al plato, como pasó esta vez. En aquella ocasión, Matt Cain estaba bordando el que resultaría el mejor compromiso de su vida y uno de los pocos juegos perfectos que se han lanzado en la MLB.