En el guion de la película sobre Caribes de Anzoátegui estaba bastante claro que sus bateadores iban a conectar imparables. Eso se cumplió anoche en el primer juego de la serie semifinal contra Leones del Caracas, en el Estadio Universitario. La directriz dejaba implícito el daño que causaría la ofensiva en el rival. Pero el libreto falló en ese aspecto. Los 12 hits de los aborígenes no fueron suficientes para amedrentar a los contrarios.
Los melenudos esquivaron los problemas. En dos ocasiones se escaparon de amenazas a casa llena. Sus lanzadores evitaron, a veces con maña y otras con velocidad, que el plato fuese pisado. Al final, los capitalinos celebraron el triunfo 4 a 3, resultado que los pone adelante (1-0) en las hostilidades entre ambos equipos, que ambicionan un puesto en la final.
La primera práctica de escapismo se escenificó en el inning inicial. El abridor Cory Riordan permitió cinco hits, pero solo le anotaron una carrera. Tres aborígenes quedaron anclados en las almohadillas. Por suerte para los avileños el receptor Ramón Cabrera igualó las acciones con un cuadrangular en el segundo pasaje contra Yeiper Castillo.
“Sabía que Castillo me iba a lanzar la recta cortada y salí agresivo. Cuando vi el pitcheo estaba preparado”, dijo el careta, que se fue de 4-3. “Siempre digo que el pitcheo es lo que nos va a dar la oportunidad de ganar. Tenemos que mejorar para el próximo partido, así como en Puerto La Cruz, y que las cosas se nos hagan más fáciles”.
Harry Houdini se habría sentido celoso del escape que realizó el relevista dominicano Robinson Leyer en el quinto episodio, cuando Leones estaba arriba en la pizarra 3 a 2. Entró con tres hombres en las bases y un out para enfrentarse con Tomás Telis y Willians Astudillo. A ambos los dominó con mansos elevados.
“Siempre estoy confiado de lo que hago, sé que puedo hacer el trabajo”, comentó el quisqueyano, ganador del juego, antes de detallar el duelo contra Astudillo, bateador que solo se ponchó 4 veces en 204 turnos en la ronda regular. “Es un bateador difícil, de verdad es muy bueno. Lo que hice fue atacarlo, lanzarle strikes y ser agresivo con la zona”.
En la parte baja del quinto capítulo la defensiva de Anzoátegui resbaló con dos pecados, aprovechados por los melenudos para obrar la carrera de la diferencia. Ni siquiera el jonrón solitario de Balbino Fuenmayor o la angustia del noveno acto, evitaron que Gregory Infante se apuntara el salvado.